lunes, 13 de agosto de 2012

¿Qué los narcos son… quiénes?

Campesinos desprestigiados por el Estado colombiano como productores de cocaína
cuando en realidad son víctimas por el abandono del Estado, obligados de cultivar hoja
de coca para la supervivencia. 


Por Ingrid Storgen, ANNCOL

¿Qué los narcos son… quiénes?

No podemos negar que la droga arrastra hacia un submundo del que no es fácil salir.
Tampoco podemos negar que toda adicción es nociva, que perjudica tanto al adicto como al entorno y que hace falta mucha voluntad de los estados para acabar en ese flagelo que enriquece a pocos, que sostiene gobiernos, que financia campañas electorales y que lacera el tejido social.
Lo que sí podemos negar y eso lo hacemos con todas las fuerzas, es esa mentira instalada que trata de hacer creer –lográndolo muchas veces- que el campesino que cultiva cannabis sativa –marihuana- o coca, es el narcotraficante.
Fuerzas de negación apoyadas en el criterio más lógico y evidente.
Muchas veces escuchamos las noticias de las agencias del sistema celebrando la “desarticulación de una red de narcotraficantes” y sabemos que a quien detuvieron es un campesino que cultiva esas plantas como medio de sustento diario. Nos preguntamos dónde tendrá ese pobre hombre el laboratorio que procesa las hojas antes de subirlas a un avión con destino a los EE.UU, país consumidor por excelencia y al resto del mundo.
En este mundo convulsionado, en el que un ladrón condena al juez –si no es amigo suyo- el tema narcotráfico avala muchas cuestiones, justifica muchas represiones y estigmatiza la lucha de los pueblos por su liberación.
Los jovenes guerrilleros Malena y Ronaldo explican en un video la posición de las FARC-EP respecto al uso indiscriminado de las drogas echando por tierra la teoría que sindica a la organización como narco.
Jesús Santrich
Jesús Santrich concluye la idea.
Los lectores podrán darse cuenta hasta qué punto, desde el sistema dominante, tratan de manipular las mentes de los pueblos. Por ello es que no nos cansaremos de repetir que urge la tarea concientizadora.
Nosotros la comenzamos desde este espacio, también estigmatizado, que nos deja la satisfacción de quedar tranquilos porque más temprano que tarde la mentira caerá y serán libres nuestros pueblos.