Por: Libardo García Gallego (Cogitando)
Agosto de 2012
Unos
 pocos oligarcas que gobiernan para sí mismos, aparentando un  
humanitarismo que ignoran y por lo tanto no practican y un pueblo 
sojuzgado,  embelesado, mejor imbecilizado, que olvida en segundos los 
engaños, las  promesas incumplidas, el saqueo del erario, el nepotismo, 
el cinismo y todas  las injusticias cometidas por ese grupito de 
bandidos instalados en los tres  poderes del Estado. Porque si la 
corrupción campea en el Congreso, el poder  judicial no es impoluto y 
mucho menos el ejecutivo. 
Esta es la “democracia” de la cual se ufanan miríadas de ilusos, quienes  no logranentender
 que en Colombia se crearon grupos armados contra el Estado  porque éste
 siempre ha sido antidemocrático,  injusto y excluyente. 
No
 se entiende cómo ciertos compatriotas alardean de estar marginados  del
 conflicto social y armado que se vive en Colombia. Con semejante 
actitud  demuestran su apatía ciudadana pues equivale a confesar que no 
les interesa su  patria y que por ello no participan en la búsqueda de 
una solución racional  para poner fin a la guerra. Se limitan a 
vociferar que como no están  armados  con fusiles, granadas, cilindros  o
 machetes, la guerra no es con ellos.  
Quizás
 parte de ellos sienta garantizados todos sus derechos humanos y  goce 
de una plácida existencia alejada de los puntos neurálgicos de la 
confrontación  armada.
Pero
 por lo menos el 80% de sus compatriotas, aunque no puede  vanagloriarse
 de tan idílica y utópica felicidad, cual cacatúas bien  adiestradas, 
repiten las justificaciones de su clase gobernante, a través de  los 
medios, propiedad de ella misma, atribuyéndole a las guerrillas el 
origen  de la violencia extendida por todo el país.
¡Qué
 pesar!  La ignorancia popular  se ha tragado el cuento que nuestras 
Fuerzas Militares están preparadas para  defendernos a todo(a)s. No 
entienden que las FF.MM. están a órdenes de sus amos  imperialistas y de
 las transnacionales y que su única función es la protección  de  esos 
intereses más los de la minoría  gobernante y sus compinches, es decir, 
los intereses de los dueños del país.  Decir esto incomoda a quienes 
saben de sobra el origen de la violencia en  Colombia. Mas cómo callarse
 cuando es una incontrovertible  verdad que se niegan a aceptar.
Ningún
 compatriota puede marginarse del conflicto. Es una realidad que  nos 
afecta  a todos. La guerra se consume  la mayor parte del Presupuesto 
Nacional mientras son mínimas las partidas  asignadas  a los sectores de
 salud, educación,  empleo, vivienda, ciencia, deporte, investigación y 
otros  que sí aportan al verdadero desarrollo  humano. Los únicos 
beneficiarios de esta   guerra prolongada son los fabricantes de 
armamentos. Nuestra juventud,  en lugar de entrenarse en el oficio de 
matar, debería estar estudiando,  produciendo, desarrollando sus mejores
 aptitudes corporales e intelectuales. 
La
 clase dueña ahora del poder debe dejar de mentir y reconocer que es  
preciso reestructurar el Estado y construir uno muy diferente al actual,
 basado  en la solidaridad, la igualdad y la inclusión social, y que 
para ello deben  reducirse sus enormes privilegios, de los cuales se 
apoderó, arrebatándoselos a  los estratos inferiores de la sociedad. 
La
 exigencia de la subversión armada es la completa democratización del 
país,  la garantía de todos los derechos a todos y cada uno de los 
compatriotas. Para  lograr lo anterior se precisa reducir a la mínima 
expresión la desigualdad  social mediante la redistribución de las 
riquezas, la mayoría de ellas  acaparadas ilícitamente por 
terratenientes, genocidas, corruptos y delincuentes  de todo tipo, y una
 Reforma Agraria Integral que entregue parcelas suficientes  y 
productivas a quienesdemuestren estar interesados en la producción agropecuaria, más los  necesarios insumos y asistencia técnica.
Amable lector, ¿se considera Ud. Un marginado del  conflicto armado?