viernes, 12 de julio de 2013

Catatumbo, Santos se atraviesa a Zona de Reserva Campesina. Por Horacio Duque.

Balas del Ejército Nacional disparado en Catatumbo




En el colmo de la mediocridad e incompetencia, el señor Santos ha salido, por todos los medios de comunicación, a descalificar y descartar la demanda de los 200 mil campesinos del Catatumbo para que se de vía libre allí a una Zona de Reserva Campesina con su Plan de desarrollo social integral, elaborado directamente por los labriegos y sin el apoyo de las instituciones correspondientes, que siempre la han bloqueado.

Su argumento manido consiste en afirmar que no acepta las vías de hecho, para referirse a la huelga que adelantan los pobladores, desde hace ya más de un mes y con varias personas asesinadas por la policía, después de años de reclamos y demandas exigiendo la solución de sus graves problemas, entre ellos el de la violencia ejecutada por sangrientos grupos paramilitares que con el apoyo de la Fuerza Pública, asolaron la región con masacres, despojos y desplazamientos de miles de familias, que hoy se encuentran en condiciones infrahumanas en Cúcuta y su Área Metropolitana, donde también deben soportar la indolencia del gobierno y la ineficacia de la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, convertida en la palanca de los politiqueros para la expansión de sus latifundios electorales, pues las reparaciones por 22 millones de pesos que se deben entregar a cada víctima son del manejo discrecional de los directorios políticos santistas. 

Ese es el Estado de derecho del que se ufana el doctor Santos.

Por supuesto que en Colombia, no solo en el Catatumbo, millones de seres humanos deben recurrir legítimamente a la movilización, rebelión y presiones para obtener sus derechos, ante el derrumbe del Estado y de sus instituciones, capturadas por las mafias de la corrupción politiquera, que lo canalizan para favorecer sus intereses privados y dinásticos. Eso ocurre con la vivienda, con la salud, con la educación, con la tierra, con la seguridad humana y con muchos otros derechos que son negados por las burocracias al servicio de maquinarias electoreras, de poderosos terratenientes, banqueros y paraempresarios .

Se necesita cinismo, mucho cinismo, como el del Jefe de la Casa de Nariño, para afirmar que aquí El Estado, el derecho y las instituciones funcionan a la perfección, porque esta "democracia" de papel es un lujo que envidian los ojos del mundo. En que país vivirá este caballero. En Londres debe ser.

La propuesta de Zona de Reserva Campesina del Catatumbo/ZRC, no es un proyecto inventado a última hora. Lleva años de preparación e impulso, con asambleas, talleres, seminarios, apoyo de expertos y elaboración de planes concretos. Todo dentro de los términos de la Ley 166 de 1993, que las institucionalizó. El obstáculo siempre lo han colocado los burócratas del Incoder y del Ministerio de Agricultura. Por supuesto se oponen los militares que tienen su negocio montado con la Zona de Consolidación y Recuperación Territorial Estratégica, donde actúan sin control y como si fuesen un Estado soberano, para gastar a discreción y atropellar la población conjuntamente con los paramilitares de las Autodefensas de la Frontera, que comanda Alias Chang y financia el cartel de los "Pepes Álvarez" (herederos del Pulpo), dueños de medio Cúcuta y de casi toda las haciendas de Puerto Santander, a los ojos de todas las autoridades que conforman la institucionalidad que el señor Santos nos pondera en sus peroratas televisivas.

Las multinacionales de la Locomotora Minera que saquean el carbón, el petrolero y los recursos forestales, son, obviamente, enemigos jurados de la ZRC. No aceptan las exigencias agrarias y populares para que se protejan los recursos naturales de la región, como los ríos la fauna, la flora, los vientos y los bosques. Eso es un peligro para los negocios del extractivismo que patrocina la Prosperidad Democrática.

Decir, en un perfecto galimatías, que no se aceptan las exigencias de los campesinos porque las decisiones administrativas devienen en situaciones legales, es de una pobreza mental que lo pone a uno a dudar sobre la salud del Jefe de la Casa de Nariño. Quien le hará los discursos a este personaje. Obvio, que las decisiones legales deben ser acompañadas de actos administrativos, para decirlo de otra manera. Lo mismo que en el pasado el sujeto del Estatuto de Seguridad, afirmaba con un descaro absoluto, que las cosas no eran ni lo uno, ni lo otro, sino todo lo contrario. Es la ridiculez de la discursividad oficialista. Dan ganas de llorar.

Afirmar que en el Catatumbo se han invertido dos billones de pesos a lo largo de su gobierno, provoca risa. Lo que resulta obligado preguntarse es ¿en qué se invirtieron esos dineros? ¿Cuáles son las obras realizadas? ¿A qué población se favoreció? Pues, en el Catatumbo lo que se observa es pobreza, miseria, terror y desolación que es justamente lo que propició la reacción indignada de los pobladores.

Es cierto que en los últimos meses se anunció la expedición de un Conpes por los burócratas de Planeación Nacional, pero todo eso se ha quedado en el papel, y lo poco que se ha dado se lo llevaron para sus bolsillos los políticos, senadores y representantes, unos verdaderos magos en el arte del enriquecimiento veloz y criminal.

Una afrenta al país es lo que hace Santos cuando se le atraviesa a la Zona de Reserva Campesina del Catatumbo. Hundió todavía más su reelección presidencial.

A los campesinos no les queda más alternativa que seguir adelante con su lucha democrática y masiva hasta alcanzar sus objetivos. Esa es la experiencia de este país. Acá nada se consigue por las buenas. Cada derecho ha sido conquistado con mucha lucha y sangre. O sino que lo diga la martirizada Unión Patriótica. O los sindicalistas. O los desplazados. O las víctimas de la violencia militar y paramilitar.

Exigimos la Zona de Reserva Campesina del Catatumbo, sin más dilaciones y mentiras del señor Santos.



Aguachica, 12 de julio de 2013