Rostros contentos después la primera sesión en la Casa de Nariño, Santos y Biden. |
Indudablemente la
visita “oficial” a Colombia, del vicepresidente de los EEUU Joe Biden, este 26
de Mayo pasado, influyó directa y decisivamente sobre los bandazos dados por el
presidente de Colombia, JM Santos, para lograr “gobernanza” interna, resquebrajada
por la contradicción en el seno del bloque de Poder dominante y manifiesta en
el pugnaz enfrentamiento entre Uribe Vélez y JM Santos. Pero no lo explica
todo.
Lo externo actúa a través de lo interno, claro está: el
lanzamiento de una alianza económico y política de países latinoamericanos con
costas en el mar pacifico, anexados hace años a la economía estadounidense
mediante TLC como Méjico y Chile y los recientes Perú y Colombia, no solo
estuvo orientada a descargar el peso de la crisis financiera global, cuyo
epicentro es “el complejo militar-industrial-financiero con el dólar”, en los
hombros de los trabajadores y campesinos latinoamericanos, sino de taquito, torpedear
los procesos integracionistas inspirados en el mandato anfictiónico de Bolívar
y demás padres fundadores de nuestras naciones, que se están llevando a cabo en
“Nuestramérica”.
Pero no comparto como explicación única el factor externo
en los bandazos de JM Santos, al haber invitado y recibido “oficialmente” al
uribista venezolano Capriles en la casa de Nari y poco después, anunciar el
viejo deseo anexionista de la oligarquía vendepatria colombiana para echarse en
brazos del brazo armado de los EEUU la OTAN, con el fin de que le resuelva la
guerra interna. Recordemos que en 1902, al finalizar la guerra de los mil días,
los dos partidos políticos colombianos pidieron anexarse como un Estado más de
la Unión Americana. En esto existe una explicación más íntima:
Por un lado, está la premura electoral y reeleccionista de
JM Santos que lo ha llevado a la ingenuidad de creer que puede ganarse a los
enanitos verdes de Uribe Vélez para su causa y construir un “Uribismo sin Uribe”
haciéndoles concesiones militaristas contra el proceso de paz de la Habana,
como en este caso romper el apoyo del gobierno venezolano puntal diplomático de
este proceso, o como siempre ha estado “in pectore”, traer cascos azules, esta
vez reforzados por los cascos de la OTAN, para que sea una fuerza militar externa
muy superior (casi celestial o divina) la que utilizando las 7 bases gringas
actuales en Colombia, les resuelva el problema de guerra contrainsurgente actual,
amenace a la insurgencia si no firma su rendición inmediata, y “disuada” a los vecinos
¿Se habrá dado cuenta Brasil?
Y por otro, dar salida a un valioso y probado producto de
exportación colombiano: LOS MERCENARIOS del ejercito; que los multimillonarios
principados árabes, títeres de los EEUU, están importando con grandes sumas de
dinero para sus guerras en el Medio Oriente y que por estar represados en
Colombia están generando una tensión dentro del ejército colombiano. No es sino
mirar la rapidez de la respuesta del alto mando de la OTAN a Santos (no nos
interesa geográficamente Colombia (?) sino los contratos y convenios de “cooperación”
que podamos firmar) y las “afugias” explicativas del ministro de guerra Pinzón.
Toda esta maroma concebida con la mentalidad inmediatista
del tahúr; de “blofs” y pasadas, revires y contra-revires diplomáticos, que
están mostrando una vez más, que a pesar de lo dicho sobre la “Transición” por Sergio
Jaramillo, el comisionado de paz del gobierno Santos, no existe en el seno de la
clase dominante para el asunto de la Paz, una concepción de Proceso, como la
que ha demostrado a lo largo de estos meses la Insurgencia; sino más bien, el
concepto inmediatista y garitero “de mano jugada, mano pasada”, o salida negociada
de toma y daca (express) que está impidiendo avanzar en la reconciliación de
los colombianos, así como llenando de zozobra e incertidumbre el anhelo Universal
de lograr una paz con justicia social, democracia y soberanía en Colombia.
Frente a esto, el pueblo trabajador colombiano, además de
hacer claridad y conciencia, continuar alerta y movilizado preparando nuevas
acciones consientes de masas en favor de la paz con justicia social, democracia
y soberanía; debe profundizar y ampliar las actividades y eventos de masas tanto
nacionales como internacionales, para blindar el proceso de paz de la Habana contra
los bandazos y mezquindades personales de los vendepatria dominantes en
Colombia.