Comandante Jorge Briceño, ´Mono Jojoy´ ante su tropa de seguridad. |
Sempiterno héroe de la Patria Grande
Por Dax Toscano Segovia
Querido Comandante Jorge Briceño:
Es un gusto dirigirme a ti en este día.
No pude conocerte y darte un fuerte abrazo.
Tampoco pude escucharte personalmente y verte en tu actividad diaria para
nutrirme de tus enseñanzas. Pero no importa. Tú eres mi hermano, el que, como
decía Julio Cortázar del Che, estaba despierto mientras yo dormía, mi
hermano mostrándome detrás de la noche su estrella elegida.
Hoy tengo alegría al saber que al cumplirse
dos años de tu desaparición física el 22 de septiembre de 2010, producto de un
criminal bombardeo a tu campamento, sigues combatiendo por la Patria Nueva en
las montañas, en los campos y en las ciudades hermosas de Colombia. Alexandra,
la guerrillera holandesa de las FARC-EP, así lo atestigua.
Sí. Sigues combatiendo porque al igual que
el Che, como lo escribió Nicolás Guillén, no porque hayas caído tu luz es menos
alta. No por callado eres silencio. Y no porque te quemen, porque te disimulen
bajo tierra, porque te escondan en cementerios, bosques, páramos, van a impedir
que te encontremos, Jorge Briceño, Comandante, amigo.
Los poderosos nos quieren ver tristes,
cabizbajos, abatidos. No entienden que las y los revolucionarios se crecen ante
las adversidades.
Hoy te has multiplicado por miles, te has
encarnado en hombres y mujeres valientes y conscientes que con amor y rebeldía
continúan con la lucha revolucionaria que tú, querido Comandante, llevaste
adelante con el objetivo de concretar el sueño del Libertador Simón Bolívar y
del camarada Manuel Marulanda Vélez.
Dice con afecto el
Comandante Jesús Santrich que “para un hombre que tuvo el valor de morir sin
doblegarse, en una muerte que no es quietud y polvo sino simiente vegetal de
los sueños justicieros; para un jaguar de azul celeste y verdor de fronda en el
invierno; austero en todo menos en coraje y entrega por su pueblo, es decoroso
partir entre la pólvora, como entre la pólvora se ha ido sólo para quedarse en
la voz de las horas que derrama el tiempo.”
Da alegría querido hermano saber que, una
vez más, los enemigos del pueblo colombiano se equivocaron al creer que con tu
asesinato, los combatientes farianos se iban a desmoralizar y a salir en
desbandada.
La satisfacción me invade al ver a nuestro
compañero de lucha, Mauricio Jaramillo, “El Médico”, ser parte de la
delegación fariana que, con honestidad revolucionaria, hoy se sienta en la mesa
de diálogo con el gobierno de Santos, a conversar, de igual a igual, para
buscar que se concreten acuerdos positivos para la mayoría del pueblo
colombiano, que posibiliten la paz con justicia social en Colombia.
Hoy te recuerdo con mucha alegría por ese
ejemplo que diste siempre al conjugar la responsabilidad, la seriedad, la
honestidad en el trabajo revolucionario, con el júbilo y la felicidad de luchar
por sociedad socialista en Colombia.
La oligarquía colombiana con sus fuerzas
represivas, falsimedia y el imperialismo, festejaron morbosamente tu muerte
cuando convirtieron La Macarena, en el departamento del Meta, en Sodoma y
Gomorra.
La industria mediática de la mentira, a
través de sus mediocres periodistas, pretendieron manchar tu nombre, tu imagen.
¡Qué infames!
Pero ante todo, que equivocados estuvieron
al pensar que sus mentiras calarían en la mente de los desposeídos, de la gente
del campo y de las ciudades que lucha diariamente contra el sistema injusto y
explotador que mantiene en la pobreza a más de 30 millones de personas en
Colombia, de las cuales 12 millones son indigentes.
Frente a tanta escoria, tu imagen se
agiganta como símbolo de la rebeldía social de los pueblos. Eres otro de los
héroes de la Colombia insurgente de Bolívar y de la América Latina revolucionaria
de Fidel.
Tú fuiste un hombre duro, aprisionado por
una gran ternura, un guerrero enamorado del fulgurante amor de los héroes por
la libertad y la justicia, como dijo el Comandante Iván Márquez.
Tú, maestro de la estrategia, hermano
combatiente, camarada de ideas, Comandante querido por la insurgencia fariana,
inquebrantable en la lucha, solidario hasta en el momento de tu muerte, por tu
valentía, tu modestia, tu sinceridad, tu esfuerzo constante por conseguir la
libertad de Colombia, no eres ya solo igual al Che, sino que lo superaste, como
bien lo dijera Iván Márquez.
Y eso, hermano, es precisamente lo que el
Guerrillero Heroico buscó: formar hombres y mujeres con principios y valores
éticos opuestos al egoísmo e individualismo característicos de la sociedad
capitalista. Hombres y mujeres que no se sientan satisfechos con la concreción
de las cosas que son posibles hacerlas, sino que, como Bolívar nos enseñó,
luchen por la concreción de las cosas que para otros son imposibles de
lograrlas.
Tu praxis consecuente te ha convertido en
un nuevo arquetipo de revolucionario que la juventud de hoy y del futuro
inmediato debe tomar como ejemplo para que, con dedicación profunda por la
causa de los pueblos, puedan formar hombres y mujeres todavía mejores que
ustedes.
Así, como diría Carlos Puebla, hemos
aprendido a quererte, desde la histórica altura, donde el sol de tu bravura, le
puso un cerco a la muerte.
Con Nicolás Guillén y con Carlos Puebla,
insignes exponentes de la cultura latinoamericana, te decimos, desde el hondón
americano: ¡Salud Jorge Briceño! Espéranos. Partiremos contigo. Queremos morir
para vivir como tú has muerto, para vivir como tú vives.
Con firmeza revolucionaria gritamos a los
cuatro vientos, hermano, amigo:
Seguiremos adelante, como junto a ti
seguimos. Y con las FARC-EP te decimos: Hasta siempre comandante.
¡Hemos jurado vencer y venceremos!
Patria
Grande, 20 de septiembre de 2012