Hubo
una vez un hombre muy pobre, que por robarse un salami para paliar el hambre
que lo agobiaba, pasó diez años en la cárcel.
En
estos días nos informan que otro infeliz fue a parar a un destacamento policial
por “robarse una guayaba”.
En
ambos casos, tanto el dueño pijotero del salami como el de la guayaba, recurrieron
a la nada santa Policía Nacional, asociada desde sus estructuras de mando a
todo tipo de delitos de Estado, empresariales, civiles y militares.
Y no es que el pobre hombre del salami o el
infeliz joven de la guayaba recibieran el castigo mayor contemplado en casos de
violación de la ley que protege la “santísima propiedad privada”, pues es
conocida la abundancia de jovenzuelos empobrecidos que caen sistemáticamente
abatidos por la implacable metralla policial; muchas veces solo “por sospecha”
o por el simple hecho de ser pobre, generalmente “mal vestido”, negro, mulato o descendiente de haitianos/as
Con
el ricachón, el general, el político encumbrado, el alto funcionario
enriquecido, el “inversionista extranjero”,
el mafioso con papeletas… pasa lo
contrario. Y si además es blancote y rubiote, va en coche.
A robo
menor, penas mayores; robar poquito por hambre puede conllevar hasta pena de muerte.
A robo mayor, impunidad absoluta. Robar
muchísimo desde el poder y la opulencia
incluye condecoraciones, reconocimientos, alabanzas, candidaturas y
nombramientos jugosos; incluidos títulos de filántropos (si se trata de grandes
empresarios) o diploma del “mejor estadista del año” (si se trata de un ex-presidente socio en suciedad de una
voraz transnacional tipo Barrick).
Así
ha sido en tiranías y post-tiranías, durante las ladrocracias (balaguerista,
perredeísta y peledeísta); durante las mentadas democracias, las seudo-democracias
y las narcocracias capitalistas.
Y
si les asaltan dudas sobre el “arreglo” que le han hecho a la balanza o no
alcanzan a ver los agujeros en la venda de Doña Justicia, observen bien los Ladroneles
de hoy, presentes en parte en el gabinete de Danilo.
Los
asociados a la estafa de la Sun Land y
los conspicuos receptores de las ayudas multimillonarias a FUNGLODE.
Los
sobornados por Barrick Gold, Falcondo, Gold Corp, Uni Gold y todo el cártel de
la mega-minería. Los muchachones del PEME. Los integrantes de las mafias
importadora, eléctrica, energética, de la construcción, de las deudas y los
bonos soberanos
Pónganle
el ojo clínico a los narcos-generales y sus conexiones políticas.