Construyendo la Paz. . . .
“Senda guerrillera”, obra de la guerrillera, artista
y pintora Inti Maleywa
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Las mentiras se gastaron y
la verdad brotó como sorpresa
Por
Narciso Isa conde
Las bases calumniosas
de los motes despectivos de “terroristas”,
“bandidos”, “narcoterroristas”… empleados contra los FARC y el ELN, han sido
evidenciadas en grande y también sensiblemente resquebrajadas con el anuncio del
gobierno colombiano favoreciendo el diálogo con las FARC y el ELN en busca de
la paz
De
pronto, además, el contexto de la
propaganda que sindicaba a esas organizaciones político-militares como “bandas en extinción” también se vino abajo.
El
lenguaje guerrerista oficial ha menguado
considerablemente, lo que no significa que no se vuelva a retomar en
condiciones peores para los promotores de la guerra.
En
los hechos, en lo inmediato, las fuerzas insurgentes han sido reconocidas como
lo que son: organizaciones político-militares revolucionarias, marxistas-bolivarianas,
comunistas, guevaristas, mariateguistas...
Han
sido aceptadas como fuerzas beligerantes, como contrapartes del gobierno de un
nuevo dialogo por la paz, como interlocutoras válidas frente a un Estado que
por más de medio siglo se ha empecinado
en imponer una guerra sucia tutelada por el poder imperial.
!
Las mentiras se gastaron y la verdad brotó como sorpresa!
- Crisis del guerrerismo oficial colombiano
Evidentemente
el Plan Colombia y su derivado Plan Patriota, pese a la enorme logística y
moderna tecnología estadounidense e israelí que los han nutrido, fracasaron. Y
fracasó de nuevo junto a esos planes el esfuerzo destinado a derrotar
militarmente la heroica insurgencia colombiana.
La
línea guerrerista entró en crisis mayor. El poder dominante está dividido en
cuanto a la pertinencia y efectos de su prolongación. La realidad les dice a
unos (representados políticamente por el presidente Manuel Santos) que no es
posible la pretendida victoria militar; mientras que las claques mafiosas
paramilitares, militaristas y empresariales vinculadas al negocio de la guerra
y la narco-corrupción, se empecinan en una política guerrerista cada vez más
cuestionada y acorralada por la sociedad. Ahora están mucho más aislados.
De
todas maneras Uribe, ya desenmascarado y embarrado como máxima expresión
política de esos sectores, persiste en su alucinante afán guerrerista con
cierto apoyo de la extrema derecha de EEUU y del continente, entre la que se
destaca la venezolana.
- Mayor acumulación insurgente
La
FARC no pudo ser debilitada con las acciones puntuales ejecutadas en su contra,
sino que supo encajar los golpes recibidos y reponerse cada vez. Aprendió de
los reveses temporales y potenció sus energías militares, sociales y políticas.
Se reestructuró, creció cualitativa y cuantitativamente, diseño nuevas tácticas, remozó su estrategia, amplio su inserción
en el tejido social rural, urbano y suburbano, y en toda la diversidad étnica-cultural
y social.
Avanzó
notablemente en el seno de la juventud, del pueblo empobrecido, las mujeres y
las poblaciones originarias.
Supo,
además, enriquecer y renovar su pensamiento revolucionario, potenciándose como
ejército popular bien dotado, milicias irregulares, partido comunista
clandestino, movimiento patriótico bolivariano y parte de un sistema de
alianzas de gran amplitud y firmeza.
El
ELN, por su parte superó dificultades, corrigió errores en cuanto a la salida
política al conflicto armado en el contexto de la hegemonía uribista, afirmó su política revolucionaria, articuló
mejor sus planes de expansión y sus políticas de unidad, y derrotó embestidas y
maniobras enemigas, conservando sus áreas de implantación política y social.
Al
mismo tiempo avanzó la cooperación y la unidad entre ambas fuerzas insurgentes.
Las
luchas políticas sociales ha crecido impetuosamente a escala nacional y los
movimientos sociales activos se han multiplicado y fortalecidos en medio de la
de la multi-crisis crónica del capitalismo y de los efectos devastadores del
neoliberalismo y del terrorismo de Estado.
Mas
allá de la insurgencia armada -y sin chocar ni competir con ella, mas bien complementándose
ambas- se ha conformado una gran torrente de fuerzas político-sociales civiles,
con definida actitud contestataria, que exige cambios estructurales, nueva
institucionalidad, transformaciones sociales y políticas de de fondo en el
sentido de alternativa real al neo- liberalismo y a la seudo-narco-democracia
vigente.
La
expresión mas estructurada, potente y esperanzadora de ese torrente es el Movimiento Marcha Patriótica, que a raíz
de su lanzamiento y de los meses posteriores ha exhibido un formidable poder de
convocatoria y capacidad atractiva.
Así,
el vacío político -resultado de la declinación del bipartidismo tradicional
(conservadores y liberales neo-liberalizados), de la crisis y división de la
“nueva derecha” y de la creciente dispersión y reducción del Polo Democrático (centro-izquierda, o más bien
centro), tiende a ser llenado por esta nueva fuerza expansiva e
innovadora, que cuenta con
liderazgos tan impactantes como el de la ex-senadora (groseramente
criminalizada) Piedad Córdoba, expresión de dignidad, combatividad y talento
político.
Ella
(Piedad) también ha sido inspiradora del espacio conocido con el nombre de Colombianos/as por la Paz, que reúne a
centenares de prestigiosos intelectuales dedicados/as a sembrar la idea de la
paz a través de una salida política al conflicto armado capaz de superar las
causas estructurales e históricas de la guerra y la violencia.
Tanto
ha calado ese reclamo de paz –resistido por años por un Estado guerrerista y
por los negociantes de la guerra- que el actual gobierno de Santos no ha podido
ignorarlo ni evadirlo en un momento en el que el respaldo a la búsqueda de la
paz a nivel de encuestas representa casi el 70% de población consultada.
A
esto se suman las enormes dificultades que encierra la prolongación del
conflicto armado, ahora en condiciones mas adversas para el Estado y para la
gran burguesía, incluidas
las enormes obstrucciones que su continuidad en ascenso le generaría
al modelo exportador y mega-minero que la clase dominante gobernante tiende a
potenciar en el contexto de la globalización neoliberal; así como a las vitales
relaciones comerciales con Venezuela, principal mercado de la industria
manufacturera colombiana y principal fuerte de combustible.
Es
esa compleja realidad y esa combinación de factores lo que influye
determinantemente en el nuevo giro gubernamental hacia los nuevos diálogos de paz,
auspiciado bajo presión nacional por el presidente Santos y los sectores de la
gran burguesía local y de la burguesía transnacional que representa, en un
intento de reducir presiones y contener el deterioro.
- Intereses y objetivos contrapuestos en el
referido diálogo.
Es
claro que las FARC y el ELN, con su actitud proclive a una salida política al
conflicto armado, no simplemente procuran una precaria inserción política legal
dentro del sistema imperante y una que
otra reformas; si no, que desde su acumulado histórico y desde el poder
adicional de las nuevas fuerzas emergentes movilizadas, apuestan a un cambio político
y social realmente alternativo al sistema imperante; esto es, procuran la apertura de un periodo de transición a partir
de transformaciones de calidad y profundidad en todos los ordenes y de
reconquista de soberanía nacional-popular y democracia claramente planteadas.
El
gobierno, por el contrario, intentará reciclar el sistema, apaciguar luchas con
concesiones limitadas y desmovilizar la insurgencia a cambio de poco. Mientras
el imperio peleará su hegemonía y presencia militar, inaceptables para el
pueblo. La contradicción esencial continua en ese y todos los escenarios.
Acontece,
sin embargo, que la contraparte revolucionaria, además de haber mostrado mucha
firmezas y claridad de objetivos, ha aprendido mucho de las experiencias
negativas de “paz negociada” en su
propio país y en Centro América y cuenta además con un cuadro continental y
mundial mucho mas favorable y un país cada vez más convulsionado por el acenso
de la ola social y política que clama cambios e independencia de verdad.
La
multi-crisis del sistema capitalista lejos de aminorarse se profundiza y se
extiende.
La
oleada transformadoras se diversifica, teniendo hoy en Colombia una de sus
expresiones mas altas, acompañada del accionar de fuerzas de vanguardias
antiimperialistas y anticapitalistas profundamente enraizadas en todos los
combates y con claras claros miras hacia el socialismo bolivariano y el
comunismo del XXI.
Un
nuevo periodo -no por promisorio menos difícil- está marcha en Colombia, lleno
de obstáculos, complejidades y sorpresas.
Un periodo en el que la lucha por la paz asume
una nueva dimensión movilizadora, pero cuya garantía de avances y logros se
coloca lejos de la ilusión o el cretinismo pacifista y muy cerca de la combinación
efectiva de diversas modalidades de lucha, la defensa de lo acumulado en el
terreno militar y del mayor despliegue integral de la fuerzas alternativas: unas
con el poder disuasivo y/o confrontativo de las armas vinculada al pueblo
rebelde y otras solo con el enorme poderío de la indignación movilización
social, cultural y político en dirección a la creación de poder popular y
hegemonía política. Ambas sumadas dan victoria popular-nacional con vocación
continental.