Si bien todos
los puntos acordados para la discusión –que no diálogo- en la Mesa de
Conversaciones de La Habana son de capital importancia, el de la Participación
Política centra la atención de todas las clases de la sociedad colombiana.
Ello es así
porque la oligarquía y el imperio en 1964 cerraron la puerta de la
participación política de los campesinos de Marquetalia, dando origen a las
FARC, la cual abrió su « boquete » -una ventana apenas- para seguir
participando en política. Los Marquetalianos estaban desarrollando su
« participación política » al desarrollar su forma de vida en una
zona a donde no llegaba la mano del Estado. Y lo estaban haciendo bien. Hasta
que llegó el Estado y los bombardeó, es decir, les negó toda participación
política a regir sus propios destinos y se inventó el cuento de las
« repúblicas independientes ».
La negativa
gubernamental de entonces parece que se repite ahora. Los delegados
gubernamentales repiten la letanía del NO a todas las propuestas de las FARC.
Especialmente en puntos sensibles. En el primero, fue la tenencia latifundista
de la tierra (1,44 de los terratenientes acaparan el 52% de la tierra). Hoy en
el de participación política es la Constituyente. Por qué el miedo oligárquico ?
Por qué el pavor ante la presencia del Constituyente primario ? Por que le
tienen tanto miedo al pueblo ? Por qué los ventrílocuos gubernamentales a
estos puntos les dicen No, NO, NO !?
Es el miedo a
la expresión popular. La oligarquía está muy acostumbrada a tener el poder en
susmanos. Y todo lo que signifique perder el poder les produce
« terronera ». El miedo es tal que sus cálculos –las llamadas
« encuestas »- les muestran que la Constituyente se podría convertir
en un « caos » -del malo dice un investigador colombiano porque según
él hay un caos bueno-, y el poder irse a manos del pueblo. Esa es la razón del
NO repetitivo de, represntante gavirista-trujillista en la Mesa de La Habana,
aunque hay otras de índole personal como que Gaviria Trujillo no quiere perder
el « honor » de ser la « madre » de la Constituyente que
malparío la Constitución del 91.
Viendo las
cosas desde el punto de vista electoral podremos vislumbrar esas causas de
miedo. La oligarquía ha manejado el país con el 20-25% del padrón electoral
–con todo y su maquinaria, con todo y sus vagabunderías y delitos al sufragio y
a los electores-. Cuando han alcanzado « votaciones históricas » lo
han hecho a través de fraudes en la Registraduría. Lógico que piensen que si
las FARC logran 4nbvxz< nuclear a su alrededor al campesinado -35% de la
población-, y a las otras expresiones organizativas populares en las ciudades,
pasarían fácilmente del 35%, incluso llegarían al 40% y más allá.
Eso si
contaramos con una Registraduría impoluta, pero todos sabemos que ella se mueve
a partir de los billetes que les metan en sus bolsillos. Por ello tocaría
direccionar esa « avalancha popular » para controlar el conteo en la
Registraduría y en los puestos de votación. Significaría entonces una
movilización popular no solo para llevar los votantes a depositar sus votos,
sino para defender su voto ya depositado.
Mas tenemos que
lograr obtener primero lo primero. Que es que la Mesa de La Habana acuerde la
Constituyente, segundo gran pulso de las Conversaciones –el primero es la
tenencia de la tierra, que por estos días estamso viendo como escamotean las
leyes en el caso de Rio Paila-. El pueblo, sus organizaciones de masas, sus
organizaciones barriales y veredales, deben de mil y una manera expresarse en
favor de la Constituyente que deberá ser citada por el pueblo, refrendada por
éste y votados sus representantes, para convertirse en actores de su propio
destino. No debemos esperar que el gobierno produzca acciones en favor del
pueblo. No. El gobierno es un gobienrode clase, oligárquico, y responde a los
intereses oligárquicos e imperials. Nada bueno puede esperar el pueblo de él.
Así que nos toca movernos y movilizarnos. Pellizquémonos, ala!
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Publicado por
Blogger en CambioTotalRevista el 6/18/2013