Por Cristo Rafael García Tapia
No
debe ser difícil dispararle a un blanco cuando el francotirador goza de todas
las ventajas de una estratégica y privilegiada posición en el campo de tiro,
además de un sofisticado armamento aceitado en las armerías de la más alta y
poderosa burocracia.
Es
por tal que el ex presidente Pastrana, cuyo fracaso en la búsqueda de la paz
con las FARC no pudo ser más estruendoso, no pierde oportunidad de dispararle a
la Mesa de Negociación Gobierno-FARC-EP, en La Habana.
Y,
por ahí derecho, congraciarse con Uribe, y ya amancebados, comandar los
escuadrones de fusileros que darán en partirle las patas a una Mesa de Paz,
legítima y legal, armada con las mejores y más sanas intenciones de negociar el
conflicto armado colombiano y emprender el camino de la paz.
Propósito
sin empeño en el que uno y otro de aquellos mostraron absoluta inferioridad
para confrontarlo y obtener por la vía del acuerdo político una salida decorosa
y transparente, distinta de la de tierra arrasada y rendición incondicional que
animó sus delirantes propuestas y ejecutorias.
Tanto
por convicción ideológica como por táctica política y electoral, y hasta por
remilgos temperamentales, Pastrana y Uribe son enemigos naturales de la paz con
las guerrillas colombianas, trátese de las FARC –EP o del ELN. Y de toda salida
política al largo conflicto armado que nunca reconocieron.
Motivo
evidente y razón suficiente para encontrar siempre el portillo, o abrirlo a
punta de tiros, por donde salir a combatir con sus ejércitos, gremios y señores
de la tierra, toda acción destinada a construir los puentes que hagan posible
el emprendimiento civilizado de la concordia nacional, opuesto a la extrema
derecha que encarnan y siempre han representado.
Y
es que ya basta de andar buscando las “fuerzas oscuras” y los “enemigos
agazapados de la paz” afuera. O inventándolos. Están aquí. En los cenáculos de
todos los poderes que en Colombia han sido, son y pretenden continuar. Y con
portavoces claramente identificados, aunque intocables.
Son
las mismas “fuerzas oscuras” pero visibles de la violencia contra los
liberales; los mismos “enemigos agazapados” pero con las manos libres para
acribillar a la UP; la misma “mano negra” conformando ejércitos contra la restitución
de tierras y haciendo alianzas con el narcotráfico para lo mismo.
Sí.
Las mismas “fuerzas oscuras” y “enemigos agazapados contra la paz”, que le
echarán bala a los amnistiados o indultados o con penas en suspensión que
salgan de la Mesa de La Habana, si es que antes no le parten las patas.
Para
pensar y entrar en zona de riesgo por lo que pueda sobrevenir, esa unión que
acaba de sellarse entre el que invocó la paz para ser presidente y el que
intensificó la guerra y el conflicto para el mismo y replicado propósito.
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Tomado de El Universal