Cecilia López, Ocampo, Marulanda, Navarro.
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Alberto Pinzón Sánchez (especial para ARGENPRESS.info)
El análisis de la contradicción objetiva (unidad y lucha de
contrarios) en la cúpula del Poder dominante en Colombia, entre JM Santos y
Uribe Vélez, ha sacado a la luz una serie de puntos de vista disímiles,
positivos para la evaluación política de la crítica coyuntura actual
colombiana.
Por ejemplo, el columnista y político del PDA, Aurelio
Suarez Montoya, en una interesante opinión “la doctrina Bush- Uribe vs Obama- Santos”
(23.07.2012) analizando los intereses económicos sobre la renta del suelo en
Colombia ( latifundismo rentista y agro-minería ) que unen estrechamente en un
mismo proyecto neoliberal y trasnacional a los dos gobernantes, pero al mismo
tiempo los enfrentan irremediablemente; lleva el hilo analítico hasta la
divergencia existente en el bipartidismo estadounidense: … “Se oye con
frecuencia que el papel del Partido Republicano en América Latina es
-fortalecer la derecha- y que el del Demócrata es -cooptar la Izquierda-.
Métodos distintos de abordar el liderazgo que Estados Unidos se atribuye, rutas
diversas para el hegemonismo”.
Otros aportes destacan la lucha de estilos personales
llevados al gobierno, entre la modernidad y la pre-modernidad, entre la razón y
la sinrazón, entre el yupi eficientista bien trajeado y el capataz impulsivo
con sombrero y zurriago. Hay también toques regionalistas con sus hablados
entre el paisa frentero y el cachaco taimado e hipócrita, y como no podía
faltar en Colombia la cuestión religiosa, hay quienes explican la contradicción
como una lucha entre laicismo y Opus Dei. Tampoco ha faltado la semiótica del
poder entre delegación administrativa y la micro gerencia directa; ni la
metáfora genética para explicar la unidad inseparable de los dos personajes y
su lucha, como un par de siameses con genes distintos. Realmente todo muy
interesante y enriquecedor.
En Colombia, por extraña herencia colonial plasmada en la
lengua de la dominación, somos dados a crear eufemismos rimbombantes para no
incomodar a los poderosos de turno o no descarnar la realidad y hallar la
verdad. Por ejemplo, hemos creado y expandido en el idioma castellano con gran
aceptación regional, la categoría “afro-descendientes” para llamar a los negros
descendientes de los esclavos traídos por los blancos europeos a Nuestra
America desde África, y a quienes también se hubiera podido llamar
“esclavo-descendientes”.
¿Por qué razón y siguiendo con esa lógica colonial
explotadora y racista; la oligarquía colombiana no se llama
“europeo-descendiente”, o los indígenas no se denominan “mitayo-descendientes”?
¿Por qué se insiste en llamar a los proletarios como “gente menos favorecida” y
a los oligarcas se les sigue denominando difusamente “elite”, o al terrorismo de
Estado en Colombia se le sigue venerando como la “democracia más antigua de
América”?
Una de tantas explicaciones podría deberse a lo anotado por
Suarez Montoya. En Colombia desde hace muchos años, se han aplicado no una sino
las dos tácticas de la Hegemonía estadounidense: El fortalecimiento
ininterrumpido de la llamada “derecha” y la cooptación indiscriminada y
persistente de la cooptación de las capas medias, en especial de la
intelectualidad de izquierda al sistema de dominación. No me refiero al sinnúmero
de cooptados que la historia colombiana ha aportado al régimen y cuyos nombres
son bien conocidos, sino al sistema general de cooptación que describo, uno de
cuyos puntos centrales es la neo-lengua creada, aún pendiente de ser analizada
con rigor.
Precisamente hoy 09.08. 2012 acaba de realizarse en Medellín
una reunión de 35 antiguos (para no llamarlos viejos) políticos,
autodenominados “intelectuales colombianos”, como la frescura de Mokus,
Navarro, Ocampo, Marulanda, Cecilia López, Fajardo, Pedro Medellín, para citar
a los más destacados; quienes en lugar de mostrar la espantosa realidad de más
de 40 años de ejecución en Colombia, de la ecuación económica
“neoliberalismo-guerra de despojo” y que conocen a la perfección; han preferido
redactar un bello eufemismo muy ciudadano en forma de manifiesto, con el fin de
“recuperar el sentido publico, ético y representativo de la política, hacer
frente a la corrupción en el sector público y el privado, a la captura criminal
de lo público, al uso de las instituciones del Estado no al servicio del
ciudadano sino de la clase política que lo dirige” y de paso, superar la
polarización producida por la contradicción (antes citada ) en el bloque de
clases dominante representada entre JM santos y Uribe Vélez, ”reconciliando, no
a dos personas, sino a la política con la ciudadanía colombiana”.
Si no se tratara de un eufemismo típico colombiano, en el
cual se ve la refundación de otro partido verde y el inicio electorero de otra
campaña presidencial, sería realmente algo positivo para el país un
desprendimiento así. Pero ¿cuando pensó el hoy alcalde de Bogotá Petro, que al
elegir con su voto de “izquierda democrática” al ultra montano procurador del
Opus Dei Ordoñez, este le iría a pagar el favor agregándole el sambenito de
“mariguanero”, al de guerrillero vestido de civil? ¡Gajes de la cooptación!
Foto: Cecilia López, Ocampo, Marulanda, Navarro.