jueves, 10 de noviembre de 2016

Nicaragua: Qué opinaría Carlos Fonseca

Jóvenes conmemorando el 40 aniversario del paso a la inmortalidad del Comandante Carlos Fonseca, 8 de noviembre de 2016. (Foto: CCC/César Pérez).




Nicaragua: Qué opinaría Carlos Fonseca
Por Jorge Capelán 

Gana Daniel Ortega. ¿Qué opinaría Carlos Fonseca de esto?” dice el analista Marcelo Colussi en una nota publicada recientemente. Colussi regurgita (mal digeridos) los argumentos de una corriente de ex-miembros del partido (Henry Ruiz, Mónica Baltodano...) cuyo espacio de influencia hoy en día se ha visto reducido a las páginas del diario La Pren-CIA de Managua más esporádicas entrevistas a bienintencionados pero muy mal informados medios de izquierda. Sobre esta corriente, denominada Movimiento por el Rescate del Sandinismo (y sobre sus primos de ultraderecha, el “Movimiento Renovador Sandinista”), hemos escrito extensamente en otros espacios. (Por ejemplo aquí, en las páginas 36-49 de esta publicación y aquí)

Interesante ejercicio de historia (contrafáctica, dirían algunos) el tratar de desentrañar lo que un referente de la talla del Comandante Carlos Fonseca opinaría de la Nicaragua de hoy; sin embargo, para que ese ejercicio sea productivo y trascienda la mera “indignación” (un fenómeno muy de moda hoy en día tanto a la izquierda como a la derecha) debe ser hecho con un mínimo de rigor. La indignación por sí misma no es revolucionaria, especialmente en estos tiempos Trump-ianos y LePen-nianos. Un ejemplo de ello son tantos personajes con reputación de voceros de ”izquierda” que, como se dice en America Latina, en su momento “pisaron el palito” y se lanzaron a defender ardorosamente a los terroristas de lo que hoy es el Estado Islámico en su lucha contra el “tirano” Gadaffi en Libia.



Ya van cinco años de horror en Libia y la mayoría de esos personajes no ha reconocido el tamaño de su desacierto ni se han hecho la autocrítica por haber sido utilizados como peones de la señora que anoche perdió la justa por la presidencia de los Estados Unidos. No esperamos que se la hagan, como tampoco esperamos que se la hagan aquellas figuras de “izquierda” que durante años alegre e irresponsablemente se han dejado utilizar y se han sumado al coro contra una de las experiencias revolucionarias más denostadas de Nuestra América: La Revolución Popular Sandinista de Nicaragua.

Carlos Fonseca fue asesinado combatiendo a la Guardia Somocista en Zinica, en 1976, un 8 de noviembre. El triunfo de la Revolución ocurrió casi tres años más tarde, en julio de 1979. Es sabido que no contemplaba un cercano colapso del bloque socialista, mucho menos de la URSS. Aunque conocía muy bien a Nicaragua y a las tretas, artimañas y atrocidades que históricamente los Estados Unidos y las potencias coloniales habían implementado contra este sufrido pueblo nicaragüense, y aunque conocía la experiencia de lucha del pueblo vietnamita y de los demás pueblos del tercer mundo, Carlos Fonseca no podía conocer acerca de la guerra de “baja” intensidad de Reagan en los años 80s.

Tampoco llegó a conocer el neoliberalismo. No lo conoció porque en su época hasta Somoza llegó a hacer inversiones sociales aunque éstas fueran de carácter precario y contrainsurgente. De hecho, si dirigentes de la clase trabajadora como Carlos y el Comandante Tomás Borge, salidos del pueblo humilde, pudieron llegar a jugar el papel que jugaron, es precisamente gracias a que accedieron, por primera vez en la historia de Nicaragua, a una secundaria pública por más mala que ésta fuera y por más que estuviera motivada por razones agroexportadoras y, como ya dijimos, contrainsurgentes.

En los años 60 y 70 del siglo pasado, el estudiantado de Nicaragua (tanto a nivel secundario como universitario) jugó un papel fundamental en mantener viva la llama de la lucha ingresando, primero a movimientos de masas, y luego a destacamentos guerrilleros en un proyecto que sólo ofrecía lejanos e inciertos amaneceres con ríos de leche y miel y a cambio una muy real probabilidad de perder la vida. Fue una generación de jóvenes de los sectores populares que por primera vez en la historia tuvo la oportunidad (aunque muy limitada, de mala calidad, condicionada por los valores reaccionarios imperantes, etcétera) de leer y de soñar con proyectos de vida que se extendiesen más allá de la mera sobrevivencia material. Si bien la sociedad de los medios de masas y su ideología consumista comenzaban a ser imperantes en aquellas décadas, ni de lejos habían alcanzado los niveles de las décadas posteriores.

Carlos Fonseca, aunque sabía que existían las computadoras, no podía ni soñar lo que vendría a ser la Internet ni este mundo de hoy en el que Nicaragua de la noche a la mañana se ha convertido en el país con mayor crecimiento de la telefonía celular en América Latina. Por más explotadoras e injustas que fueran las relaciones internacionales en la época de Carlos Fonseca, por más descarado que fuese el intervencionismo de los Estados Unidos, el fundador del Frente Sandinista tampoco conoció la globalización neoliberal y cómo ésta hoy en día ha reducido el margen de maniobra de los Estados Nacionales.

Claramente, el Comandante Carlos Fonseca, más allá de su carácter de visionario de la construcción nacional de Nicaragua, era un hombre del Siglo XX, no del Siglo XXI, un siglo en el que el poder político está mucho más desgastado que en los años 60 y 70 del siglo pasado, en el que el poder del mercado es mucho más fuerte que entonces, y en el que la subjetividad de las masas es muy, pero muy diferente.


EL EXPERIMENTO DEL PENSAMIENTO que propone el analista Colussi necesita ser detallado: Si una nave espaciotemporal el día de mañana depositase al Comandante Carlos Fonseca Amador en las calles de Managua y éste fuese rodeado por una batería de periodistas, no podría decir mucho de utilidad sobre un mundo y un país sobre los que desconoce muchos hechos relevantes. Debería tener acceso a todo lo que ha pasado en este país y en el mundo desde su muerte. Seguramente se sorprendería de muchas cosas, entre ellas la manera como se logró el triunfo contra la dictadura somocista. También es muy probable que se asombrase de las dificultades que implicaría la construcción del poder revolucionario en la década de los 80s, y seguramente también criticaría muchos de los errores cometidos. Por otro lado, también es seguro que anotaría muchos logros y aspectos positivos con los que jamás había soñado en sus años de lucha.

Seguramente también que se entristecería con la pérdida de las elecciones de 1990, pero no dejaría de tomar nota de cómo, igual que en aquellos años difíciles en los que un puñado de guerrilleros en el campo y la ciudad le hacía frente a la mayor maquinaria militar de Centro América, los que han estado escuchando y sintiendo esperanza por el Frente Sandinista han seguido siendo, como lo dijo Leonel Rugama: los cipotes que 'no nacen por hambre y que tienen hambre de nacer para morirse de hambre', la verdulera nalgona, la vieja asmática del canasto, la negra vende vigorón y la sombreruda vende baho, la lavandera con las manos blanquiscas de jabón, las vende gallo pinto, las sirvientas, las picheles, las rufianas, las putas, las hechiceras, seguidas de todos los taxistas, los carga-bultos de los mercados, los cobradores de los buses, los compradores de fierros viejos y, por supuesto, los campesinos, los trabajadores rurales, los trabajadores asalariados en el campo y la ciudad, etcétera, etcétera.


HACE UNOS DÍAS, EL ESCRITOR FAMOSO (es decir, famoso en las páginas del Diario El País de España) Sergio Ramírez Mercado, se reía de los candidatos opositores que participaron en las elecciones del domingo diciendo que nadie los conoce. Lo más trágico es que en realidad, él, Sergio Ramírez Mercado, es aún menos conocido que los políticos que señala en los mercados, en los barrios y en las comarcas de la Nicaragua de hoy. Ramírez en su crónica, al reírse de los candidatos de la oposición, en realidad se estaba riendo de la propia indigencia de los sectores con los que su partido el Movimiento de ”Renovación” Sandinista se ha aliado consistentemente para defender los privilegios politiqueros y microscópicamente minoritarios de su grupo y ONG’s afines.

Lo mismo vale para las fuentes “revolucionarias” que el analista Marcelo Colussi cita en su artículo, como el ex-general Hugo Torres, o la ex-comandante Mónica Baltodano. Nadie les quita el mérito por lo que hicieron en el pasado, pero nadie puede ignorar cómo han actuado luego. ¿Cuál es el pueblo que mueve esa gente? La redacción del diario ultraderechista La Prensa, los estudios del programa tóxico Confidencial (rutinario receptor de plata de la NED y la USAID), agasajos en embajadas u ONG’s occidentales, entrevistas a periodistas extranjeros...

¿Qué diría el Comandante Carlos Fonseca Amador sobre la Nicaragua y el Frente Sandinista del día de hoy conociendo cómo ha sido la historia nacional y mundial desde su partida a la eternidad?


NO VAMOS AQUÍ A PONER PALABRAS en boca de los muertos, pero sí podemos constatar algunas cosas a partir de la experiencia personal de círculos como los que cita Colussi (y de su falta de arraigo en los sectores populares de Nicaragua), del conocimiento personal (y de larga data) del hijo del fundador del FSLN, Carlos Fonseca Terán, vice-secretario de Relaciones Internacionales del Frente Sandinista, y de largas conversaciones con gente que luchó al lado de Fonseca, como el Comandante Guerrillero David Blanco. Carlos Fonseca era un hombre de gran refinamiento político. Conocía muy bien la historia de Nicaragua y fue capaz de oponerse a planes para ajusticiar al dictador en coyunturas en las que un acto de ese tipo, a causa de la debilidad del movimiento, no conduciría a un cambio revolucionario en el país y sería aprovechado por los sectores burgueses opuestos a la dictadura. Fonseca sabía muy bien que la lucha era “no para cambiar hombres en el poder sino para cambiar las estructuras”.

Otra cosa que podemos constatar, es que el Comandante Fonseca valoraría el desarrollo del Frente Sandinista y de Nicaragua a la luz del Programa Histórico de la organización escrito en 1969, no de una manera dogmática, ya que Carlos Fonseca era un marxista maduro y profundo que sabía que entre planteamiento y experiencia se debe dar un permanente diálogo, sino como una interrogación, tanto de aquellos objetivos como de estas prácticas. ¿Y qué plantea ese programa histórico?

  1. “Un gobierno revolucionario que liquidará la estructura reaccionaria originada por farsas electorales y golpes militares, el poder popular forjará una Nicaragua sin explotación, sin opresión, sin atraso, una patria libre, progresista e independiente”.
    De hecho, fue el triunfo de 1979 el que le permitió a Nicaragua tener elecciones limpias por primera vez en la historia, incluso cuando eso significó tener que entregar el gobierno en 1990. Además de eso, han sido los gobiernos sandinistas, o las presiones desde abajo de los movimientos populares sandinistas, los que han logrado impulsar medidas progresistas de participación popular como la obligación de representación de 50% de mujeres a todos los niveles – algo que era impensable aún en los tiempos del Comandante Carlos y que incluso es impensable hoy en la mayoría de los países del mundo.
  2. “Una Reforma Agraria Auténtica que en forma inmediata logre la redistribución masiva de la tierra, liquidando la usurpación latifundista en beneficio de los trabajadores (pequeños productores) que laboran la tierra”.
    Al 19 de julio de 1979, las propiedades de 500 manzanas o más (es decir, los latifundios) ocupaban el 50% de toda el área cultivable; hoy en día son el 18%, el resto de la tierra está en manos de pequeños y medianos campesinos, individuales o cooperativizados. Esta transformación es producto de la Revolución de los años 80 y de las luchas campesinas (compas, contras, recontras, revueltos, tomas de tierras...) que se dieron en los años 90s. Desde el año 2007 esas familias, más miles de familias en las ciudades, han recibido títulos de propiedad que les dan seguridad legal a los cambios realizados durante las últimas décadas. Hoy en día, 90% de la comida que se consume, el arroz, los frijoles, el maíz, la carne, los lácteos, son producidos en el país y no fuera de él. Que eche un vistazo Colussi al resto de América Latina y compruebe si éste no es un logro revolucionario. Pero hay más, la pequeña producción campesina, nucleada en torno a formas asociativas de producción, representa hoy en día el 97% del sector agrícola, según los últimos estudios econométricos.
  3. “Revolución en la Cultura y la Enseñanza”, sentar “las bases para el desarrollo de la cultura nacional, la enseñanza popular y la reforma universitaria.”
    En 1979, la tasa de analfabetismo era del 53%. Con la Cruzada de Alfabetización se redujo a poco más del 12% y luego la guerra Contra la elevó a más del 20% a fines de los 80s. Los gobiernos neoliberales no mejoraron esta situación y en 2005 el analfabetismo andaba por encima del 22%. Hoy en día se ha bajado al 7.5%, la segunda más baja de Centroamérica detrás de Costa Rica, con el 3%. En lo que respecta a la Educación Superior, el Frente Sandinista históricamente ha apoyado la conquista de un 6% del presupuesto para la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, defendiéndola de los intentos neoliberales por abolirla y fortaleciéndola desde el año 2007 a la fecha. Se han dado y se siguen dando becas a todos los niveles, se han formado a decenas de miles de profesionales de los sectores populares, desde abogados hasta médicos e ingenieros, gracias a las políticas sandinistas a lo largo de las décadas. Se ha impulsado la educación popular y técnica a los sectores trabajadores en el campo y la ciudad. En cuanto ha sido posible se han rescatado y se rescatan las raíces populares e indígenas de la cultura nacional... Siempre que han habido gobiernos sandinistas desde 1979 hasta la fecha se ha hecho lo posible por desarrollar este punto del programa.
  4. “Legislación laboral”, que liquide “las injusticias de las condiciones de vida y trabajo padecidos por la clase obrera bajo la brutal explotación en favor de la legislación laboral y Asistencial Social.”
    Desde 1979 a la fecha, con el Frente Sandinista en el gobierno, los sindicatos se han vuelto una parte sustancial de la vida cotidiana del país. Durante el período de resistencia y acumulación entre 1990 y 2006 se defendió activamente el derecho a la organización sindical. Tras el retorno del Frente Sandinista al poder en 2007 el número de sindicatos del país se multiplicó. Se avanzó en la unidad de la clase trabajadora con coordinaciones e iniciativas conjuntas de las diversas centrales sindicales. Se logró establecer un modelo de negociación de los convenios colectivos con las patronales y la mediación del Estado. En estos momentos se están tejiendo alianzas con los trabajadores del sector informal para que los campesinos directamente provean a los asalariados en las ciudades con bienes de consumo de la canasta básica a precios justos. Se ha avanzado en la sindicalización de la clase trabajadora y se han adoptado leyes cada vez más progresistas en el terreno laboral. ¿No es acaso eso cumplir con el programa histórico escrito por Carlos Fonseca?
  5. “Honestidad administrativa”.
    Una de las primeras medidas del Gobierno Sandinista al retornar al poder en el año 2007 fue fijar el salario máximo de los cargos públicos (ministros, directores de entes públicos) en los 3.000 dólares – una diferencia abismal, tanto con lo que fueron las administraciones neoliberales, como con lo que son los demás países del istmo centroamericano. Se han destituido ministros, incluso por meras sospechas de corrupción. Medios como La Prensa de Managua afirman muchas cosas, pero para comprobar el clima de estabilidad económica y social, así como de seguridad, basta cruzar la frontera desde Honduras. Si el sistema imperante en Nicaragua fuese esencialmente corrupto ¿Sería esto posible?
  6. “Reincorporación de la Costa Atlántica”
    Cumplida ya en los años 80, a través del Estatuto de Autonomía y hoy en día materializándose en lo económico. Nicaragua es una de las voces más respetadas a nivel de la ONU en materia de derechos de los pueblos indígenas. Durante la época de Somoza, las personas de la Costa Atlántica viviendo en el Occidente del país eran ciudadanos de segunda categoría, hoy van logrando estar cada vez mejor integrados social y económicamente, con políticas públicas que combaten la discriminación y divulgan la cultura y la realidad de la Costa Atlántica, incluso generalizando en todo el país el orgullo de ser plurinacional y pluricultural. Hoy en día, gracias al gobierno sandinista, existen carreteras, mejores aeropuertos y líneas de telecomunicaciones que la unen al resto del país. Y este es un logro alcanzado del año 2007 a esta parte.
  7. “Emancipación de la mujer”.
    Nicaragua es uno de los pocos países en el mundo en el que 50% de las candidaturas a todos los niveles deben ser ocupadas por mujeres. Tiene una de las legislaciones contra violencia machista más avanzadas de hoy en día. Las mujeres en Nicaragua son las principales proveedoras de ingresos a los hogares, un hecho que es potenciado por las políticas sandinistas de entregar medios de producción y créditos a las mujeres y no a los hombres en el marco de programas como el Hambre Cero y Usura Cero. Estos cambios en la estructura profunda de la sociedad le dan a las mujeres un poder del que nunca antes habían gozado en la historia.
  8. “Respeto a las creencias religiosas”
    Desde los tiempos de la lucha guerrillera, el reconocimiento de la religiosidad popular se ha ido profundizando a medida que lo ha hecho el contacto del Frente Sandinista con el mismo pueblo del que emerge, hasta llegar a la incorporación del Cristianismo a los pilares de la definición del modelo de sociedad propuesto por el Frente Sandinista: Si el pueblo es profundamente cristiano, es el deber de una organización revolucionaria el integrar este hecho a su proyecto. Paradójicamente, cierta izquierda “de pelo en pecho”, enrostra al FSLN su identificación cristiana cuando ésta se inscribe en su programa histórico. Claramente, reivindican una identidad revolucionaria que desconocen.
  9. “Política exterior independiente”
    Para “revolucionarios” como los que cita Colussi no basta con defender a Cuba en las duras y las maduras, con ser miembro del ALBA, con defender a Venezuela, con denunciar la ocupación de Palestina en todos los foros internacionales, con ser el aliado más firme del pueblo de Puerto Rico en su lucha anticolonial, con diversificar como nunca antes las relaciones internacionales del país, con tener buenas relaciones con Rusia, con haberse opuesto abiertamente a la intervención de la OTAN en Libia, con negarse a firmar el Tratado de París sobre el Cambio Climático porque no incluye una cláusula que obliga a los países del primer mundo a pagar la deuda ambiental que tienen con nuestros pueblos, con haber logrado instalar un Presidente de la Asamblea General de la ONU (el Padre Miguel D'Escoto) que promovió las posiciones más antiimperialistas, en fin... ¿Qué más quieren esos “revolucionarios”, especialmente tomando en cuenta que son ellos los primeros en extender su mano para recibir migajas del complejo de ONG’s euroestadounidenses?
  10. “Unidad Popular Centroamericana”
    Los dos partidos de izquierda más grandes de la región, el FSLN y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional tienen una alianza estratégica desde hace décadas. Lo mismo se puede decir de las organizaciones revolucionarias que existen y han existido en el istmo, tanto ayer como hoy. Pero además se tienen buenas relaciones con los movimientos que se han articulado en las últimas décadas, desde el Frente Amplio de Costa Rica hasta la Resistencia en Honduras, sin pasar por alto a los movimientos de izquierda y sociales de Panamá. La posición de Nicaragua sobre el Golpe de Estado en Honduras es bien conocida. En Managua se han realizado varios encuentros de los movimientos populares. ¿Qué más quieren?
  11. “Solidaridad entre los Pueblos” Pertenencia al ALBA, a PETROCARIBE, consecuencia en la cuestión palestina, condena a las intervenciones, miembro de la Comisión de Derecho Internacional de la ONU para defender posiciones antiimperialistas, miembro destacado de la Comisión de Descolonización de la ONU, presidencia del Foro Permanente de la ONU para Cuestiones Indígenas, en fin ¿Qué más quieren estos “revolucionarios de pelo en pecho”?
  12. “Ejército Patriótico Popular”
    Es remarcable que el analista Colussi empiece su artículo con una cita del ex-general Hugo Torres, uno de los cuadros del partido de extrema derecha “Movimiento Renovador Sandinista” del que fue diputado. Ese partido es el mismo que en febrero de este año visitó en Washington a Ileana-Ros Lehtinen, conocida como “la loba feroz” por sus posturas rabiosamente reaccionarias y proimperialistas, para apoyar la aprobación de la denominada “Ley Nica” que exige a Estados Unidos vetar todo préstamo a Nicaragua en los organismos internacionales. En realidad gente como Torres, desde hace tiempo han sido reclutados por la CIA para desvirtuar el carácter nacional y popular del Ejército de Nicaragua, una institución que tiene sus raíces en el Ejército Popular Sandinista y que es una de las más respetadas del país. Uno de los grandes méritos del Frente Sandinista desde 1990 hasta la fecha ha sido el de negarse a entregar las llaves de la institución armada a los Estados Unidos.
  13. “Veneración ante nuestros mártires”
    Hoy como ayer en Nicaragua se siguen celebrando las efemérides sandinistas a lo largo y ancho del país, y no son solo los viejos, sino especialmente los jóvenes quienes participan en esas actividades. La foto que acompaña este artículo, tomada el 8 de noviembre, ilustra este punto. Por otro lado, las fuentes “revolucionarias” que cita Colussi, no se caracterizan precisamente por su consistencia a la hora de rendir tributo a los caídos, a menos que no sea en algún concierto nostálgico rociado con abundante whisky en lugares exclusivos como la Ruta Maya de Managua.



EN RESUMEN, EL FRENTE SANDINISTA de Liberación Nacional ha sido fiel a su programa de 1969, obviamente que tomando en cuenta las especificidades de cada momento histórico. Hay otros aspectos muy importantes de la política sandinista que no estaban originalmente contemplados en ese programa histórico, como el tema ambiental y la diversidad de género.

No vamos a responder a la pregunta contrafáctica de qué diría el Comandante Carlos Fonseca sobre el Frente Sandinista hoy, porque incluso habría que ver si es verdaderamente relevante desde el punto de vista político. Por lo menos, se puede decir que se trata de una cuestión altamente especulativa.

Sin embargo, sí nos parece imprescindible poner en evidencia la superficialidad de planteamientos como los que repite Colussi tomados de fuentes de reconocida concupiscencia con (o funcionalidad a) intereses imperiales. Esto es muy negativo en términos políticos para las luchas de nuestros pueblos, ya que les impide conocer seriamente una de las experiencias revolucionarias más importantes de los últimos 100 años en Nuestra América: La Revolución Popular Sandinista de Nicaragua. No conocer esta experiencia a fondo equivale a seguir tropezando con piedras en el camino ya bastante avanzado el Siglo XXI.




viernes, 9 de agosto de 2013

¿Terrorismo? Por Marcelo Colussi



Marcelo Colussi
Desde hace ya unas décadas, hacia fines del siglo XX, fue estableciéndose como una táctica militar un tipo amplio y difuso de acciones al que se le ha dado el impreciso nombre de “terrorismo”. Quienes otorgan ese nombre tienen una idea determinada de lo que entienden por él; pero quienes lo reciben en realidad jamás se autodefinen como “terroristas”.


Desde hace ya unas décadas, hacia fines del siglo XX, fue estableciéndose como una táctica militar un tipo amplio y difuso de acciones al que se le ha dado el impreciso nombre de “terrorismo”. Quienes otorgan ese nombre tienen una idea determinada de lo que entienden por él; pero quienes lo reciben en realidad jamás se autodefinen como “terroristas”.



Así se expresa la Fundación sobre el peor genocidio,
a la par del colombiano, en América Latina


De hecho, el autor de estas líneas aparece mencionado en un listado de la Fundación contra el Terrorismo en la república de Guatemala, pudiendo afirmar que yo no me considero para nada un terrorista. ¿Lo seré sin saberlo? ¿En qué consiste exactamente ser un terrorista?

Si bien puede haber grandes diferencias entre los que así son designados, nadie que reciba ese mote se reconoce -mucho menos se ufana de ser- “señor del terror” sino, en todo caso, luchador social. Con lo que vemos que es muy difuso el término, equívoco, hasta incluso engañoso. En verdad ¿quién es “terrorista”? ¿Qué significa con precisión ser un “terrorista”?

Siendo estrictos, no hay una definición unívoca del término. En todo caso, puede advertirse desde el inicio que su nombre mismo ya presenta una carga negativa: evoca el terror. Un acto terrorista, por tanto, más que significado político -según la lógica con que usualmente se usa en Occidente- es sinónimo de “salvajismo”, comportando un mensaje ético, emotivo, más cercano a lo visceral que a la conceptualización racional. Carga que no tiene, por ejemplo, la llamada guerra convencional. Quien mata en guerra es un héroe. Ninguna bomba inteligente de alta tecnología es asesina, es terrorista, pero sí lo son, por ejemplo, quienes resisten a la ocupación estadounidense en Irak. O, según las nuevas leyes antiterroristas que vamos viendo por diversos países latinoamericanos, quienes se oponen a las industrias extractivas de capitales globales (minería, explotación petrolera o gasífera), o quienes simplemente alzan su voz como protesta por la carestía de la vida. ¿Tiene sentido eso, o se trata sólo de un discurso de dominación, un ejercicio de poder? En el Manual de Entrenamiento Militar de la Escuela de las Américas de Estados Unidos puede leerse como una sana recomendación para sus alumnos, por ejemplo: “aplicar torturas, chantaje, extorsión y pago de recompensa por enemigos muertos”. ¿Eso es guerra limpia o terrorismo? Más aún: ¿es posible que haya guerra limpia? El terrorismo, ¿en qué categoría entra?

Los organismos internacionales y la Comisión de Verdad consideran que más de 200.000
guatemaltecos fueron asesinados en la “Guerra Arrasada” entre el 1961-1996 en Guatemala.

Pero entonces, en definitiva: ¿qué es el terrorismo? ¿Hay alguna definición seria al respecto? De hecho se han aportado varias, pero los mismos ideólogos que debaten sobre sus propiedades no terminan de encontrar una versión convincente. El Departamento de Estado de los Estados Unidos de América en uno de sus Informes anuales sobre “Tendencias del Terrorismo Mundial”, antes de definirlo siquiera comienza diciendo que “la maldad del terrorismo siguió azotando al mundo este año, desde Bali hasta Grozny y hasta Mombasa. Al mismo tiempo, se libró intensamente la guerra mundial contra la amenaza terrorista en todas las regiones, con resultados alentadores”, con lo que, ante todo, se parte de una valoración: el terrorismo es intrínsecamente “malo”. Acto seguido lo caracteriza diciendo que “se constituye, tanto en el ámbito interno como en el mundial, en una vía abierta a todo acto violento, degradante e intimidatorio, y aplicado sin reserva o preocupación moral alguna”.

El ex presidente George Bush declaró durante su mandato que “no se cansará, no titubeará y no fracasará en la lucha por la seguridad del pueblo estadounidense y por un mundo libre del terrorismo. Seguiremos sometiendo a nuestros enemigos a la justicia o les llevaremos la justicia a ellos”. Claro que esa justicia puede ser la invasión militar, obviamente, pasando por sobre el derecho internacional y las resoluciones de la ONU. En nombre de la lucha contra este declarado “flagelo”, está visto que puede hacerse cualquier cosa. ¿Tan malo es el “terrorismo” que da lugar a todo tipo de intervención, incluidas guerras preventivas -hasta con armamento nuclear, como llegó a pretender en algún momento la Casa Blanca contra Irán muy recientemente- o hay ahí “gato encerrado”? Obviamente el hecho de concebir una situación tan tremendamente compleja como ésta en los maniqueos términos de “buenos” y “malos” (versión hollywoodense por cierto) nos advierte que ahí hay demasiada mentira acumulada.

De acuerdo a datos suministrados por el mismo gobierno federal de Washington, el “terrorismo” mata en el mundo, en promedio, 11 personas por día, la misma cantidad que muere por hambre… ¡en menos de un minuto!, o que contrae el VIH cada cinco minutos. Pero curiosamente la Casa Blanca utiliza 100 veces menos presupuesto en su lucha contra el SIDA que lo que emplea para su guerra preventiva contra el “terrorismo”. ¿Acaso representa una mayor amenaza a la seguridad de la especie humana el siempre mal definido e impreciso “terrorismo” que la pandemia de SIDA que hoy día nos aqueja, o la hambruna crónica que sigue habiendo?

El tema es complejo, y estamos dominados por un cargado discurso ideológico que la manipulación mediática de estos últimos años nos legó y sigue alimentando a diario: algunos soldados (en general blancos, rubios, amantes de la libertad y la democracia según se nos dijo -y de la Coca-Cola-) suelen ser los “buenos” en toda esta urdida historia, y los “terroristas” -que curiosamente no son blancos…ni toman Coca-Cola- suelen ser los “malos”.

¿Son prácticas “terroristas” las guerras de guerrillas, las guerras de liberación nacional, las luchas anticolonialistas? ¿Cuándo empiezan a ser “terroristas” las acciones militares? Por cierto que el campo conceptual es amplio, difuso, cargado ideológicamente. Si lo que busca el “terrorismo” es crear conmoción y pavor -según una sesgada visión-, eso fue lo que logró, por ejemplo, la invasión angloestadounidense en Irak, a punto que así se designó oficialmente la operación (“Conmoción y pavor”); y no se la llamó “invasión terrorista”. ¿Quiénes son más “terroristas”: las guerrillas antiimperialistas latinoamericanas o los grupos musulmanes antisionistas?, ¿el ejército israelí o la ETA vasca?, ¿las tropas rusas en Chechenia o los comandos chechenios en Rusia?, ¿las bombas nucleares que podrían lanzar Estados Unidos o Israel sobre Irán o los zapatistas de Chiapas?

Como vemos, las posibilidades que pueden caer bajo el arco de “terrorismo” son
Genocidio a los Pueblos de Maya y aliados
con los genocidas sionistas de Israel
por demás de amplias: una bomba en un restaurante, una emboscada a una unidad de un ejército regular, un ataque aéreo de un país contra otro, son todas acciones igualmente violentas, con resultados similares: muerte, destrucción, terror en los sobrevivientes. ¿Cuál de ellas es más “terrorista”? Y por otro lado -quizá esto es lo esencial-: ¿quién las define como “buena” o “mala”?, si se quiere: como “terrorista” o como “no-terrorista”.

Es obvio que el término no es nada inocente; su utilización arrastra una tácita condena: habría una violencia legítima -la que puede ejercer un Estado contra otro, o la que ejerce contra insurrectos que se alzan contra el orden constituido-, y una violencia no legítima a la que le cabe el mote -por cierto despectivo- de “terrorismo”. La diferencia estriba no precisamente en una consideración ética (la violencia es siempre violencia, y ninguna es más “buena” que otra) sino en un ordenamiento jurídico que se desprende, en definitiva, de relaciones de poder.

El atentado contra las torres del Centro Mundial de Comercio de New York en el 2001 es un acto terrorista, pero no lo es -al menos así lo presenta la prensa oficial que moldea la opinión pública mundial- un manual militar como el citado más arriba. ¿Cuál de las dos lógicas en juego es más “terrorista”? Y si fuera cierto que la destrucción de esos edificios fue un acto auto-provocado por el gobierno federal de Washington para justificar su proyecto de guerras preventivas, ¿eso es terrorismo o no? Es terrorismo de Estado, pero la prensa oficial no habla de eso. Pinochet, en su lucha contra los “terroristas subversivos”, ¿no era él un terrorista por los métodos empleados? ¿No fueran las peores expresiones de terrorismo de Estado las guerras sucias que ensangrentaron los países latinoamericanos las décadas pasadas? Pero oficialmente esas fueron guerras “contrainsurgentes” y no “terroristas”. ¿Quién lo decide?

Si lo distintivo de un acto “terrorista” es la búsqueda de población civil no combatiente como objetivo, el 80 % de los muertos en las guerras habidas desde el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945 a la fecha se encuadra en este concepto; actos, sin duda, por los que ningún militar ni político ha sido juzgado en calidad de “terrorista”. ¿Podría ahora abrírsele un juicio al presidente de Estados Unidos como terrorista por las dos bombas atómicas utilizadas contra población civil? ¿Por qué no?

Hoy por hoy, en un mundo absolutamente dominado por los montajes mediáticos, en forma insistente se ha ido metiendo la idea del “terrorismo” como uno de los peores flagelos de la humanidad. De manera casi refleja suele asociárselo con maldad, crueldad, barbarie; y por cierto, en esa visión parcial e interesada, esas prácticas nos alejan de la civilización supuestamente democrática, presunto punto de llegada de la evolución cultural (léase: economías de mercado con parlamentos formales). Dentro de esa lógica hemos terminado por no poder distanciarnos de la falacia impulsada por los planes de dominación geoestratégicos de Washington de “terrorismo = malo, estamos contra él o somos un terrorista más”. Merced al impresionante juego manipulatorio de los medios masivos de comunicación suele ligárselo a cualquier forma de protesta, en general conectada con los países más pobres y postergados. En esa dimensión, hoy pasan a ser terroristas cualquier trabajador desocupado que protesta, o quien reclama aumento de sueldo, o un estudiante que pide más presupuesto para educación. De hecho, el autor de estas líneas podría serlo.

Todo estos montajes son intrínsecamente perversos, traicioneros, sádicos, propio de fanáticos fundamentalistas. Un “terrorista” -según ese orden discursivo- es un delincuente subversivo, un apátrida; en definitiva: un monstruo inhumano. Por supuesto que los autores del manual de la Escuela de las Américas, aunque inciten a la tortura y a la corrupción, no son “malos”, porque lo hacen en nombre de la guerra contra el terrorismo, que es, a no dudarlo, una “guerra buena”.

¿Quién en su sano juicio podría alegrarse y festejar por la muerte violenta de unos niños, de una señora que estaba haciendo sus compras en el mercado, de un ocasional transeúnte alcanzado por una explosión? Pero ahí está la falacia, lo perverso del mensaje sesgado con que el poder se defiende: se presenta la parte por el todo, mostrando sólo un aspecto -con ribetes sentimentales- de un conjunto mucho más complejo. ¿Alguna vez los medios muestran las escenas dantescas que sobrevienen a los bombardeos “legales” de una potencia militar? ¿Alguna vez se habla de las monstruosidades propiciadas por la pedagogía del terror de un manual como el de la Escuela de las Américas? ¿Sufre más una víctima que la otra? ¿Es más “buena” y “respetable” una violencia que otra? Y fuera de un amarillismo oportunista bastante execrable que constituye una grosera pornografía de la pobreza, ¿cuándo el hambre del mundo es considerado un verdadero problema por los poderes tomándose acciones reales en su contra?

Está claro que la dimensión del fenómeno es infinitamente más compleja que la malintencionada simplificación con que los poderes fácticos presentan el problema. El maniqueísmo n juego, en definitiva, ahoga las posibilidades de soluciones reales. Son tan víctimas los civiles que mueren en un atentado dinamitero hecho por un grupo irregular como los que caen bajo el fuego de un ejército regular. ¿Por qué los regulares serían menos asesinos que los irregulares?

El mundo sigue siendo injusto, terriblemente injusto; la distribución de la riqueza que el sistema capitalista crea es de una inequidad espantosa. El hambre sigue siendo principal causa de muerte de la población mundial, hambre evitable, hambre que debería desaparecer si se repartiera algo más equitativamente el producto social que creamos los humanos. Esa injusticia estructural en las relaciones interhumanas es el principal exterminio que enfrentamos a diario; pero eso no es la gran noticia, de eso no se habla mucho. Hoy el “terrorismo internacional” se presenta como el peor de los apocalipsis concebibles, y en la lucha contra él -así nos dicen al menos- vale todo.

Es por eso que sigue teniendo vigencia lo que, en 1981, firmaban numerosos Premios Nobel como “Manifiesto contra el Hambre”, y que debemos seguir levantando como principal estandarte por un mundo mejor: “Cientos de millones de personas agonizan a causa del hambre y del subdesarrollo, víctimas del desorden político y económico internacional que reina en la actualidad. Está teniendo lugar un holocausto sin precedentes, cuyo horror abarca en un sólo año el espanto de las masacres que nuestras generaciones conocieron en la primera mitad de este siglo y que desborda por momentos el perímetro de la barbarie y de la muerte, no solamente en el mundo, sino también en nuestras conciencias. […] El motivo principal de esta tragedia es de carácter político.”

Por tanto el enemigo y principal amenaza para la humanidad no es el impreciso y siempre mal definido “terrorismo”; sigue siendo la injusticia, aunque nos hayan querido hacer creer estos años que estaba un tanto pasado de moda hablar de ella.

viernes, 26 de julio de 2013

El show de Santos y el mercenario estadounidense capturado por las FARC. Por Carlos Alberto Ruiz Socha

El mercenario Kevin Scott Sutay, listo con machete y repelente para entrar a la
selva de Guaviare donde la guerrilla domina gran parte del territorio departamental.
¿Ingenuo o una pieza en la guerra estadounidense en Colombia?


El show de Santos
La exclusión de la otra Colombia


Una noticia reveladora 
El presidente colombiano Juan Manuel Santos prohibió el martes 23 de julio que la defensora de derechos humanos Piedad Córdoba integre la comisión que las FARC ha pedido se conforme, para proceder a la liberación del marine (r) estadounidense Kevin Scott Sutay, de quien dice la prensa que es una especie de aventurero que se disponía a poner a prueba su capacidad de sobrevivencia atravesando una zona de guerra como es la del departamento del Guaviare, cuya geografía corresponde a una vasta región todavía selvática en gran medida, donde históricamente la guerrilla ha hecho presencia y domina una buena parte del territorio.
La historia de este ex soldado está en la prensa, y en el comunicado de las FARC, donde se lee que Scott “ asegura haber sido miembro de la Armada de los Estados Unidos desde el 17 de noviembre de 2009 hasta el día 22 de marzo de 2013 y según su propia versión participó en la guerra de Afganistán entre los años 2010 y 2011 donde se desempeñó como experto antiexplosivos, especialista en desminados, como integrante de la compañía 541 ST del batallón 54 TN de ingeniería ” ( http://farc-ep.co/?p=2466).
Suposiciones
Fácil creer que es un mercenario, si además estaba en una zona clave en el conflicto, donde existe una de las tantas bases militares gringas, repartidas a lo largo y ancho de Colombia, centros de operaciones contrainsurgentes orientadas plenamente por los EE.UU., en detrimento de eso que se llamaba soberanía nacional 
Fácil pensar que al igual que en años pasados, tales mercenarios o espías (a quienes no se les aplica el estatuto y las garantías de que sí gozan los prisioneros de guerra) cubren lógicamente sus actividades pareciendo inofensivos turistas, contratistas, miembros de ongs, empleados de empresas o hippies. En caso de captura, es de manual que no reconocerán vínculo con alguna tarea militar o de inteligencia. Ya el hecho de caer prisionero lo pone en unas circunstancias de doble tipo: de riesgo, pero también de ventaja, en tanto logra conocimiento de personas, de un entorno y penetración en un área restringida, al estar hasta el momento cinco semanas cautivo a cargo de los rebeldes.
Fácil deducir que las FARC desean liberar a este neoyorquino, en gracia de discusión un temerario muchacho , y hacerlo con suficientes precauciones de seguridad, visibilidad y reconocimiento público. Dejarlo libre, para no enturbiar más los diálogos de paz, de lo que ya están con las continuas provocaciones de Santos que reeditan el histriónico estilo uribista, de rabietas manejadas según el guión de hacerse la víctima, y buscar pretextos para hacer explotar todo lo que esté al alcance de la bomba de tiempo que porta quien busca pacificar con el señorío militar propio, y el que le da ser aliado de primera línea de los EE.UU., acompañando la amenaza de gritos e imposiciones totalitarias.
Fácil imaginarse que es una situación propicia para alzar la voz y hacerse sentir dueño de destinos, como lo hace Santos a fin de que se entienda su mando, y emprender esta etapa previsible de condicionamientos a las conversaciones de paz y a la acción de los sectores populares, dictando un mensaje intimidatorio, no sólo a la guerrilla, sino sobre todo a los miles de campesinos y pobladores que en el Catatumbo, como en otras regiones, protestan con amplias movilizaciones contra la dejadez estatal, la falta de compromiso del gobierno, la represión, el abuso, el olvido, la violación de derechos colectivos.
Santos busca así que se conciba que está dispuesto a guerrear. A sacar las pistolas o emplear drones. Que esa cualidad y experiencia la tiene. Como tuvo la intrepidez de dirigir en julio de 2008 (¡ah! en las selvas del Guaviare) el exitoso operativo militar de rescate de Ingrid Betancourt (¡ah! y de tres estadounidenses que no estaban allí de turismo), en el que se violó el derecho internacional humanitario usando ilícitamente los símbolos de la Cruz Roja Internacional. Por cierto: infracción internacional todavía impune. Ambiciona que no sea sólo de Uribe la pericia del engaño. Así Santos conquista a punta de discursos y hechos algunas franjas que disputa con el círculo de su ex jefe, que piden sea rotundo el carácter belicista del presidente, que ese sea su talante para esta fase de su último año de gobierno, donde habrá contiendas electorales y posibilidades de reelección: demostrando que está preparado para gritar y barrer la chusma.
 ¿De quién es el show?
Volvamos a la reseña inicial. Santos ha dicho que Piedad Córdoba no puede participar de esa comisión para recibir el ex militar, esgrimiendo: “ ahora pretenden liberarlo haciendo nuevamente un show mediático y queriendo que el país y el mundo les agradezcan su gesto humanitario. Quiero decirles, en forma clara y contundente: No voy a permitir ni que la señora Piedad Córdoba ni ningún funcionario de ninguna naturaleza vaya por este señor que tienen secuestrado. Únicamente voy a permitirle a la Cruz Roja que en forma totalmente discreta haga los preparativos del caso ” ( http://wsp.presidencia.gov.co/ 23 de julio-2013).
  1.  significa espectáculo realizado para divertir o entretener a un público. 
Sí. Está bien preguntarnos quien ha montado todo este espectáculo de variedades , en esta otra Colombia de hambre, de saqueo, de millones de seres en condiciones de miseria, con entrega permanente de los recursos y el territorio del país a empresas multinacionales y a operaciones diversas, donde millones de personas en la pobreza carecen de medios para gozar de elementales derechos, como la alimentación, la salud, la educación, la vivienda, el empleo, su seguridad humana…
Es triste la pataleta de Santos. Pero como casi todo en su administración, tiene un porqué, un motivo, una razón, una causa… ¿será que al tiempo que nos quiere distraer con su show , alejándonos de cuestiones esenciales, pretende que, bajo el acostumbramiento y el nihilismo, el país se resigne a una realidad que no es transformable sino apenas mejorable ? ¿Nos quiere vender sólo su fórmula de Mcdonalización de la paz, como paz basura, barata y rápida? ¿Nos advierte que no hay más designio que la ruta de su estrategia pacificadora? Para la que ordena funcionar “a toda máquina” . Lo decretó en estas palabras ya conocidas: “ pero para llegar a la paz, y también lo he dicho en una forma clara y contundente, hay que continuar la ofensiva militar ”. “" Lo que les he dicho a los señores Comandantes, al señor Ministro, es que póngalas a funcionar a toda máquina, a toda máquina. Sabemos que tenemos una superioridad militar contundente, clarísima. Háganla efectiva en todos los rincones de la patria… así como tenemos la mano tendida y estamos dialogando, también tenemos el garrote, también tenemos la contundencia militar, y la vamos a aplicar " ( http://wsp.presidencia.gov.co/ 21 de julio-2013).
  1. show de Santos con esta anécdota del ex marine en poder de las FARC, como también lo avanzó con la exigencia al ELN para que libere al ciudadano canadiense de una multinacional que ha declarado el 24 de julio de 2013 irse de Colombia después de haber robado los recursos del país y sus comunidades, alegando cambios desfavorables en el mercado ( http://www.eltiempo.com/mundo/estados-unidos/minera-de-canadiense-secuestrado-por-eln-no-explotara-mas-en-el-pais_12945523-4), demuestra que la lógica del presidente es la de apartar para compensar simbólicamente lo que materialmente no podrá contener, a no ser con sangre, o con la atención respetuosa y obligada de las justas demandas de los movimientos sociales que protestan. Ojalá sea esta última su elección.
Con la prohibición a Piedad Córdoba trata de contrarrestar lo que es incapaz de hacer Santos en otros terrenos donde no ha podido neutralizarla o acallarla, no sólo a ella sino a esa otra Colombia, la Colombia alternativa, que en medio del terrorismo de Estado y de las elites, todavía se resiste a bajar la cabeza. Si el protofascista procurador Ordóñez actúa como un nuevo Torquemada inhabilitando políticamente a la senadora Córdoba, Santos busca que se cumpla esa sentencia injusta ¿Lo que pasa será también expresión de un país más atrasado de lo que imaginamos? ¿Con misoginia de por medio? ¿Será también una muestra de racismo? ¿O fundamentalmente segregación política de todo lo que implique izquierda lúcida e insobornable?
Sea como sea, prescribe Santos que Piedad Córdoba sea apartada. Y ella lo acepta: “ A esto no hay que ponerle volumen, creo que es una decisión del presidente respetable, la presencia nuestra se debe a la decisión, a la propuesta que hacen las Farc. Que sean ellos los que se entiendan, Colombianos y Colombianas siempre estará dispuesto a cumplir labores humanitarias sin interesar ni la ideología, ni la procedencia de la persona, ni tampoco el país. Esta es una labor humanitaria y el presidente está en todo su derecho de tomar las decisiones que él considere ” ( http://www.elespectador.com/noticias/politica/piedad-cordoba-dijo-no-sera-piedra-el-zapato-liberacion-articulo-435742).
Igual seguirá haciendo Santos con todo lo que represente una distorsión para su modelo, como lo vienen siendo las jornadas de lucha de interposición de las y los campesinos y pobladores del Catatumbo, del Chocó, de la región cafetera, y de otras zonas donde se organizan y movilizan los sectores populares en busca de ser reconocidos y cumplidos sus derechos y propuestas democráticas.
De nuevo se insiste en la tesis que la realidad no nos niega: en medio de la normalización de la desigualdad y de la marginación el país no podrá construir condiciones de paz. Se requieren sacudidas sociales que posicionen a quien se levante en nombre del bien y de los derechos del común , contra el nihilismo, contra quienes dan su espalda a gentes que quieren y necesitan un país sin más devastaciones que las ya originadas por la avaricia, la hipocresía y la crueldad de una clase oligárquica y sus cadenas…
Payasada
Frente al ofrecimiento de las FARC de apoyar las movilizaciones sociales en el Catatumbo ( http://farc-ep.co/?p=2470), Pinzón, el ministro de Defensa, calificó el 22 de julio la situación como “ una gran payasada ”. Dos días después, el 24 de julio, el presidente Santos al recibir el Informe ¡Basta ya! Colombia: Memorias de Guerra y Dignidad , del oficial Centro Nacional de Memoria Histórica, expresó lo que bien podríamos suscribir: la necesidad de un cambio cultural, “basado en la educación, que fomente el debate, la tolerancia y el respeto por las diferencias, con propuestas y críticas pero nunca más con armas ” ( http://wsp.presidencia.gov.co).
Pero el mismo día, a la misma hora, podía leerse en la prensa cómo se complacían las fuerzas militares del Estado con la adquisición de aviones drones, previéndose la llegada de nuevos ejemplares comprados a Israel: “ Lo novedoso es que no solo serán destinados a reforzar las labores de inteligencia en zonas selváticas, como viene ocurriendo desde hace tres años, sino que en el futuro ayudarán a vigilar puntos específicos de ciudades ante una amenaza terrorista”. Dijo el comandante de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC), el general Tito Saúl Pinilla: “La segunda etapa del proyecto es adquirir aviones no tripulados de mayor potencia… apoyarán a las fuerzas en la guerra, pero también para diferentes acciones que el país necesita por su geografía... actualmente en el país hay por lo menos 50 drones, modelos Scan Eagle, que han sido comprados en convenios con Inglaterra… El general Pinilla también se refirió al anunció que esta semana hizo Estados Unidos de enviar drones a Colombia para combatir el narcotráfico. Frente a eso, señaló que hasta ahora no han recibido ninguna propuesta / “Hasta el día de hoy no tenemos información que confirme ese ofrecimiento. Ahora, si EE. UU. decide enviarnos más aviones, pues bienvenidos”, dijo el general Pinilla ” ( http://www.eltiempo.com/justicia/aviones-tipo-dron-en-colombia_12944964-4).
 “Le echan porque está perturbando el espectáculo”
El cínico espectáculo o show de Santos recuerda por eso un fragmento precioso de la autobiografía de Charles Chaplin:
 Mientras estábamos cenando en mi casa, Igor Stravinsky sugirió que debíamos hacer una película juntos. Yo inventé un argumento. Debía ser surrealista, dije; un night-club decadente, con mesas alrededor de la pista de baile, y en cada mesa grupos y parejas representando los placeres del mundo: en una mesa la avaricia, en otra la hipocresía, en otra la crueldad. En la pista se representa la Pasión, y mientras se lleva a cabo la crucifixión del Salvador, los grupos de las distintas mesas la miran con indiferencia: unos encargan la cena, otros hablan de negocios, y tampoco se preocupan gran cosa los demás. El gentío, los Sumos Pontífices y los fariseos alzan los puños ante la Cruz, gritando: “Si eres el Hijo de Dios, desciende y sálvate a Ti mismo”. En una mesa cercana un grupo de hombres de negocios están hablando con animación de una transacción importante. Uno chupa nerviosamente su cigarrillo, mirando hacia el Salvador y echando el humo, sin darse cuenta, en su dirección / En otra mesa, un hombre de negocios y su mujer están sentados, estudiando el menú. Ella levanta la vista; luego, nerviosamente, pone su silla de espaldas adonde se está representando el espectáculo.
-No puedo comprender por qué viene la gente aquí -dice, molesta-; resulta deprimente.
- Es una buena distracción -dice el hombre de negocios-. El local estaba en quiebra, hasta que montaron este espectáculo. Ahora ya no tienen pérdidas...
A medida que el espectáculo avanza, un borracho… se encuentra en un plano diferente: está sentado solo y empieza a llorar, gritando:
-¡Mirad! Le están crucificando, ¡y a nadie le importa!
Se tambalea sobre sus pies y alarga sus brazos, suplicante, hacia la Cruz. La mujer de un ministro, que está sentada cerca, se queja al maître, y sacan de allí al borracho, que sigue llorando y profiriendo reproches:
-¡Mirad! ¡A nadie le importa! ¡Bonita pandilla de cristianos sois vosotros!
-¿Comprende usted? -le dije a Stravinsky-. Le echan porque está perturbando el espectáculo ” ( Historia de mi vida . Charles Chaplin. Taurus, Madrid, 1964, págs. 383-4).
¿Quién más pone su silla de espaldas a donde se está representando el espectáculo? 
Continúa la función
Al cerrar esta nota, como seguirá pasando todas las tardes hasta que nuevos estremecimientos nos desgarren o nos muevan intempestivamente de nuestro asiento, no cae el telón en la pista de baile, en el escenario donde Santos ordena que se represente la Pasión, no de su clase social, sino la crucifixión de la otra Colombia, mientras ven los suyos plácidamente la carta: el sufrimiento real de congéneres, de seres castigados por su revuelta, en medio de unademocracia no real que ya prepara sus urnas. Como al borracho, los campesinos del Catatumbo, o los de otras regiones, y quienes reivindiquen una Colombia transformada, por ser insumisos-as, como Piedad Córdoba, les echan en nombre de esa democracia porque perturban el espectáculo de los que siguen cómodamente sentados ordenando el menú. Entretanto, Juan Manuel Santos, Álvaro Uribe, sus clones respectivos, sus comunes beneficiarios, continúan con la función.

lunes, 22 de julio de 2013

Colombia: La guerra y la Paz, otra vez...



Prtesidente Santos con su MindDefensa y los más cercanos generales, dando una rueda de prensa
en el departamento de Arauca, donde la guerrilla dio de baja a 20 militares el sábado pasado.





Por Allende La Paz, Cambio Total.

EL TEMA NATURALMENTE RECURRENTE en la vida nacional es el tema de la guerra y la Paz. Casi siempre ha predominado en el escenario burgués la guerra como única forma de enfrentar los problemas creados por la misma oligarquía y la Paz ha ido emergiendo desde los confines de la Colombia profunda, esa Colombia que ha soportado y enfrentado los planes militares diseñados en los centros imperiales.

La Paz se va mostrando y ganando cada vez más espacios. En los momentos actuales la Paz está en el centro de la discusión a pesar de que los colombianos vivimos más crudamente la guerra. Mas la oligarquía lloriquea cuando las guerrillas les propinan golpes durísimos como el de ahora en el Arauca y Caquetá. Por qué lloriquea JM Santos porque las FARC le dio de baja a 21 militares si él cuando asesinó al comandante de las FARC, Alfonso Cano, salió ”muy orondo y muy majo” a decir que había ”dado loa orden de aniquilarlo” ? Hoy lloriquea como ”plañidera” por los 21 militares, que no son oligarcas, sino hijos de pueblo que se venden a la oligarquía para adelantar por ellos la guerra. Entre los muertos ¿hay algún Santos, Pinzón, Uribe, etc.? No.

Entonces el presidente JM Santos nuevamente hoy le declara la guerra a las FARC. Eso tampoco es nuevo. Esa guerrilla colombiana desde 1964 está viendo cómo les declaran la guerra y los guerrilleros enfrentan la represión –con las armas en la mano- y propinan a su vez golpes que minan la moral combativa de la tropa oficial. Por qué un ejército con todos los recursos del mundo, con apoyo de los gringos –evidenciado por el marino capturado por las FARC, el cual será entregado a Piedad Córdoba y el CICR como muestra de buena voluntar, otra!-, ve cómo se le agiganta un ejército irregular ?

Guerrillera de las FARC


DICE J.M. SANTOS QUE ”así como tenemos la mano tendida y estamos dialogando, también tenemos el garrote”. Más bien debería decir ”así como siempre hemos tenido el garrote para el pueblo, las FARC nos ha obligado a dialogar”. Y habla de ”contundencia militar”. Por lo visto los últimos días, la contundencia militar está del lado de las guerrillas. El golpe recibido no fue cualquier golpe. Él lo sabe. Lo sabe ”el pesista”. Lo sabe la cúpula militar.

Dicen que el que recibe el golpe debe sobarse y quejarse. JM Santos se soba y lloriquea, por lo que el golpe fue fuerte, de eso no hay dudas. Mas el que se embarca en aventuras guerreristas –por qué sus hijos no van a la guerra de verdad-, debe tener siempre en el horizonte la posibilidad de la Paz, máxime cuando el ”enemigo” demuestra su capacidad de contra-golpear.

Nuestro pueblo, el que soporta las declaratorias de guerra y pone los muertos –soldados, policías y guerrilleros-, ha ido tejiendo la maraña de la Paz. Hoy ha emergido con contundencia. Por ello, es necesario seguir intentando alcanzar la solución política al Conflicto Interno, silenciar los fusiles porque en momentos en que se está dialogando todas las muertes que se infringen los ejércitos son muertes ”inútiles” y deberíamos llegar a un cese bilateral de fuegos. No nos dejemos profundizar en los odios oligárquicos. Construyamos la Paz. Luchemos por ella.

Sólo así viviremos la vida en Paz, con Justicia Social.

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Publicado por Blogger en CambioTotal Revista