Por Jimy Ríos
Apoyado en diferentes estudios
sobre el año 2011, la administración Santos sostiene que la pobreza y la
desigualdad han disminuido gracias a sus políticas asistencialistas. Lo cierto
es que ha demostrado que la política pública más efectiva para combatir el
problema, es cambiar la metodología de medición. Las versiones oficiales
presentan contradicciones entre sí, pero sobre todo son desvirtuados por la
realidad. El Pueblo en la calle se ha encargado de mostrar la crítica situación
social.
Presentación.
Apoyado en diferentes estudios
sobre el año 2011, la administración Santos sostiene que la pobreza y la
desigualdad han disminuido gracias a sus políticas asistencialistas. Lo cierto
es que ha demostrado que la política pública más efectiva para combatir el
problema, es cambiar la metodología de medición. Las versiones oficiales
presentan contradicciones entre sí, pero sobre todo son desvirtuados por la
realidad. El Pueblo en la calle se ha encargado de mostrar la crítica situación
social.
Más allá de cuestionar los
informes, se trata de mostrar una economía que no satisface las necesidades de
las mayorías y un régimen político que impide el debate democrático sobre la
distribución de la riqueza. No se trata pues, de críticas solo circunscritas a
la discusión técnica y cuantitativa, aunque se recurra a esta vía para develar
la miseria, así como la principal estrategia para ocultarla, a saber, los
cambios metodológicos en la medición del problema.
Es el caso del informe más
publicitado tanto por el gobierno de Uribe como el de Santos, a cargo
inicialmente de la Misión para el Empalme de las Series de Empleo,
Pobreza y Desigualdad y ahora del DANE. Con los cambios en las estimaciones,
fácilmente se pudiera concluir que entre 2009 y 2011 rebajaron en 8 millones
las personas en situación de pobreza y pobreza extrema. En 2009
reportaron 20 millones en la primera y 8 millones en la segunda. En la medición
de 2011 presentada en mayo de 2012, sumaron 15.6 millones en pobreza y 4.7
millones en pobreza extrema. Además la desigualdad calculada con el indicador
GINI pasó del 0.59 a 54.8 en el mismo periodo.
¿Qué políticas extraordinarias han
ejecutado en Colombia que puedan fundamentar semejante impacto en la reducción
de la pobreza? Sobre todo cuando podemos constatar que en una década el salario
mínimo solo aumentó 234.700 pesos hasta llegar a 566.700 en 2012, por mencionar
un ejemplo en materia de ingresos.
Más aun, cuando en la otra orilla
encontramos la entrega antisoberana de los recursos naturales a las
multinacionales con indignantes garantías para el incremento de sus ganancias.
En el contrato petrolero tienen tasas de retorno del 50% y solo una de estas
empresas (Pacific Rubiales) gana más de un billón de pesos explotando nuestra
tierra. En los primeros 9 meses de 2011, las multinacionales giraron a las
casas matrices reembolsos por 9.341 millones de dólares. La IED fue de 10.821
millones de dólares. El total del año fue de 13.234 millones de dólares en
2011. Las ganancias de la banca crecieron 169% a junio de 2012, obteniendo 16,7
billones.
1. Propaganda gubernamental con
pobres mentiras.
En Boletín de prensa del 17 de mayo
de 2012, el DANE informó que “Oficialmente, hay dos formas de calcular la
pobreza en Colombia: la primera de ellas, y la más conocida, es el cálculo a
partir de los ingresos monetarios de los hogares, conocida como pobreza
monetaria. La segunda es el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM) que evalúa
5 dimensiones donde los hogares colombianos podrían estar en privación.”
Ese “oficialmente” no debe
entenderse como si fueran las únicas dos formas. De hecho, otros instrumentos
que dan cuenta de la pobreza son más importantes pues son los utilizados para
caracterizar la población que demanda ayudas del Estado como veremos más
adelante. También porque no son encuestas y proyecciones, son fichas aplicadas
a personas u hogares como potenciales beneficiarios de subsidios aunque
posteriormente se les niegue cualquier atención.
Dice el DANE que para el año 2011,
la pobreza nacional alcanzó una incidencia de 34,1%, en las cabeceras 30,3% y
en resto 46,1%. Entre 2010 y 2011, se registra una disminución de 3,1%. Pobre
es quien tiene un ingreso mensual máximo de 194.696 pesos. En consecuencia, un
hogar de cuatro miembros es pobre si sus ingresos monetarios al mes no superan
los 778.784 pesos.
En cuanto a la pobreza extrema
nacional en 2011, el DANE sostuvo que fue 10,6%, en las cabeceras 7,0% y en
resto 22,1%. Entre el 2010 y 2011 esta reducción fue 1,7% (de 12,3% a 10,6%).
Un indigente (pobreza extrema) es quien no percibe más de 87.672 pesos
mensuales. En un hogar de cuatro miembros, sus ingresos no superan los 350.688
pesos.
Los cálculos con el Índice de
Pobreza Multidimensional, en 2011, muestra una pobreza nacional de 29,4%. Este
indicador contempla las variables de educación, salud, niñez y juventud,
trabajo y servicios públicos y condiciones de la vivienda.
Cómo entender que la pobreza ha
mermado si todas estas variables del bienestar están en crisis. Una de las
trampas de esta forma del IPM, es que dice tener en cuenta grandes
“dimensiones” como estas, pero a la hora de consultar la situación de la
población, lo hace con pocos indicadores pertenecientes a las variables. Ni
siquiera es una mirada integral a toda la persona. Por ejemplo en servicios
públicos solo consideran el agua. En educación apenas consideran el número de
años de estudio del jefe de hogar. Y veremos un poco más adelante qué nos dice
la Encuesta de Calidad de Vida sobre estas variables en particular.
Por ahora es el momento de recordar
que en agosto de 2009, la administración de Álvaro Uribe reportó la pobreza en
46%, lo que representó 20 millones de personas, mientras los indigentes estaban
en 17,8%, unos 8 millones de habitantes. Recuérdese también que el mismo
narcoparamilitar había abandonado las mediciones de esta problemática, con lo
cual se perdió la continuidad en los estudios. Otra de las trampas.
Así las cosas, entre agosto de 2009
y mayo de 2012, fechas de presentación de los informes con distintas
metodologías, el número de pobres ha rebajado en la nada despreciable cifra de
8 millones de personas. Podemos estar hablando ya del “milagro colombiano”. Es
una la política pública efectiva: acabar con la pobreza cambiando la
metodología para medirla. El gobierno revuelve el río de las cifras y cree
salir ganando. Y cuando se le cuestiona, un tecnócrata como el Director de
Planeación Nacional, dice que “Estos son temas técnicos que no son fáciles de
comunicar.”
Sin embargo no tienen problemas en
la explotación mediática del milagro por la vía de los titulares en medios de
comunicación útiles en la propaganda de Estado, cuya propiedad es de la
oligarquía y las multinacionales de la desinformación. Veamos algunos: Un
millón 218 mil personas salieron de la pobreza en 2011: DANE. (Caracol, mayo 17
de 2012); ‘Podemos estar felices de resultados contra la pobreza’. (Portafolio,
mayo 17 de 2012); Colombia: 15,6 millones de pobres. (Elcolombiano.com 18 de
mayo de 2012); ¿Por qué bajó la pobreza? (Semana.com, 19 Mayo 2012); Gobierno
quiere menos pobreza este año. (Dinero, 17 de agosto de 2012)
2. Pobres argumentos.
Según Planeación Nacional, la
explicación de la reducción de la pobreza está “en el crecimiento económico,
pues aumenta el empleo y aumentan los ingresos de las personas. A esto se suma
que hay una redistribución del ingreso favoreciendo a los más pobres y buenas
políticas nacionales bien focalizadas.” Nosotros preguntamos: ¿Les parece que
los ingresos aumentaron cuando el ingreso per cápita nacional fue de $478.658
pesos, según el mismo informe? Una cifra menor al salario mínimo.
Ante los problemas de credibilidad
e ilegitimidad de la cual goza el Estado, y anticipándose a las merecidas
críticas, Planeación Nacional sacó esta perla en la presentación de los
resultados: “La reducción en la pobreza en 2011 se ha dado por algo que parece
fácil pero es muy difícil que suceda: Crecimiento económico que ha beneficiado
a los más pobres.” Los funcionarios saben que eso nunca ha sucedido en
Colombia.
Debemos agregar que no solo es
difícil sino imposible en el neoliberalismo y en el actual régimen oligárquico
de concentración de la riqueza. Nada ha cambiado en la institucionalidad
colombiana en favor de los pobres. El salario mínimo no crece al mismo ritmo de
los costos de la canasta básica familiar. La focalización de las ayudas no
alcanza una cobertura importante ya que es todo lo contrario a la
universalización. Los pírricos subsidios no cubren las necesidades de los
pobres. Hay que decirlo categóricamente: la política social no está diseñada
para resolver la pobreza.
Una de las variables utilizadas en
los estudios oficiales son los servicios domiciliarios; tan lamentable está el
tema que el mismo Santos tuvo que echar reversa a una iniciativa de su gobierno
para cobrar el cargo fijo en electricidad. Así lo indica también la Encuesta de
Calidad de Vida 2011 que presenta el mismo DANE. Allí se puede ver que la
cobertura en todos los servicios públicos no tuvo cambios significativos,
incluso en algunos rebajó. Es más: aumentó la población que no cuenta con
ningún servicio.
A esto se suma que rebajó la
asistencia escolar, según la ECV. Aquí abajo en los sectores populares, sabemos
que el régimen subsidiado de seguridad social no es garantía absolutamente de
nada, y en eso están, supuestamente, 24 millones de personas y 4.5 millones no
tienen afiliación alguna. Decreció el número de personas con vivienda
totalmente pagada y en arriendo, mientras aumentó la cifra de los que la tienen
en usufructo; posesión sin título siguió igual. Aumentó el número de hogares
que tienen una mujer como jefa de hogar, una de las variables de mayor
vulnerabilidad en los estudios oficiales de pobreza. Finalmente, la ECV
sostiene que el 86% de los y las jefes de hogar consideran que sus ingresos, o
no alcanzan, o alcanzan solo para cubrir los gastos mínimos.
3. Treinta millones en la
pobreza.
Retomamos la cifra de 30 millones
de personas en la pobreza del Sistema de Identificación de Potenciales
Beneficiarios de Programas Sociales - SISBEN. En términos oficiales, éste es el
sistema de información colombiano que permite identificar a la población pobre
potencial beneficiaria de programas sociales. Para ello recurren a la
Focalización (contrario a la universalización) definida como el “proceso
mediante el cual se garantiza que el gasto social se asigne a los grupos de
población más pobre y vulnerable.”
Por lo menos 8 instituciones y 22
programas del orden nacional utilizan el SISBEN como criterio principal o
complementario. El Sistema tiene una ficha de clasificación socioeconómica
convertida en una posibilidad que la población busca ante el desespero de no
contar con otras oportunidades para resolver la situación, aunque sea incierta
y limitada ante las dimensiones de la miseria.
Entres estos programas se cuenta el
Régimen Subsidiado en salud. Dicho sea de paso, éste Régimen no es garantía de
nada, como lo indica la tutelitis. Los informes de la Defensoría del Pueblo
contabilizan entre 1999 y 2008, 1.951.341 tutelas, siendo el derecho a la salud
el más invocado. Solo en 2008 representó el 41.52% de todas las tutelas.
Durante el período 2002 y 2005 las específicas de salud crecieron el 280%.
Otro programa bandera del gobierno
nacional que utiliza el SISBEN para asignar subsidios es Familias en Acción. En
el presupuesto 2013 están asignados 1.6 billones de pesos para beneficiar a 2.6
millones de familias con subsidios de educación y nutrición. Esas cuentas
ofrecen 576.923 pesos al año y 48.076 por mes. Esa es la gran ayuda para los
pobres. Les esperan largas filas y dormir a la intemperie para reclamar
los subsidios. A esto le llaman “buenas políticas” con las cuales están sacando
de la pobreza a millones de personas.
Actualmente se está
ejecutando el SISBEN III. Uno de los argumentos para cambiar los dos
anteriores, según la tecnocracia de Planeación Nacional, es que “las personas
aprenden a manipular la información que suministran… Hay indicios y evidencia
de “colados”. Algunas de las variables frecuentemente manipuladas: estrato,
número de personas en el hogar, desagregación geográfica (de rural disperso a
centro poblado.”
Ladrón juzga por su condición. Con
éste argumento han tratado de depurar la lista; pese a esto la cifra de 30
millones de personas que buscan atención del Estado no rebaja. Aunque pensamos
que es mayor el número de personas que demandan atención, pues los instrumentos
del Estado excluyen a quien no tenga cédula (muchos desplazados por ejemplo) y
aquellas personas que por razones de distancia o desconocimiento no se acercan
para que les sea aplicada la ficha. Otras personas no son reconocidas como
pobres pues tanto el SISBEN como el instrumento arriba comentado, no contempla
la realidad integral de las personas y se reduce a algunos indicadores.
No es entonces que “La gente
aprenda a manipular la información”. La “gente”, término despectivo utilizado
por la tecnocracia para referirse al Pueblo, analiza los criterios de selección
y concluye que no alcanzan a caracterizar su situación. Sectores medios y altos
(estratos 4, 5 y 6), pueden quedar excluidos del SISBEN, simplemente porque en
algún momento de sus vidas lograron algunas condiciones de mejora en sus
viviendas o en los años de estudio de los integrantes del hogar.
Pero en la ejecución de las
políticas neoliberales, estos sectores se han venido a menos por el proceso de
empobrecimiento, y necesitando la ayuda estatal no clasifican. La estrategia de
sobrevivencia pasa entonces por “manipular la información”. Es más difícil
pensar que la población no necesitada de los subsidios se someta a las
indignantes gestiones del SISBEN para acceder a los beneficios que no son gran
cosa tampoco. Estamos seguros de que la burocracia de Planeación Nacional,
expertos en manipulación de la realidad, no buscan “colarse” en éste
Sistema.
A propósito de estratos
socioeconómicos utilizados para el cobro de los servicios públicos
domiciliarios, y sobre los cuales Planeación Nacional acusa de mentirosa a la
“gente”, podemos decir que el 80% de los usuarios se encuentran en los estratos
1 (bajo bajo), 2 (bajo) y en el 3 (medio bajo). En estos se encuentran
clasificados la inmensa mayoría de los barrios populares y zonas rurales
habitados por cerca de 38 millones de personas. Éste indicador mide la
situación del hogar de puertas para afuera, mientras el SISBEN de puertas para
adentro.
Nos resulta fácil constatar a
través de entrevistas y observación, que hogares de estrato 4 (medio), 5 (medio
alto) y 6 (alto), buscan el SISBEN, pues han sido alcanzados por el proceso de
empobrecimiento. En la sabiduría del Pueblo y ante las evidente desigualdad en
Colombia, se ha comenzado a hablar del estrato 0 y del estrato 7.
Con todo lo anterior y más allá de
indicadores, metodologías e informes oficiales, sabemos que el problema es
mucho más grave y con tendencia empeorar. ¿Qué le espera a 13 millones de
personas que no accederán a una pensión en el actual sistema y a los 3 de cada
4 adultos mayores que no la tienen? ¿Qué futuro tienen 1.5 millones de niños y
niñas trabajadores contabilizados por el DANE? ¿Qué le espera al 69% de las
personas que no acceden a educación superior? ¿Cuál será la suerte de 6
millones de personas desplazadas cuya situación estatal ha sido declarada
inconstitucional?
Para terminar, hemos escuchado a
sectores de la burguesía decir que “tendrán que hacer sacrificios importantes
para lograr la paz”. Y sus cálculos les da para sumar uno o dos puntos del PIB.
Da risa. El programa más agresivo de Santos es construir 100.000 viviendas que
valen cerca de 4 billones. Así las cosas, ¿voluntad de paz? ¿sacrificios para
la paz? Socialista el futuro será. ¡Venceremos!