Punto de vista de un desterrado colombiano
Por: Valmern – Vozcol
Septiembre 30 de 2012 – No. 002
El
choque de trenes, es realmente choque de clases
El imperio
norteamericano, sus aliados y la clase dominante, tradicional y emergente, no
descansan en sus intentos por esconder y negar la inmensa responsabilidad que
tienen frente al grave y creciente conflicto interno colombiano. Así, los
poderosos de ayer y de hoy, apoyados en un costoso, sofisticado y muy bien
sincronizado engranaje represivo, de maniobra, mentira y engaño, intentan
convertir en víctimas a los victimarios y en victimarios a las víctimas.
Según la clase
dominante y pro-imperialista que desde hace ya muchos años controla y domina
todos los círculos y esquemas de poder, son las grandes mayorías sociales y
populares del país las “responsables” de todo lo que les ha ocurrido, les esté
ocurriendo o les pueda ocurrir. Según las enriquecidas, multimillonarias y
violentas minorías, los pobres son los “culpables” de que haya que despojarlos,
explotarlos, asesinarlos, masacrarlos, desplazarlos, desaparecerlos,
torturarlos y violentarles todos sus derechos, debido a que se oponen a vivir
bajo el látigo de los de arriba.
Pero las
grandes mayorías, los de abajo, han luchado, luchan y lucharán por la verdad, por
el rescate y defensa de derechos que les han sido arrebatados, que les han sido
robados y que les están siendo negados.
Así, los verdaderos
y comprometidos enamorados de la dignidad de patria, de la paz con justicia
social, de la democracia real y de la soberanía plena, no podemos quedarnos
solo en discursos, solo en diagnósticos, solo en esperanzas. Ante los
incuestionablemente importantes espacios de diálogo y ante la posibilidad de
tender puentes que progresivamente nos aproximen a la paz y la justicia, se
hace mucho más que inaplazable el fortalecimiento de la unidad, el desarrollo
de la organización, el impulso de la movilización y la masiva generación de conciencia
social, de conciencia política y de conciencia frente a la poderosa fuerza de
la solidaridad.
La
responsabilidad de mantener vivos los espacios de diálogo, haciéndolos cada vez
más eficaces, está en manos del conjunto de trabajadores, empleados,
profesionales, campesinos, indígenas, afrodescendientes, desempleados, pensionados,
estudiantes y, en general, de mujeres y hombres, de jóvenes y de viejos
dispuestos a derrotar el guerrerismo y a construir una patria de todos y para
todos, buscando y encontrando mecanismos y banderas movilizadoras de millones
de compatriotas.
¿Cómo entender que Santos hable de paz
y a la vez se ordene el asesinato de sus interlocutores?
(Hasta la próxima)