lunes, 13 de agosto de 2012

La “exclusión” del Partido Comunista Colombiano


“Asesinados uno tras uno”, dice el título en la portada
del Flamman, órgano de la izquierda sueca. En la foto, Manuel Cepeda,
director del semanario VOZ, habla en el sepelio de José Antequera, secretario
general de la Juventud Comunista colombiana y vicepresidente de la Unión
Patriótica, asesinado el 6 de marzo de 1988. El 9 de agosto de 1994, le tocaba
a Manuel que con su lápiz y vieja maquina de escribir, constituyó “un riesgo
de Estado”. Un general de la Inteligencia militar de la Brigada 20 en Bogota,
ordenó a los paramilitares de asesinar al colega y camarada Cepeda.


Por Horacio Duque Giraldo.
La palabra “exclusión” me trae malos recuerdos. Más cuando se trata de una exclusión política. Viví en carne propia la exclusión del post Frente Nacional, un arreglo bipartidista liberal-conservador que deliberadamente marginaba a los comunistas y otras expresiones de la izquierda de la vida política y electoral, en muchos casos mediante la violencia y el terrorismo de “pájaros” y paramilitares.
Ahora reaparece el término a propósito de la “exclusión” del Partido Comunista del Polo Democrático mediante una componenda del MOIR con Clara López, su marido Carlos Romero, con Carlos Gaviria y el desacreditado ex maestro Jaime Dusan. El argumento es una supuesta doble militancia comunista por su activa y necesaria presencia en la constitución y organización de la Marcha Patriótica, movimiento sociopolítico que congrega miles de campesinos, jóvenes, mujeres, indígenas, afros y trabajadores en la búsqueda de la paz y la solución política de la larga guerra civil colombiana que golpea los más pobres y débiles de la sociedad.
Sacar a los comunistas del Polo Democrático es algo regresivo e ilegal.
Regresivo porque los argumentos formulados por esta “izquierda” sectaria (1) y corrupta en nada se diferencian de los de la ultraderecha. Son iguales a los del Puro centro democrático uribista que justifica la violencia paramilitar y la persecución de los comunistas en el manido argumento de una esencialidad violenta y totalitaria de los mismos. Desconociendo la multicausalidad histórica, política, social, económica del conflicto armado colombiano que es menos el reflejo de la denominada “combinación de las formas de lucha” y más la resistencia a la inveterada violencia de las castas oligárquicas dominantes en el Estado colombiano, ajenas al procedimiento democrático moderno, como de manera contundente lo demuestra el largo periodo de Uribe Vélez en el poder en alianza con el narcoparamilitarismo.
El infame señalamiento y atropello a los Comunistas debe tener muy feliz a Uribe Vélez y a todo el campo de la ultraderecha paramilitar con nuevos elementos para seguir con el exterminio violento de los militantes revolucionarios. Apareció la pata “izquierdista” del Puro Centro terrorista.
No obstante que los autores del desafuero dicen ampararse en la Ley que prohíbe la “doble militancia” su determinación es a todas luces ilegal. Es débil legalmente como dice Rafael Nieto Loaiza en su columna de opinión “Se mueve la izquierda” en El Colombiano de Medellín (2). De allí la urgencia de agotar todos los recursos legales y jurisprudenciales ante el Consejo Nacional Electoral, el Consejo de Estado y los jueces ordinarios para impedir que este atropello cobre forma. Entablar todas las demandas ante el poder judicial es una prioridad.
Jaime Dusan, Carlos Romero, Clara López y Carlos Gaviria quieren ganarse la gracia y el perdón de la gran oligarquía colombiana acuchillando a los comunistas. Su felonía es total. No pasaran.
El heroísmo de los comunistas colombianos es superior a tanto miserable. Que lo diga la vía crucis de la Unión Patriótica.
NOTAS:
1. El Colombiano, Medellín, 12 de agosto de 2012, Alejo Vargas, “otras opciones políticas en Colombia”, columna de opinión.
2. El Colombiano, Medellín, 12 de agosto de 2012, Rafael Nieto Loaiza, “Se mueve la Izquierda”, columna de opinión.