Afrodita, diosa de la mitología greco romana |
Catalina Ruiz-Navarro (Desde España. Especial para
ARGENPRESS CULTURAL).
Cuenta la leyenda que en el año 238 después de Cristo,
Ágata de Catania se resistió a las intenciones libidinosas del procónsul romano
Quinizano.
El político, ofendido, mandó a amputarle las tetas,
ella tuvo una visión de San Pedro, se hizo santa, y su impactante iconografía
la condenó a cargar sus mamas en una bandeja. Santa Ágata, cuyo milagro parece
ser adelantarse a la ciencia, es la patrona del cáncer de seno.
Angelina Jolie, "diosa" de Hollywood |
Hace un mes, Angelina Jolie hizo pública una doble
mastectomía que se practicó como acción preventiva frente al cáncer de mamas.
Según un sofisticado (y costoso) análisis de su ADN, Jolie tiene el gen BRCA1,
que aumenta su probabilidad de tener cáncer de seno y de ovario al 87%. Con la
mastectomía, Jolie reduce sus probabilidades de cáncer de seno al 5% y ha
anunciado públicamente que el paso a seguir es remover sus ovarios.
La mastectomía de Jolie puso a hablar a todo el mundo.
No de sus tetas, ya todos hablábamos de sus tetas. Desde siempre. Pero que la
tantas veces llamada “mujer más sexy del mundo” reemplace esas tetas
memorizadas por su público hasta la pertenencia por prótesis es un reto
contemporáneo a nuestra idea de belleza, de mujer, de feminidad y de destino;
plantea dilemas éticos, estéticos, biológicos, ontológicos y políticos. Unos
son sobre la voluntad y el destino: ¿Lo hizo por valiente o por cobarde? ¿Lo
hizo “por sus hijos” o por un incontrolable deseo de controlarlo todo? ¿Vale la
pena hacerle tantos quites a algo tan irremediable y gratuito como la muerte?
Otros sobre el cuerpo y los símbolos de lo femenino: ¿La hace menos sexy la
latencia de su enfermedad? ¿Hay tal cosa como un cuerpo natural? ¿No es cada
decisión que tomamos en la vida una intervención sobre el cuerpo? ¿Es ahora una
especie de cyborg, una mujer biónica? ¿Es mujer todavía, aún sin sus tetas, sin
sus ovarios, sin los marcadores biológicos a partir de los cuales nos
inventamos, en el lenguaje, unos géneros?
La gran Afrodita de Hollywood se convirtió en la Santa
Ágata contemporánea. Muchos, de hecho, hablan de Jolie como heroína y como
mártir. Los dos papeles en este caso son antagónicos. Primero porque Jolie
desafía su supuesto destino, escrito en los genes, para tomar las riendas de su
vida y escapar a ser víctima de una enfermedad. Segundo, porque Jolie es la
única que puede darse el lujo de hacer eso sin convertirse en mártir. Su gesto
habla de un mundo soñado por Odiseo, en el que la astucia y la voluntad humana
pueden derrotar los designios de los dioses. Pero también es cierto que una
probabilidad no es más que eso, que el destino nos aplica psicología inversa y
la mastectomía pudo ser inútil (tal vez Jolie nunca iba a tener cáncer) o el 5%
basta y aun puede tener mala suerte en la lotería de la enfermedad.
Jolie no le puede ganar a la muerte. Pero lo valiente
de su decisión es que una mujer que ha construido su carrera sobre los símbolos
de lo que significa ser mujer, la más deseada, amada por el más deseado, se
deshaga de esos símbolos, por la razón que sea, y se reclame mujer ante el
mundo, frente a tantas mujeres que tomaron la misma decisión en secreto y se
cuestionan su feminidad. Y si bien no responde la pregunta, deja claro que una
mujer es más que unos órganos dislocados, unos ovarios y unas tetas, una mera
función erótica y reproductiva. Afrodita, Angelina y Ágata. Ser mujer es más.