viernes, 9 de agosto de 2013

¿Terrorismo? Por Marcelo Colussi



Marcelo Colussi
Desde hace ya unas décadas, hacia fines del siglo XX, fue estableciéndose como una táctica militar un tipo amplio y difuso de acciones al que se le ha dado el impreciso nombre de “terrorismo”. Quienes otorgan ese nombre tienen una idea determinada de lo que entienden por él; pero quienes lo reciben en realidad jamás se autodefinen como “terroristas”.


Desde hace ya unas décadas, hacia fines del siglo XX, fue estableciéndose como una táctica militar un tipo amplio y difuso de acciones al que se le ha dado el impreciso nombre de “terrorismo”. Quienes otorgan ese nombre tienen una idea determinada de lo que entienden por él; pero quienes lo reciben en realidad jamás se autodefinen como “terroristas”.



Así se expresa la Fundación sobre el peor genocidio,
a la par del colombiano, en América Latina


De hecho, el autor de estas líneas aparece mencionado en un listado de la Fundación contra el Terrorismo en la república de Guatemala, pudiendo afirmar que yo no me considero para nada un terrorista. ¿Lo seré sin saberlo? ¿En qué consiste exactamente ser un terrorista?

Si bien puede haber grandes diferencias entre los que así son designados, nadie que reciba ese mote se reconoce -mucho menos se ufana de ser- “señor del terror” sino, en todo caso, luchador social. Con lo que vemos que es muy difuso el término, equívoco, hasta incluso engañoso. En verdad ¿quién es “terrorista”? ¿Qué significa con precisión ser un “terrorista”?

Siendo estrictos, no hay una definición unívoca del término. En todo caso, puede advertirse desde el inicio que su nombre mismo ya presenta una carga negativa: evoca el terror. Un acto terrorista, por tanto, más que significado político -según la lógica con que usualmente se usa en Occidente- es sinónimo de “salvajismo”, comportando un mensaje ético, emotivo, más cercano a lo visceral que a la conceptualización racional. Carga que no tiene, por ejemplo, la llamada guerra convencional. Quien mata en guerra es un héroe. Ninguna bomba inteligente de alta tecnología es asesina, es terrorista, pero sí lo son, por ejemplo, quienes resisten a la ocupación estadounidense en Irak. O, según las nuevas leyes antiterroristas que vamos viendo por diversos países latinoamericanos, quienes se oponen a las industrias extractivas de capitales globales (minería, explotación petrolera o gasífera), o quienes simplemente alzan su voz como protesta por la carestía de la vida. ¿Tiene sentido eso, o se trata sólo de un discurso de dominación, un ejercicio de poder? En el Manual de Entrenamiento Militar de la Escuela de las Américas de Estados Unidos puede leerse como una sana recomendación para sus alumnos, por ejemplo: “aplicar torturas, chantaje, extorsión y pago de recompensa por enemigos muertos”. ¿Eso es guerra limpia o terrorismo? Más aún: ¿es posible que haya guerra limpia? El terrorismo, ¿en qué categoría entra?

Los organismos internacionales y la Comisión de Verdad consideran que más de 200.000
guatemaltecos fueron asesinados en la “Guerra Arrasada” entre el 1961-1996 en Guatemala.

Pero entonces, en definitiva: ¿qué es el terrorismo? ¿Hay alguna definición seria al respecto? De hecho se han aportado varias, pero los mismos ideólogos que debaten sobre sus propiedades no terminan de encontrar una versión convincente. El Departamento de Estado de los Estados Unidos de América en uno de sus Informes anuales sobre “Tendencias del Terrorismo Mundial”, antes de definirlo siquiera comienza diciendo que “la maldad del terrorismo siguió azotando al mundo este año, desde Bali hasta Grozny y hasta Mombasa. Al mismo tiempo, se libró intensamente la guerra mundial contra la amenaza terrorista en todas las regiones, con resultados alentadores”, con lo que, ante todo, se parte de una valoración: el terrorismo es intrínsecamente “malo”. Acto seguido lo caracteriza diciendo que “se constituye, tanto en el ámbito interno como en el mundial, en una vía abierta a todo acto violento, degradante e intimidatorio, y aplicado sin reserva o preocupación moral alguna”.

El ex presidente George Bush declaró durante su mandato que “no se cansará, no titubeará y no fracasará en la lucha por la seguridad del pueblo estadounidense y por un mundo libre del terrorismo. Seguiremos sometiendo a nuestros enemigos a la justicia o les llevaremos la justicia a ellos”. Claro que esa justicia puede ser la invasión militar, obviamente, pasando por sobre el derecho internacional y las resoluciones de la ONU. En nombre de la lucha contra este declarado “flagelo”, está visto que puede hacerse cualquier cosa. ¿Tan malo es el “terrorismo” que da lugar a todo tipo de intervención, incluidas guerras preventivas -hasta con armamento nuclear, como llegó a pretender en algún momento la Casa Blanca contra Irán muy recientemente- o hay ahí “gato encerrado”? Obviamente el hecho de concebir una situación tan tremendamente compleja como ésta en los maniqueos términos de “buenos” y “malos” (versión hollywoodense por cierto) nos advierte que ahí hay demasiada mentira acumulada.

De acuerdo a datos suministrados por el mismo gobierno federal de Washington, el “terrorismo” mata en el mundo, en promedio, 11 personas por día, la misma cantidad que muere por hambre… ¡en menos de un minuto!, o que contrae el VIH cada cinco minutos. Pero curiosamente la Casa Blanca utiliza 100 veces menos presupuesto en su lucha contra el SIDA que lo que emplea para su guerra preventiva contra el “terrorismo”. ¿Acaso representa una mayor amenaza a la seguridad de la especie humana el siempre mal definido e impreciso “terrorismo” que la pandemia de SIDA que hoy día nos aqueja, o la hambruna crónica que sigue habiendo?

El tema es complejo, y estamos dominados por un cargado discurso ideológico que la manipulación mediática de estos últimos años nos legó y sigue alimentando a diario: algunos soldados (en general blancos, rubios, amantes de la libertad y la democracia según se nos dijo -y de la Coca-Cola-) suelen ser los “buenos” en toda esta urdida historia, y los “terroristas” -que curiosamente no son blancos…ni toman Coca-Cola- suelen ser los “malos”.

¿Son prácticas “terroristas” las guerras de guerrillas, las guerras de liberación nacional, las luchas anticolonialistas? ¿Cuándo empiezan a ser “terroristas” las acciones militares? Por cierto que el campo conceptual es amplio, difuso, cargado ideológicamente. Si lo que busca el “terrorismo” es crear conmoción y pavor -según una sesgada visión-, eso fue lo que logró, por ejemplo, la invasión angloestadounidense en Irak, a punto que así se designó oficialmente la operación (“Conmoción y pavor”); y no se la llamó “invasión terrorista”. ¿Quiénes son más “terroristas”: las guerrillas antiimperialistas latinoamericanas o los grupos musulmanes antisionistas?, ¿el ejército israelí o la ETA vasca?, ¿las tropas rusas en Chechenia o los comandos chechenios en Rusia?, ¿las bombas nucleares que podrían lanzar Estados Unidos o Israel sobre Irán o los zapatistas de Chiapas?

Como vemos, las posibilidades que pueden caer bajo el arco de “terrorismo” son
Genocidio a los Pueblos de Maya y aliados
con los genocidas sionistas de Israel
por demás de amplias: una bomba en un restaurante, una emboscada a una unidad de un ejército regular, un ataque aéreo de un país contra otro, son todas acciones igualmente violentas, con resultados similares: muerte, destrucción, terror en los sobrevivientes. ¿Cuál de ellas es más “terrorista”? Y por otro lado -quizá esto es lo esencial-: ¿quién las define como “buena” o “mala”?, si se quiere: como “terrorista” o como “no-terrorista”.

Es obvio que el término no es nada inocente; su utilización arrastra una tácita condena: habría una violencia legítima -la que puede ejercer un Estado contra otro, o la que ejerce contra insurrectos que se alzan contra el orden constituido-, y una violencia no legítima a la que le cabe el mote -por cierto despectivo- de “terrorismo”. La diferencia estriba no precisamente en una consideración ética (la violencia es siempre violencia, y ninguna es más “buena” que otra) sino en un ordenamiento jurídico que se desprende, en definitiva, de relaciones de poder.

El atentado contra las torres del Centro Mundial de Comercio de New York en el 2001 es un acto terrorista, pero no lo es -al menos así lo presenta la prensa oficial que moldea la opinión pública mundial- un manual militar como el citado más arriba. ¿Cuál de las dos lógicas en juego es más “terrorista”? Y si fuera cierto que la destrucción de esos edificios fue un acto auto-provocado por el gobierno federal de Washington para justificar su proyecto de guerras preventivas, ¿eso es terrorismo o no? Es terrorismo de Estado, pero la prensa oficial no habla de eso. Pinochet, en su lucha contra los “terroristas subversivos”, ¿no era él un terrorista por los métodos empleados? ¿No fueran las peores expresiones de terrorismo de Estado las guerras sucias que ensangrentaron los países latinoamericanos las décadas pasadas? Pero oficialmente esas fueron guerras “contrainsurgentes” y no “terroristas”. ¿Quién lo decide?

Si lo distintivo de un acto “terrorista” es la búsqueda de población civil no combatiente como objetivo, el 80 % de los muertos en las guerras habidas desde el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945 a la fecha se encuadra en este concepto; actos, sin duda, por los que ningún militar ni político ha sido juzgado en calidad de “terrorista”. ¿Podría ahora abrírsele un juicio al presidente de Estados Unidos como terrorista por las dos bombas atómicas utilizadas contra población civil? ¿Por qué no?

Hoy por hoy, en un mundo absolutamente dominado por los montajes mediáticos, en forma insistente se ha ido metiendo la idea del “terrorismo” como uno de los peores flagelos de la humanidad. De manera casi refleja suele asociárselo con maldad, crueldad, barbarie; y por cierto, en esa visión parcial e interesada, esas prácticas nos alejan de la civilización supuestamente democrática, presunto punto de llegada de la evolución cultural (léase: economías de mercado con parlamentos formales). Dentro de esa lógica hemos terminado por no poder distanciarnos de la falacia impulsada por los planes de dominación geoestratégicos de Washington de “terrorismo = malo, estamos contra él o somos un terrorista más”. Merced al impresionante juego manipulatorio de los medios masivos de comunicación suele ligárselo a cualquier forma de protesta, en general conectada con los países más pobres y postergados. En esa dimensión, hoy pasan a ser terroristas cualquier trabajador desocupado que protesta, o quien reclama aumento de sueldo, o un estudiante que pide más presupuesto para educación. De hecho, el autor de estas líneas podría serlo.

Todo estos montajes son intrínsecamente perversos, traicioneros, sádicos, propio de fanáticos fundamentalistas. Un “terrorista” -según ese orden discursivo- es un delincuente subversivo, un apátrida; en definitiva: un monstruo inhumano. Por supuesto que los autores del manual de la Escuela de las Américas, aunque inciten a la tortura y a la corrupción, no son “malos”, porque lo hacen en nombre de la guerra contra el terrorismo, que es, a no dudarlo, una “guerra buena”.

¿Quién en su sano juicio podría alegrarse y festejar por la muerte violenta de unos niños, de una señora que estaba haciendo sus compras en el mercado, de un ocasional transeúnte alcanzado por una explosión? Pero ahí está la falacia, lo perverso del mensaje sesgado con que el poder se defiende: se presenta la parte por el todo, mostrando sólo un aspecto -con ribetes sentimentales- de un conjunto mucho más complejo. ¿Alguna vez los medios muestran las escenas dantescas que sobrevienen a los bombardeos “legales” de una potencia militar? ¿Alguna vez se habla de las monstruosidades propiciadas por la pedagogía del terror de un manual como el de la Escuela de las Américas? ¿Sufre más una víctima que la otra? ¿Es más “buena” y “respetable” una violencia que otra? Y fuera de un amarillismo oportunista bastante execrable que constituye una grosera pornografía de la pobreza, ¿cuándo el hambre del mundo es considerado un verdadero problema por los poderes tomándose acciones reales en su contra?

Está claro que la dimensión del fenómeno es infinitamente más compleja que la malintencionada simplificación con que los poderes fácticos presentan el problema. El maniqueísmo n juego, en definitiva, ahoga las posibilidades de soluciones reales. Son tan víctimas los civiles que mueren en un atentado dinamitero hecho por un grupo irregular como los que caen bajo el fuego de un ejército regular. ¿Por qué los regulares serían menos asesinos que los irregulares?

El mundo sigue siendo injusto, terriblemente injusto; la distribución de la riqueza que el sistema capitalista crea es de una inequidad espantosa. El hambre sigue siendo principal causa de muerte de la población mundial, hambre evitable, hambre que debería desaparecer si se repartiera algo más equitativamente el producto social que creamos los humanos. Esa injusticia estructural en las relaciones interhumanas es el principal exterminio que enfrentamos a diario; pero eso no es la gran noticia, de eso no se habla mucho. Hoy el “terrorismo internacional” se presenta como el peor de los apocalipsis concebibles, y en la lucha contra él -así nos dicen al menos- vale todo.

Es por eso que sigue teniendo vigencia lo que, en 1981, firmaban numerosos Premios Nobel como “Manifiesto contra el Hambre”, y que debemos seguir levantando como principal estandarte por un mundo mejor: “Cientos de millones de personas agonizan a causa del hambre y del subdesarrollo, víctimas del desorden político y económico internacional que reina en la actualidad. Está teniendo lugar un holocausto sin precedentes, cuyo horror abarca en un sólo año el espanto de las masacres que nuestras generaciones conocieron en la primera mitad de este siglo y que desborda por momentos el perímetro de la barbarie y de la muerte, no solamente en el mundo, sino también en nuestras conciencias. […] El motivo principal de esta tragedia es de carácter político.”

Por tanto el enemigo y principal amenaza para la humanidad no es el impreciso y siempre mal definido “terrorismo”; sigue siendo la injusticia, aunque nos hayan querido hacer creer estos años que estaba un tanto pasado de moda hablar de ella.

viernes, 26 de julio de 2013

El show de Santos y el mercenario estadounidense capturado por las FARC. Por Carlos Alberto Ruiz Socha

El mercenario Kevin Scott Sutay, listo con machete y repelente para entrar a la
selva de Guaviare donde la guerrilla domina gran parte del territorio departamental.
¿Ingenuo o una pieza en la guerra estadounidense en Colombia?


El show de Santos
La exclusión de la otra Colombia


Una noticia reveladora 
El presidente colombiano Juan Manuel Santos prohibió el martes 23 de julio que la defensora de derechos humanos Piedad Córdoba integre la comisión que las FARC ha pedido se conforme, para proceder a la liberación del marine (r) estadounidense Kevin Scott Sutay, de quien dice la prensa que es una especie de aventurero que se disponía a poner a prueba su capacidad de sobrevivencia atravesando una zona de guerra como es la del departamento del Guaviare, cuya geografía corresponde a una vasta región todavía selvática en gran medida, donde históricamente la guerrilla ha hecho presencia y domina una buena parte del territorio.
La historia de este ex soldado está en la prensa, y en el comunicado de las FARC, donde se lee que Scott “ asegura haber sido miembro de la Armada de los Estados Unidos desde el 17 de noviembre de 2009 hasta el día 22 de marzo de 2013 y según su propia versión participó en la guerra de Afganistán entre los años 2010 y 2011 donde se desempeñó como experto antiexplosivos, especialista en desminados, como integrante de la compañía 541 ST del batallón 54 TN de ingeniería ” ( http://farc-ep.co/?p=2466).
Suposiciones
Fácil creer que es un mercenario, si además estaba en una zona clave en el conflicto, donde existe una de las tantas bases militares gringas, repartidas a lo largo y ancho de Colombia, centros de operaciones contrainsurgentes orientadas plenamente por los EE.UU., en detrimento de eso que se llamaba soberanía nacional 
Fácil pensar que al igual que en años pasados, tales mercenarios o espías (a quienes no se les aplica el estatuto y las garantías de que sí gozan los prisioneros de guerra) cubren lógicamente sus actividades pareciendo inofensivos turistas, contratistas, miembros de ongs, empleados de empresas o hippies. En caso de captura, es de manual que no reconocerán vínculo con alguna tarea militar o de inteligencia. Ya el hecho de caer prisionero lo pone en unas circunstancias de doble tipo: de riesgo, pero también de ventaja, en tanto logra conocimiento de personas, de un entorno y penetración en un área restringida, al estar hasta el momento cinco semanas cautivo a cargo de los rebeldes.
Fácil deducir que las FARC desean liberar a este neoyorquino, en gracia de discusión un temerario muchacho , y hacerlo con suficientes precauciones de seguridad, visibilidad y reconocimiento público. Dejarlo libre, para no enturbiar más los diálogos de paz, de lo que ya están con las continuas provocaciones de Santos que reeditan el histriónico estilo uribista, de rabietas manejadas según el guión de hacerse la víctima, y buscar pretextos para hacer explotar todo lo que esté al alcance de la bomba de tiempo que porta quien busca pacificar con el señorío militar propio, y el que le da ser aliado de primera línea de los EE.UU., acompañando la amenaza de gritos e imposiciones totalitarias.
Fácil imaginarse que es una situación propicia para alzar la voz y hacerse sentir dueño de destinos, como lo hace Santos a fin de que se entienda su mando, y emprender esta etapa previsible de condicionamientos a las conversaciones de paz y a la acción de los sectores populares, dictando un mensaje intimidatorio, no sólo a la guerrilla, sino sobre todo a los miles de campesinos y pobladores que en el Catatumbo, como en otras regiones, protestan con amplias movilizaciones contra la dejadez estatal, la falta de compromiso del gobierno, la represión, el abuso, el olvido, la violación de derechos colectivos.
Santos busca así que se conciba que está dispuesto a guerrear. A sacar las pistolas o emplear drones. Que esa cualidad y experiencia la tiene. Como tuvo la intrepidez de dirigir en julio de 2008 (¡ah! en las selvas del Guaviare) el exitoso operativo militar de rescate de Ingrid Betancourt (¡ah! y de tres estadounidenses que no estaban allí de turismo), en el que se violó el derecho internacional humanitario usando ilícitamente los símbolos de la Cruz Roja Internacional. Por cierto: infracción internacional todavía impune. Ambiciona que no sea sólo de Uribe la pericia del engaño. Así Santos conquista a punta de discursos y hechos algunas franjas que disputa con el círculo de su ex jefe, que piden sea rotundo el carácter belicista del presidente, que ese sea su talante para esta fase de su último año de gobierno, donde habrá contiendas electorales y posibilidades de reelección: demostrando que está preparado para gritar y barrer la chusma.
 ¿De quién es el show?
Volvamos a la reseña inicial. Santos ha dicho que Piedad Córdoba no puede participar de esa comisión para recibir el ex militar, esgrimiendo: “ ahora pretenden liberarlo haciendo nuevamente un show mediático y queriendo que el país y el mundo les agradezcan su gesto humanitario. Quiero decirles, en forma clara y contundente: No voy a permitir ni que la señora Piedad Córdoba ni ningún funcionario de ninguna naturaleza vaya por este señor que tienen secuestrado. Únicamente voy a permitirle a la Cruz Roja que en forma totalmente discreta haga los preparativos del caso ” ( http://wsp.presidencia.gov.co/ 23 de julio-2013).
  1.  significa espectáculo realizado para divertir o entretener a un público. 
Sí. Está bien preguntarnos quien ha montado todo este espectáculo de variedades , en esta otra Colombia de hambre, de saqueo, de millones de seres en condiciones de miseria, con entrega permanente de los recursos y el territorio del país a empresas multinacionales y a operaciones diversas, donde millones de personas en la pobreza carecen de medios para gozar de elementales derechos, como la alimentación, la salud, la educación, la vivienda, el empleo, su seguridad humana…
Es triste la pataleta de Santos. Pero como casi todo en su administración, tiene un porqué, un motivo, una razón, una causa… ¿será que al tiempo que nos quiere distraer con su show , alejándonos de cuestiones esenciales, pretende que, bajo el acostumbramiento y el nihilismo, el país se resigne a una realidad que no es transformable sino apenas mejorable ? ¿Nos quiere vender sólo su fórmula de Mcdonalización de la paz, como paz basura, barata y rápida? ¿Nos advierte que no hay más designio que la ruta de su estrategia pacificadora? Para la que ordena funcionar “a toda máquina” . Lo decretó en estas palabras ya conocidas: “ pero para llegar a la paz, y también lo he dicho en una forma clara y contundente, hay que continuar la ofensiva militar ”. “" Lo que les he dicho a los señores Comandantes, al señor Ministro, es que póngalas a funcionar a toda máquina, a toda máquina. Sabemos que tenemos una superioridad militar contundente, clarísima. Háganla efectiva en todos los rincones de la patria… así como tenemos la mano tendida y estamos dialogando, también tenemos el garrote, también tenemos la contundencia militar, y la vamos a aplicar " ( http://wsp.presidencia.gov.co/ 21 de julio-2013).
  1. show de Santos con esta anécdota del ex marine en poder de las FARC, como también lo avanzó con la exigencia al ELN para que libere al ciudadano canadiense de una multinacional que ha declarado el 24 de julio de 2013 irse de Colombia después de haber robado los recursos del país y sus comunidades, alegando cambios desfavorables en el mercado ( http://www.eltiempo.com/mundo/estados-unidos/minera-de-canadiense-secuestrado-por-eln-no-explotara-mas-en-el-pais_12945523-4), demuestra que la lógica del presidente es la de apartar para compensar simbólicamente lo que materialmente no podrá contener, a no ser con sangre, o con la atención respetuosa y obligada de las justas demandas de los movimientos sociales que protestan. Ojalá sea esta última su elección.
Con la prohibición a Piedad Córdoba trata de contrarrestar lo que es incapaz de hacer Santos en otros terrenos donde no ha podido neutralizarla o acallarla, no sólo a ella sino a esa otra Colombia, la Colombia alternativa, que en medio del terrorismo de Estado y de las elites, todavía se resiste a bajar la cabeza. Si el protofascista procurador Ordóñez actúa como un nuevo Torquemada inhabilitando políticamente a la senadora Córdoba, Santos busca que se cumpla esa sentencia injusta ¿Lo que pasa será también expresión de un país más atrasado de lo que imaginamos? ¿Con misoginia de por medio? ¿Será también una muestra de racismo? ¿O fundamentalmente segregación política de todo lo que implique izquierda lúcida e insobornable?
Sea como sea, prescribe Santos que Piedad Córdoba sea apartada. Y ella lo acepta: “ A esto no hay que ponerle volumen, creo que es una decisión del presidente respetable, la presencia nuestra se debe a la decisión, a la propuesta que hacen las Farc. Que sean ellos los que se entiendan, Colombianos y Colombianas siempre estará dispuesto a cumplir labores humanitarias sin interesar ni la ideología, ni la procedencia de la persona, ni tampoco el país. Esta es una labor humanitaria y el presidente está en todo su derecho de tomar las decisiones que él considere ” ( http://www.elespectador.com/noticias/politica/piedad-cordoba-dijo-no-sera-piedra-el-zapato-liberacion-articulo-435742).
Igual seguirá haciendo Santos con todo lo que represente una distorsión para su modelo, como lo vienen siendo las jornadas de lucha de interposición de las y los campesinos y pobladores del Catatumbo, del Chocó, de la región cafetera, y de otras zonas donde se organizan y movilizan los sectores populares en busca de ser reconocidos y cumplidos sus derechos y propuestas democráticas.
De nuevo se insiste en la tesis que la realidad no nos niega: en medio de la normalización de la desigualdad y de la marginación el país no podrá construir condiciones de paz. Se requieren sacudidas sociales que posicionen a quien se levante en nombre del bien y de los derechos del común , contra el nihilismo, contra quienes dan su espalda a gentes que quieren y necesitan un país sin más devastaciones que las ya originadas por la avaricia, la hipocresía y la crueldad de una clase oligárquica y sus cadenas…
Payasada
Frente al ofrecimiento de las FARC de apoyar las movilizaciones sociales en el Catatumbo ( http://farc-ep.co/?p=2470), Pinzón, el ministro de Defensa, calificó el 22 de julio la situación como “ una gran payasada ”. Dos días después, el 24 de julio, el presidente Santos al recibir el Informe ¡Basta ya! Colombia: Memorias de Guerra y Dignidad , del oficial Centro Nacional de Memoria Histórica, expresó lo que bien podríamos suscribir: la necesidad de un cambio cultural, “basado en la educación, que fomente el debate, la tolerancia y el respeto por las diferencias, con propuestas y críticas pero nunca más con armas ” ( http://wsp.presidencia.gov.co).
Pero el mismo día, a la misma hora, podía leerse en la prensa cómo se complacían las fuerzas militares del Estado con la adquisición de aviones drones, previéndose la llegada de nuevos ejemplares comprados a Israel: “ Lo novedoso es que no solo serán destinados a reforzar las labores de inteligencia en zonas selváticas, como viene ocurriendo desde hace tres años, sino que en el futuro ayudarán a vigilar puntos específicos de ciudades ante una amenaza terrorista”. Dijo el comandante de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC), el general Tito Saúl Pinilla: “La segunda etapa del proyecto es adquirir aviones no tripulados de mayor potencia… apoyarán a las fuerzas en la guerra, pero también para diferentes acciones que el país necesita por su geografía... actualmente en el país hay por lo menos 50 drones, modelos Scan Eagle, que han sido comprados en convenios con Inglaterra… El general Pinilla también se refirió al anunció que esta semana hizo Estados Unidos de enviar drones a Colombia para combatir el narcotráfico. Frente a eso, señaló que hasta ahora no han recibido ninguna propuesta / “Hasta el día de hoy no tenemos información que confirme ese ofrecimiento. Ahora, si EE. UU. decide enviarnos más aviones, pues bienvenidos”, dijo el general Pinilla ” ( http://www.eltiempo.com/justicia/aviones-tipo-dron-en-colombia_12944964-4).
 “Le echan porque está perturbando el espectáculo”
El cínico espectáculo o show de Santos recuerda por eso un fragmento precioso de la autobiografía de Charles Chaplin:
 Mientras estábamos cenando en mi casa, Igor Stravinsky sugirió que debíamos hacer una película juntos. Yo inventé un argumento. Debía ser surrealista, dije; un night-club decadente, con mesas alrededor de la pista de baile, y en cada mesa grupos y parejas representando los placeres del mundo: en una mesa la avaricia, en otra la hipocresía, en otra la crueldad. En la pista se representa la Pasión, y mientras se lleva a cabo la crucifixión del Salvador, los grupos de las distintas mesas la miran con indiferencia: unos encargan la cena, otros hablan de negocios, y tampoco se preocupan gran cosa los demás. El gentío, los Sumos Pontífices y los fariseos alzan los puños ante la Cruz, gritando: “Si eres el Hijo de Dios, desciende y sálvate a Ti mismo”. En una mesa cercana un grupo de hombres de negocios están hablando con animación de una transacción importante. Uno chupa nerviosamente su cigarrillo, mirando hacia el Salvador y echando el humo, sin darse cuenta, en su dirección / En otra mesa, un hombre de negocios y su mujer están sentados, estudiando el menú. Ella levanta la vista; luego, nerviosamente, pone su silla de espaldas adonde se está representando el espectáculo.
-No puedo comprender por qué viene la gente aquí -dice, molesta-; resulta deprimente.
- Es una buena distracción -dice el hombre de negocios-. El local estaba en quiebra, hasta que montaron este espectáculo. Ahora ya no tienen pérdidas...
A medida que el espectáculo avanza, un borracho… se encuentra en un plano diferente: está sentado solo y empieza a llorar, gritando:
-¡Mirad! Le están crucificando, ¡y a nadie le importa!
Se tambalea sobre sus pies y alarga sus brazos, suplicante, hacia la Cruz. La mujer de un ministro, que está sentada cerca, se queja al maître, y sacan de allí al borracho, que sigue llorando y profiriendo reproches:
-¡Mirad! ¡A nadie le importa! ¡Bonita pandilla de cristianos sois vosotros!
-¿Comprende usted? -le dije a Stravinsky-. Le echan porque está perturbando el espectáculo ” ( Historia de mi vida . Charles Chaplin. Taurus, Madrid, 1964, págs. 383-4).
¿Quién más pone su silla de espaldas a donde se está representando el espectáculo? 
Continúa la función
Al cerrar esta nota, como seguirá pasando todas las tardes hasta que nuevos estremecimientos nos desgarren o nos muevan intempestivamente de nuestro asiento, no cae el telón en la pista de baile, en el escenario donde Santos ordena que se represente la Pasión, no de su clase social, sino la crucifixión de la otra Colombia, mientras ven los suyos plácidamente la carta: el sufrimiento real de congéneres, de seres castigados por su revuelta, en medio de unademocracia no real que ya prepara sus urnas. Como al borracho, los campesinos del Catatumbo, o los de otras regiones, y quienes reivindiquen una Colombia transformada, por ser insumisos-as, como Piedad Córdoba, les echan en nombre de esa democracia porque perturban el espectáculo de los que siguen cómodamente sentados ordenando el menú. Entretanto, Juan Manuel Santos, Álvaro Uribe, sus clones respectivos, sus comunes beneficiarios, continúan con la función.

lunes, 22 de julio de 2013

Colombia: La guerra y la Paz, otra vez...



Prtesidente Santos con su MindDefensa y los más cercanos generales, dando una rueda de prensa
en el departamento de Arauca, donde la guerrilla dio de baja a 20 militares el sábado pasado.





Por Allende La Paz, Cambio Total.

EL TEMA NATURALMENTE RECURRENTE en la vida nacional es el tema de la guerra y la Paz. Casi siempre ha predominado en el escenario burgués la guerra como única forma de enfrentar los problemas creados por la misma oligarquía y la Paz ha ido emergiendo desde los confines de la Colombia profunda, esa Colombia que ha soportado y enfrentado los planes militares diseñados en los centros imperiales.

La Paz se va mostrando y ganando cada vez más espacios. En los momentos actuales la Paz está en el centro de la discusión a pesar de que los colombianos vivimos más crudamente la guerra. Mas la oligarquía lloriquea cuando las guerrillas les propinan golpes durísimos como el de ahora en el Arauca y Caquetá. Por qué lloriquea JM Santos porque las FARC le dio de baja a 21 militares si él cuando asesinó al comandante de las FARC, Alfonso Cano, salió ”muy orondo y muy majo” a decir que había ”dado loa orden de aniquilarlo” ? Hoy lloriquea como ”plañidera” por los 21 militares, que no son oligarcas, sino hijos de pueblo que se venden a la oligarquía para adelantar por ellos la guerra. Entre los muertos ¿hay algún Santos, Pinzón, Uribe, etc.? No.

Entonces el presidente JM Santos nuevamente hoy le declara la guerra a las FARC. Eso tampoco es nuevo. Esa guerrilla colombiana desde 1964 está viendo cómo les declaran la guerra y los guerrilleros enfrentan la represión –con las armas en la mano- y propinan a su vez golpes que minan la moral combativa de la tropa oficial. Por qué un ejército con todos los recursos del mundo, con apoyo de los gringos –evidenciado por el marino capturado por las FARC, el cual será entregado a Piedad Córdoba y el CICR como muestra de buena voluntar, otra!-, ve cómo se le agiganta un ejército irregular ?

Guerrillera de las FARC


DICE J.M. SANTOS QUE ”así como tenemos la mano tendida y estamos dialogando, también tenemos el garrote”. Más bien debería decir ”así como siempre hemos tenido el garrote para el pueblo, las FARC nos ha obligado a dialogar”. Y habla de ”contundencia militar”. Por lo visto los últimos días, la contundencia militar está del lado de las guerrillas. El golpe recibido no fue cualquier golpe. Él lo sabe. Lo sabe ”el pesista”. Lo sabe la cúpula militar.

Dicen que el que recibe el golpe debe sobarse y quejarse. JM Santos se soba y lloriquea, por lo que el golpe fue fuerte, de eso no hay dudas. Mas el que se embarca en aventuras guerreristas –por qué sus hijos no van a la guerra de verdad-, debe tener siempre en el horizonte la posibilidad de la Paz, máxime cuando el ”enemigo” demuestra su capacidad de contra-golpear.

Nuestro pueblo, el que soporta las declaratorias de guerra y pone los muertos –soldados, policías y guerrilleros-, ha ido tejiendo la maraña de la Paz. Hoy ha emergido con contundencia. Por ello, es necesario seguir intentando alcanzar la solución política al Conflicto Interno, silenciar los fusiles porque en momentos en que se está dialogando todas las muertes que se infringen los ejércitos son muertes ”inútiles” y deberíamos llegar a un cese bilateral de fuegos. No nos dejemos profundizar en los odios oligárquicos. Construyamos la Paz. Luchemos por ella.

Sólo así viviremos la vida en Paz, con Justicia Social.

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Publicado por Blogger en CambioTotal Revista 

lunes, 15 de julio de 2013

Catatumbo: que Santos renuncie a la violencia para hacer política. Por José Antonio Gutiérrez Dantón






Lunes, 15 Julio 2013 / La situación en el Catatumbo reventó hace exactamente un mes y dos días porque tenía que reventar. Los campesinos salieron a tomarse las rutas de la región porque se cansaron de los engaños y abusos por parte del Estado, de la falta de alternativas y de esperar en medio de una miseria abyecta. Nadie puede decir que sus demandas son descabelladas: exigen que se frene la locomotora minera que está destruyendo el ambiente y las comunidades, que se pare la erradicación forzosa de cultivos ilícitos mientras no se den alternativas reales a los campesinos para no pasar hambre, que se frene la militarización de la región, que se apruebe el proyecto de desarrollo sostenible que han desarrollado los propios campesinos y que se apruebe la zona de reserva campesina en el Catatumbo, la cual ha sido vetada ilegalmente por el ministerio de defensa.

La respuesta del Estado a las demandas de los campesinos ha sido de naturaleza militar; su estrategia ha combinado la violencia con el engaño. Por una parte, la respuesta violenta a la protesta social ha dejado decenas de heridos, cientos de presos y cuatro muertos: Dionel Jácome Ortiz, Edwin Franco Jaimes, Diomar Angarita y Hermidez Palacio. Esta respuesta militar ha sido azuzada desde los medios de comunicación oficiales que se han hecho eco de una serie de señalamientos irresponsables de personeros del gobierno y del ejército en contra de los campesinos, de su organización así como de quienes se han solidarizado de ellos.

Por otra parte, también se ha utilizado el engaño: mientras a los campesinos les destruyen sus pertenencias y les llueven plomo, granadas de fragmentación y gases, el gobierno demagógicamente anuncia a los cuatro vientos su supuesta “disposición” al diálogo. Un diálogo autista, en el cual lo único que los representantes del gobierno quieren escuchar es su propia voz, a la vez que ignoran olímpicamente las propuestas que los campesinos han desarrollado. Lo único que responden a todas las propuestas del pueblo es “NO”. [1] Las comisiones de gobierno que han ido a la región, en lugar de negociar en base a las propuestas campesinas, se han dedicado a sacar propuestas mágicas de la manga, ignorando la lucha campesina y la profundidad de la crisis. Los campesinos se burlan de esta actitud diciendo que estas delegaciones se han dedicado a hacer una verdadera “danza de los millones”, en las que sus ministros y funcionarios, como si estuvieran negociando con niños chiquitos en lugar de campesinos organizados, hacen “ofertas multimillonarias (…) en las que nadie cree.”[2]

A las propuestas emitidas por la organización de los campesinos (ASCAMCAT) sobre el Programa de Desarrollo Sostenible, PDS, “el gobierno respondió con una oferta institucional y un supuesto aporte de 80 mil millones de pesos para el Programa Regional de Inversión para el Catatumbo. Dinero que se esfumó cuando se le propuso destinar esos recursos a un Fondo Campesino, para financiar las iniciativas del PDS de la [Zona de Reserva Campesina] en el marco del PRIC. (…) Cuando al gobierno se le propuso observar la posibilidad de financiar los proyectos del PDS y escuchar una propuesta de Ascamcat [para] financiar estas iniciativas con recursos del presupuesto, la respuesta del gobierno fue nuevamente un no.” [3] Es decir, en Colombia se gobierna en la mejor tradición del despotismo ilustrado, según la máxima demagógica que reza “todo para el pueblo pero sin el pueblo”. Cualquier iniciativa popular debe ser descartada de antemano, porque es un precedente peligroso de empoderamiento y de madurez política, que amenaza la visión paternalista del gobierno según la cual los “pobres” deben ser depositarios pasivos de la caridad y mover la colita de alegría cuando les den cualquier migaja.

Tal vez pocas cosas deben molestar al gobierno tanto como la dignidad, la organización y la capacidad para articular propuestas concretas que tienen los campesinos del Catatumbo. El gobierno no soporta ver a un movimiento campesino activo, creador, constructivo, protagonista. Por eso se dedican a poner palos a la rueda a la solución de la crisis, dilatando las negociaciones para desgastar al campesinado y buscar el momento propicio para una solución de fuerza. La actitud del gobierno es característica: se levantan de la mesa de negociaciones, envían al ESMAD a meter más garrote contra los campesinos, ponen condiciones ridículas para seguir “negociando” (como que se levante el paro) y finalmente, dos días después, envían al vicepresidente Angelino Garzón a que, ahora sí, avance el diálogo –a la vez que siguen violentando a los campesinos [4]. Pretenden dar así la imagen de un gobierno magnánimo, generoso y abierto a dialogar que se ha topado con unos campesinos brutos, agresivos, obtusos y tercos, sino manipulados por supuestos intereses ajenos a ellos. Ante estos “engendros”, lo único que quedaría es “darles una lección”, igual que hace un padre autoritario con un niño malcriado.

Los campesinos han exigido al gobierno que no dé solución militar a un problema que es de índole social. Represión y diálogo autista por parte del gobierno son dos caras de la misma política de guerra contra el campesinado, mediante la cual se busca su desgaste. Santos hoy habla de paz, pero militariza; le es muy cómodo negociar en medio del conflicto, pues así agita la rama de olivo o el garrote según sea su conveniencia. Es necesario exigir a Santos que renuncie a la violencia como una forma de hacer política. Tradicionalmente, el Estado colombiano ha respondido mediante la violencia a la más mínima demanda popular. Esta respuesta violenta a cualquier movilización está en la base del conflicto social y armado que hoy se vive en Colombia. No es otra cosa sino esta tendencia histórica a la violencia por parte de la oligarquía colombiana lo que estamos viendo hoy en el Catatumbo. Esta situación nos recuerda que, al hablar de la paz, lo más importante no es si las guerrillas abandonan o no las armas, sino que el Estado abandone la guerra sucia y el terrorismo contra la población, sobre todo en el campo.

La fuerza de la resistencia popular es el único dique de contención contra la violencia estatal y el ejercicio ilimitado del poder por parte de la oligarquía colombiana. ASCAMCAT ha respondido a la violencia oficial y a las dilaciones mediante el diálogo autista, con la movilización de 20.000 campesinos más que se unirán en estos días a los 15.000 que ya están movilizados en la región [5]. Pero los campesinos del Catatumbo se enfrentan a fuerzas muy poderosas, a las cuales no derrotarán aislados. Es imprescindible que a esta altura, en que cualquier perspectiva de solución puntual a la crisis del Catatumbo parece haberse empantanado, la solidaridad que han recibido los campesinos desde todo el país se convierta en movilización activa. La lucha del Catatumbo no es una lucha aislada, sino una lucha por cuestiones que afectan a todo el campesinado colombiano. Su victoria, es la victoria de todos. Por ello es importante que el conjunto de las Zonas de Reserva Campesinas, legalmente constituidas o por constituirse, asuman esta lucha como su lucha: esa es la importancia del llamado que se hace desde ANZORC para que se constituyan ZRC en todo el territorio nacional. La crisis del Catatumbo debería servir como un catalizador para articular la protesta popular, ahora que se viene una nueva movilización cafetera por incumplimiento de acuerdos por parte del gobierno, movilizaciones mineras y un llamado a movilizaciones agrarias a mediados del mes de Agosto [6].

Hoy en Colombia se necesitan muchos Catatumbos… y se necesita unirlos, articularlos y coordinarlos. Convertirlos en un poder capaz de crear realidades donde en otras ocasiones hemos logrado, a lo sumo, promesas incumplidas. El Catatumbo puede y debe convertirse en un nuevo punto de inflexión en las luchas de los oprimidos por su liberación.

Notas:
[1] http://prensarural.org/spip/spip.ph...
[2] http://prensarural.org/spip/spip.ph...
[3] http://prensarural.org/spip/spip.ph...
[4] http://prensarural.org/spip/spip.ph... http://prensarural.org/spip/spip.ph... yhttp://www.elespectador.com/noticia...
[5] http://prensarural.org/spip/spip.ph... http://www.elespectador.com/noticia...http://www.elespectador.com/noticia...
[6] http://www.pacocol.org/index.php/co... 




viernes, 12 de julio de 2013

Catatumbo, Santos se atraviesa a Zona de Reserva Campesina. Por Horacio Duque.

Balas del Ejército Nacional disparado en Catatumbo




En el colmo de la mediocridad e incompetencia, el señor Santos ha salido, por todos los medios de comunicación, a descalificar y descartar la demanda de los 200 mil campesinos del Catatumbo para que se de vía libre allí a una Zona de Reserva Campesina con su Plan de desarrollo social integral, elaborado directamente por los labriegos y sin el apoyo de las instituciones correspondientes, que siempre la han bloqueado.

Su argumento manido consiste en afirmar que no acepta las vías de hecho, para referirse a la huelga que adelantan los pobladores, desde hace ya más de un mes y con varias personas asesinadas por la policía, después de años de reclamos y demandas exigiendo la solución de sus graves problemas, entre ellos el de la violencia ejecutada por sangrientos grupos paramilitares que con el apoyo de la Fuerza Pública, asolaron la región con masacres, despojos y desplazamientos de miles de familias, que hoy se encuentran en condiciones infrahumanas en Cúcuta y su Área Metropolitana, donde también deben soportar la indolencia del gobierno y la ineficacia de la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, convertida en la palanca de los politiqueros para la expansión de sus latifundios electorales, pues las reparaciones por 22 millones de pesos que se deben entregar a cada víctima son del manejo discrecional de los directorios políticos santistas. 

Ese es el Estado de derecho del que se ufana el doctor Santos.

Por supuesto que en Colombia, no solo en el Catatumbo, millones de seres humanos deben recurrir legítimamente a la movilización, rebelión y presiones para obtener sus derechos, ante el derrumbe del Estado y de sus instituciones, capturadas por las mafias de la corrupción politiquera, que lo canalizan para favorecer sus intereses privados y dinásticos. Eso ocurre con la vivienda, con la salud, con la educación, con la tierra, con la seguridad humana y con muchos otros derechos que son negados por las burocracias al servicio de maquinarias electoreras, de poderosos terratenientes, banqueros y paraempresarios .

Se necesita cinismo, mucho cinismo, como el del Jefe de la Casa de Nariño, para afirmar que aquí El Estado, el derecho y las instituciones funcionan a la perfección, porque esta "democracia" de papel es un lujo que envidian los ojos del mundo. En que país vivirá este caballero. En Londres debe ser.

La propuesta de Zona de Reserva Campesina del Catatumbo/ZRC, no es un proyecto inventado a última hora. Lleva años de preparación e impulso, con asambleas, talleres, seminarios, apoyo de expertos y elaboración de planes concretos. Todo dentro de los términos de la Ley 166 de 1993, que las institucionalizó. El obstáculo siempre lo han colocado los burócratas del Incoder y del Ministerio de Agricultura. Por supuesto se oponen los militares que tienen su negocio montado con la Zona de Consolidación y Recuperación Territorial Estratégica, donde actúan sin control y como si fuesen un Estado soberano, para gastar a discreción y atropellar la población conjuntamente con los paramilitares de las Autodefensas de la Frontera, que comanda Alias Chang y financia el cartel de los "Pepes Álvarez" (herederos del Pulpo), dueños de medio Cúcuta y de casi toda las haciendas de Puerto Santander, a los ojos de todas las autoridades que conforman la institucionalidad que el señor Santos nos pondera en sus peroratas televisivas.

Las multinacionales de la Locomotora Minera que saquean el carbón, el petrolero y los recursos forestales, son, obviamente, enemigos jurados de la ZRC. No aceptan las exigencias agrarias y populares para que se protejan los recursos naturales de la región, como los ríos la fauna, la flora, los vientos y los bosques. Eso es un peligro para los negocios del extractivismo que patrocina la Prosperidad Democrática.

Decir, en un perfecto galimatías, que no se aceptan las exigencias de los campesinos porque las decisiones administrativas devienen en situaciones legales, es de una pobreza mental que lo pone a uno a dudar sobre la salud del Jefe de la Casa de Nariño. Quien le hará los discursos a este personaje. Obvio, que las decisiones legales deben ser acompañadas de actos administrativos, para decirlo de otra manera. Lo mismo que en el pasado el sujeto del Estatuto de Seguridad, afirmaba con un descaro absoluto, que las cosas no eran ni lo uno, ni lo otro, sino todo lo contrario. Es la ridiculez de la discursividad oficialista. Dan ganas de llorar.

Afirmar que en el Catatumbo se han invertido dos billones de pesos a lo largo de su gobierno, provoca risa. Lo que resulta obligado preguntarse es ¿en qué se invirtieron esos dineros? ¿Cuáles son las obras realizadas? ¿A qué población se favoreció? Pues, en el Catatumbo lo que se observa es pobreza, miseria, terror y desolación que es justamente lo que propició la reacción indignada de los pobladores.

Es cierto que en los últimos meses se anunció la expedición de un Conpes por los burócratas de Planeación Nacional, pero todo eso se ha quedado en el papel, y lo poco que se ha dado se lo llevaron para sus bolsillos los políticos, senadores y representantes, unos verdaderos magos en el arte del enriquecimiento veloz y criminal.

Una afrenta al país es lo que hace Santos cuando se le atraviesa a la Zona de Reserva Campesina del Catatumbo. Hundió todavía más su reelección presidencial.

A los campesinos no les queda más alternativa que seguir adelante con su lucha democrática y masiva hasta alcanzar sus objetivos. Esa es la experiencia de este país. Acá nada se consigue por las buenas. Cada derecho ha sido conquistado con mucha lucha y sangre. O sino que lo diga la martirizada Unión Patriótica. O los sindicalistas. O los desplazados. O las víctimas de la violencia militar y paramilitar.

Exigimos la Zona de Reserva Campesina del Catatumbo, sin más dilaciones y mentiras del señor Santos.



Aguachica, 12 de julio de 2013




jueves, 11 de julio de 2013

Catatumbo, sigue la tormenta. Santos juega al desgaste. Por Horacio Duque.

La respuesta del gobierno de JM Santos es enviar más tropas a Catatumbo y levantarse de la mesa del diáologo.





Con el comportamiento del gobierno en el conflicto sociopolítico del Catatumbo se desenmascara su falaz retórica en el tema de la paz. Mientras en La Habana proclama su adhesión a la democracia y al respeto por la diferencia, en los conflictos sociales reales niega los derechos y hace uso de la violencia para aplastar las demandas populares.

En la explosión campesina del Catatumbo Santos ha mostrado su verdadera naturaleza autoritaria y neoliberal en favor de las multinacionales mineras, el militarismo uribista, las mafias del narcotrafico y la corrupción de la clase política nortesantandereana.

El comportamiento de los delegados oficialistas está plagado de cinismo, demagogia incoherencia e intolerancia frente al pliego y la movilización rural ocurrida en Tibu, Ocaña, San Calixto, Convención, El Carmen, Ábrego, Teorama, Tarra, La Laya, La Gabarra, Zulia y Sardinata.

Hoy las conversaciones están en un callejón sin salida.

La eminencia gris que mando la Casa de Nariño (para reemplazar el borracho de los chistes malucos), un empresario de Tras Milenio en Bogota, dizque experto en solución de conflictos, ha hecho todo lo contrario de lo que sugieren los protocolos universales conocidos para las negociaciones concertadas. Lo primero que le pidió a los delegados agrarios era que suspendieran su huelga y guardaran el pliego de peticiones.

Con esta jugada sometió, durante cinco días, a un desgaste la protesta popular.

No obstante que el Ministro del Interior anunció, con bombos y platillos, que pagarían la deuda social del Estado con los campesinos, ordenaron excluir el tema de la Zona de Reserva Campesina y su Plan de Desarrollo, único proyecto que permite proyectar con seriedad las soluciones a los graves problemas de casi 300 mil ciudadanos de la zona.

El señor Santos no tiene voluntad democrática y bloquea las soluciones en el Catatumbo.

Igual sucede con los otros asuntos incluidos en el pliego.

No acepta revisar el punto de la Locomotora minera y sus graves daños sobre los ríos, el bosque y recursos naturales. Prefiere que las multinacionales sigan con el saqueo del carbón y el petróleo, que abunda en dichas tierras, pero es una desgracia para sus pobladores porque los únicos beneficiarios son los capitales extranjeros y los políticos del régimen que se roban las pocas regalías que quedan.

No admite debatir ni analizar la situación de los derechos humanos, en una región martirizada por el militarismo que impera con la zona de consolidación y recuperación estratégica, donde los militares fascistas imponen su ley con empadronamientos continuos y con la instalación de batallones en escuelas, hospitales, iglesias y las viviendas de los campesinos.

Impone un enfoque equivocado en el punto de la erradicación de los cultivos de coca porque ha estigmatizado los raspachines como grandes narcotraficantes, mientras mira para otro lado frente al Cartel de los "Pepes Alvarez", la mafia que se adueño de Puerto Santander y de medio Cucuta, donde lava dineros de la exportación de coca por Venezuela, con la construcción de lujosos conjuntos residenciales en el Oriente de la Ciudad. Misma mafia que reactivo los paramilitares organizandolos como las Autodefensas de la Frontera, comandadas por alias Chang, un siniestro y criminal personaje que se mueve en Cucuta y la frontera con la complicidad de las autoridades penales y policiales que lo visitan con frecuencia para tomar Whisky en su masion del conjunto siguiente a Prados del Este.

Y omite la corrupción de los políticos de la región senadores y representantes, con diputados, gobernadores, alcaldes y diputados, que saquean los dineros de las regalías de la Ley de victimas y de la reconstrucción de Gramalote que nunca se dio.

Ocaña es un ejemplo de corrupción en el Catatumbo. Allí el representante ultragodo Ciro Rodriguez dispone a su amaño y capricho de instituciones y presupuestos que desvia para su beneficio, el de sus amigotes de directorio y el de sus familiares. Y Santos lo celebra y recompensa con jugosas prebendas ministeriales.

Sigue la tormenta en el Catatumbo y los campesinos requieren de la solidaridad de todos.