Los procesos de
unidad popular amasados y surgidos desde las bases sociales, en la acción
práctica de la lucha y la movilización social contra el Terrorismo de Estado
imperante en Colombia, y por una democracia real y participativa; debe en gran
parte su efectividad actual a los liderazgos jóvenes o frescos, y en todos los
casos, completamente desmarcados de los viejos vicios de los gastados figurones
de la “llamada Izquierda tradicional”, tan proclive a reproducir los mismos vicios
clientelistas o corruptos que critican (de dientes para afuera) a los partidos
de la oligarquía militarista colombiana.
Hay llamados desde todos los girones del abanico político de
la llamada “Izquierda colombiana” (que incluye la democracia cristiana, las
tres variantes de la Socialdemocracia, el progresismo, los liberales de
izquierda, el maoísmo, el Enverhoxismo, el Anapismo y el marxismo académico) a
una necesaria confluencia o si se avanza en ella, a una unidad electoral para
enfrentar la imparable reeleción de JM Santos, y todos (sin excepción) recaen
en los mismos estribillos con los que desde hace más de 50 años se viene promoviendo
dicha unidad fracasada e inane:
1- Participación en las “próximas” elecciones presidenciales ante las
cuales urge presentarnos unidos.
2 Con un acuerdo “programático” (en el papel) diseñado a la perfección
en los directorios políticos y completamente alejados del querer de las bases
populares.
3- Con “nuestros” candidatos, que son los mismos tradicionales figurones
gastados de la izquierda que han hecho tránsito por todas ellas, nunca
beneficiando al pueblo que la mayoría de las veces ni siquiera los desconoce.
Y 4- Ahora sí, liberados del cáncer de las componendas o la corrupción
que nos pusieron al borde de la extinción; no más Bernal Amorocho, ni Morenos Rojas, ni el indio Rojas Birri, ni
Garzones, ni Bulas, ni Romeros, ni Tarsicios, ni Mariaemas, ni Marcelo Torres,
ni Petro: Honestidad y trasparencia 100%.
Lo cual está bien pero resulta incompleto, porque las
bases populares llevan 50 años enfrentando el Terror Anticomunista del Estado con su remedo de democracia, y luchando
radicalmente, como pueden, contra eso, y es obvio que como mínimo, quien aspire
a representarlos en el establo de Augías, haya hecho en la práctica lo mismo:
enfrentar ese Terrorismo de Estado aún vigente. O por lo menos preguntarse
honestamente ¿Para qué acaban de aprobar, contra viento y marea, en el Congreso
de la República de Colombia una Ley de Fuero Militar, que confirma lo dicho por Hitler de que en su guerra no hay población
civil?
Todos tenemos derecho legítimo a expresar nuestros deseos
o aspiraciones políticas. No faltaba más. Lo que en todos los casos debemos
considerar seriamente, es la posibilidad real de que se puedan realizar. Es
decir, preguntarse con el cerebro intacto, ¿si con las actuales leyes
colombianas o mejor, con el actual Régimen Político que está en discusión en el
proceso de paz de la Habana entre el Estado colombiano y las FARC–EP, es
posible participar electoralmente? o si pudiera ser mejor, acumular fuerzas
organizativas hasta que se pueda (nótese la condicionalidad) lograr en la
Habana, el acuerdo definitivo que pudiera finalizar el conflicto interno
colombiano.
En todo caso y para disgusto de muchos, existe ya en Colombia una “nueva
Izquierda” con cuadros no comprometidos con el Poder dominante, la mayoría de
ellos jóvenes desconocidos en el poder mediático pero si por sus compañeros de
lucha, frescos y surgidos en la concientización que les ha dado la vida en la
lucha contra el Terrorismo de Estado y la movilización popular contra él.
Elegidos directamente por las bases y las organizaciones sociales de la gente
del común, aglutinadas para conformar la Marcha Patriótica y el Congreso de los
Pueblos y todas las más de tres mil 3.000 organizaciones que las conforman, imposibles
de mencionar aquí.
Es una “nueva Izquierda” que inspirada en la obra teórico-práctica
de Lenin y Bolívar, finalmente ha encontrado su camino totalmente diferente y
(talvez contrario) al de la “Izquierda tradicional” colombiana, y
fundamentalmente surgida en el complejo Proceso de encontrarle una Solución
Política al cruento conflicto social y armado de Colombia, y de ahí su consigna
central de “Paz con Justicia Social, Democracia y Soberanía”. La práctica
social, según Marx único criterio de verdad, les está dando la razón y por eso,
la Oligarquía neoliberal colombiana y el imperialismo la quieren exterminar por
las balas antes de que alcance su madurez plena, o cooptar, para evitar su
próximo pronunciamiento electoral.