Entrevistas | CX36 Radio Centenario | 05-09-2012
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EChI: Para
empezar queríamos conocer tu análisis sobre estos diálogos de paz que se llevan
a cabo en La Habana (Cuba) entre el gobierno de Juan Manuel Santos, de
Colombia; y las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia).
JP: Es una
cosa muy compleja porque no tenemos muchos detalles, aparte del anuncio que el
gobierno acepta negociar con las FARC, lo que es un cambio positivo, al menos
en lo preliminar, de que no pueden ganar el conflicto simplemente aplicando la
fuerza. Segundo, reconociendo a las FARC como beligerante legítimo; y tercero,
aceptar un territorio neutral para las negociaciones como Cuba y después
Noruega.
Estas son
cosas positivas y que confirman la posición de las FARC de que únicamente a
partir del diálogo pueden llegar, tal vez, a un acuerdo. Ahora, la razón por la
cual el gobierno ha cambiado su política tiene que ver con la nueva estrategia
del gobierno de Santos.
Santos ha
dado luz verde a capitales mineros y de petróleo a gran escala; y estas
regiones donde están las minas y los pozos son territorios muy conflictivos,
históricamente y en la actualidad. Entonces, para la estrategia económica de
Santos es muy importante pacificar esta área porque espera enormes flujos de
capitales extranjeros, pues se han triplicado las inversiones en minería en los
últimos tres años.
En
contraste con Álvaro Uribe, Santos cree que lo importante es la estabilidad, la
inversión, y menor militarización. Según mi análisis Santos cree que la guerra,
la militarización, ha cumplido su tarea de limitar la oposición popular;
limitar o desplazar las bases sociales de las FARC, a partir de las masacres y
las brutalidades de la época de Uribe. Es que Uribe tenía sólo un proyecto
militarista, no tenía proyecto económico. Santos, en cambio, tiene proyecto
económico. Por eso en primer instancia llegó a un acuerdo con Hugo Chávez, en
función de los intereses económicos, de intercambio entre productos venezolanos
y productos colombianos.
Este
contexto, entonces de la primacía económica, indica que Santos está más
dispuesto a buscar una solución política siempre que no toque el proyecto
económico, que depende mucho de los flujos de capitales extranjeros, principalmente
capitales extractivos.
Ahora, del
otro lado, las FARC creen que con los movimientos populares, la Marcha
Patriótica y otras movilizaciones populares, están en condiciones de extender
el programa de transformaciones sociales a partir de mayor acceso al gran
público.
Entonces,
estas dos cosas juntas significan que mucho depende de la agenda. Santos está
dispuesto a desmovilizar a los grupos paramilitares, ya lo empezaron a hacer;
segundo, está dispuesto a terminar o disminuir las masacres generalizadas;
tercero, está dispuesto a permitir la inserción de las FARC en el proceso
político electoral. Pero lo que Santos no va a tolerar es una reforma agraria,
ni una renegociación de contratos con el capital extranjero –que es el modelo
extractivo- ni ninguna posición que permita una política que pudiera extender
la participación popular en el proceso político – social. Es decir, mantener el
proceso político dentro de los parámetros existentes.
Ahora, ¿en
qué grado las FARC está dispuesta a llegar a un acuerdo sobre las bases de
Santos, manteniendo el modelo económico, simplemente la ubicación campesinos en
territorios fronterizos y no cultivados; y sacrificar la política nacionalista
en relación con el capital extranjero? Habrá que ver. Pero de todos modos, yo
dudo que las FARC– por lo menos la mayoría de los líderes y activistas- puedan
aceptar estas condiciones.
Las
experiencias anteriores no son alentadoras. Cada vez que los militantes de las
FARC entraron en el juego político fueron masacrados, como pasó con la Unión
Patriótica. Tenemos la intervención militar durante las negociaciones
1999-2001. Entonces, puede también ser una trampa de Santos para eliminarlos.
El otro
peligro es firmar un acuerdo como en Centroamérica -El Salvador, Guatemala,
etc.- donde simplemente la cúpula guerrillera consiguió fueros parlamentarios y
nada cambió, incluso aumentó la violencia porque pese a la desmovilización de
milicias, guerrilleros, paramilitares, ahora en El Salvador hay más muertos que
antes, durante la guerra civil, por ejemplo. Entonces, un acuerdo al estilo
salvadoreño es una traición de todo lo que fueron las bases sociales de la
lucha y es otro punto de referencia que debemos tomar en cuenta.
En suma,
el hecho que haya movimientos a nivel político, el hecho que las FARC tenga una
plataforma ahora para articular los cambios necesarios -como la renegociación
de contratos de inversión, cambios en relación a la tenencia de la tierra,
atacar las raíces la colaboración militar paramilitar, etc.- me parece que es
muy positivo. Lo que tenemos que decir también es que hay peligros en todos
lados. Santos no es muy confiable como interlocutor, no sólo por su antepasado
como Ministro de Defensa y asesino con Uribe; sino también por el nuevo modelo
que él plantea, modelo que da mucha importancia al capital extranjero, la
concentración de riquezas y el desplazamiento de campesinos de los centros
productivos de la tierra.
Reitero,
la situación es compleja. Por un lado hay una apertura hacia Venezuela y por
otro, las bases militares norteamericanas se quedan en Colombia. Por un lado
abre negociaciones y diálogo con las FARC y al mismo tiempo firma un acuerdo de
libre comercio con Estados Unidos. Por un lado está dispuesto a considerar la
reubicación de los refugiados y por otro está promoviendo el agro negocio.
Entonces
hay una combinación de factores nuevos que por lo menos desde el ángulo del
pasado, son diferentes; pero en el fondo Santos no va a traicionar a las clases
dominantes ni sus acuerdos con los Estados Unidos; aunque si va a modificar el
grado de militarización para favorecer su proyecto económico, que significa el
desarrollismo con amplio espacio para el capital extranjero. Esto es clave. Y
la seguridad de las inversiones es primaria, y para conseguir esto necesita un
acuerdo con las FARC; pero un acuerdo que simplemente permita a las FARC
desmovilizarse e insertarse en la política actual.
EChI: Me voy a
Estados Unidos, los contendores son Romney y Obama. ¿Cuáles son hoy las
perspectivas?
JP: Bueno, la
Convención Nacional Republicana ha terminada con un programa de la
ultraderecha: proponiendo la confrontación con Rusia, recitando un discurso de
la guerra fría, amenazan a China, hablan de una guerra contra Irán y a favor de
Israel. Es la ultraderecha.
Ahora,
frente a eso los demócratas no ofrecen muchas cosas diferentes. Más
flexibilidad en relación a Rusia, no están dispuestos a una ruptura abierta.
Reconocen que no están en posición de atacar a China, pese a que la señora
Clinton está en Asia provocando una ‘alianza santa’ contra China…
Por una
parte el programa ultraderechista de los republicanos es simplemente una forma
más avanzada de lo que están haciendo los demócratas. Obama ayer declaró que
van a tomar medidas más fuertes contra Irán, maniobras militares, más
sanciones, más provocaciones. Todo el mundo se está enfocando en el extremismo
de los republicanos, que incluso plantean la eliminación del plan Nacional de
Salud para los jubilados, recortes a todos los programa de beneficios sociales,
amenazas de eliminar los sindicatos.
Los
demócratas van a conservar los sindicatos, pero no van a dar nuevos espacios ni
muchos menos a profundizar los planes de Salud. Por tanto, los republicanos van
a eliminar y los demócratas van a limitar. Es la diferencia entre la
ultraderecha y la derecha.
El
problema es que la Convención Nacional Demócrata empieza mañana (por hoy), con
mucho teatro, mucho bombo y platillo, discursos retóricos de Obama; el miedo de
importantes sectores de clase media a que los republicanos vayan a eliminar sus
empleos, especialmente en el sector público; hay mucha gente que piensa votar a
los demócratas como el mal menor. Pero no hay la euforia, el entusiasmo, la
juventud preparándose a dar la batalla por Obama, y eso es un problema.
Los
republicanos han recolectados cientos de millones, los demócratas un poco
menos; y esto indica que a pesar que los demócratas pueden movilizar para la
Convención, el resultado electoral es todavía demasiado estrecho. Hay
frustración entre los sectores populares, mucha frustración. Un conocido mío,
un trabajador, me dijo: ‘es una elección entre el cáncer y el sida’. Por eso,
en última instancia, creo que mucha gente votará por Obama, como mal menor.
Yo
personalmente voy a votar por el candidato del Partido Verde que es una
verdadera alternativa en todo sentido, un programa para empleo, programas para
salud; pero tendremos posiblemente un 1 o 2% del electorado. La gente en su
mayoría va a votar a los demócratas y el resto a los republicanos, no tenemos
una coherencia aquí. Y hay mucha división, los hispanos, negros y mujeres van a
votar a los demócratas. Los blancos, clase media y alta, e incluso sectores
obreros, van a votar a los republicanos, no entiendo exactamente porqué, pero
puede ser por las preferencias religiosas, puede ser por el conservadurismo
frente a las exigencias actuales, o simplemente por ignorancia. Tenemos una
situación bastante desesperante aquí frente a estas elecciones.
Pero bueno,
mañana empieza la Convención demócrata aquí, se va a ver mucho teatro, mucha
retórica, mucha promesa, pero con poca confianza del electorado, de eso no se
va a hablar mucho.
EChI: Se ha
hablado mucho de la participación del actor de cine Clint Eastwood en la
Convención republicana.
JP: Si, fue
una actuación teatral, de hablar frente a una silla vacía. Una suerte de
monólogo de Eastwood con Obama, criticando su falta de cumplimiento del
programa. Fue algo que cayó bastante mal en la cúpula republicana mientras los
asistentes se reían y aplaudían a Clint Eastwood. No tuvo casi ningún impacto
afuera de la Convención.
La gran
mayoría de los actores de Hollywood van a apoyar a Obama, incluso son una de
las principales fuente de financiamiento. Simplemente porque los republicanos
son mucho más ‘censurosos’ de la prensa, más represivos socialmente, más contra
los homosexuales. Por esta razón todo el sector liberal de Hollywood y Broadway
en Nueva York, van a votar por Obama. Clint Eastwood es una excepción dentro de
este ambiente.
EChI: No se ha
sabido mucho esta semana sobre lo que hoy se vive en Siria.
JP: En Siria
siguen canalizando muchas armas y muchos mercenarios, pasando por Turquía,
Jordania, Líbano. Hay un gran flujo de Al Qaeda, islámicos de extrema,
fundamentalistas, actuando, entrando en los barrios populares que apoyan al
gobierno, masacrando cientos de personas. Especialmente los alauitas que son
una minoría en Siria.
Hay un
hecho muy importante: Hubo una gran manifestación en Turquía contra la política
del gobierno, una manifestación a favor de [el presidente sirio] Al Assad. Una
manifestación muy significativa, con más de 25 mil personas. La intromisión de
Turquía como miembro de la OTAN y aliado de los países agresores, han provocado
una gran división en Turquía; como la hay también en Líbano, en Jordania. Esta
intervención imperialista ha tenido repercusiones afuera.
Además, el
ejército de Siria no se va a entregar porque la consecuencia es una masacre de
proporciones monumentales. Tiene que continuar la lucha, barrio por barrio
desplazando los terroristas para conseguir alguna estabilidad que permita una estabilidad
política. Pero hasta ahora, sigue el flujo de armas y dinero. Incluso más
agresivo que Obama y Cameron es Hollande, que quiere imponer un control de la
frontera de Siria, con fuerzas armadas de OTAN. Esto indica que los socialistas
franceses no sólo son reaccionarios sino además toman una postura de
agresividad para desplazar a sus aliados y conseguir la hegemonía sobre las
fuerzas intervencionistas. Es curioso, los franceses apoyan y son parte de la
agresión contra Siria, pero quieren más, quieren ser hegemónicos entre los
países imperialistas.
EChI: No se si
te queda algún tema para abordar.
JP: Si. El
último punto que quiero mencionar es la noticia que viene de Afganistán, donde
el gobierno norteamericano declara que las fuerzas especiales van a dejar de
entrenar a los nuevos reclutas afganos porque han sufrido 45 muertos, de
soldados que se dieron vuelta y mataron a sus entrenadores. Hay tanta antipatía
contra la presencia imperial que incluso las fuerzas especiales no se animan a
continuar en esta tarea. Cada semana al menos un recluta se da vuelta y mata a
varios soldados de OTAN. Norteamericanos, ingleses, australianos, no les
importa, todo son fuerzas de ocupación contra su patria, contra su nación,
contra su religión. No tiene futuro este programa de nacionalizar la lucha,
porque las fuerzas nacionalistas religiosas son más fuertes que toda la
propaganda occidental.
El escudo
antimisiles de EE.UU. en Europa puede reactivar la carrera armamentista
No
obstante, Putin apuntó que existen también cuestiones complicadas en las
relaciones entre ambas naciones. Por ejemplo, el mandatario ruso se refirió al
escudo antimisiles que EE.UU. está instalando en Europa, algo que considera “uno de los principales problemas” entre los dos Estados, ya que el
sistema antimisiles norteamericano “afecta
a los intereses vitales de la Federación de Rusia”. “Es un sistema de
defensa antimisiles puramente estadounidense y además estratégico, y sacado a
la periferia en la parte europea”,
dijo el presidente, añadiendo que “los
europeos tampoco tienen acceso ni a la determinación de amenazas ni al control,
al igual que Rusia”.
Según
Putin, esto supone “esencialmente,
la aspiración de romper el equilibrio estratégico”, lo cual “es muy
peligroso” y puede dar lugar a una
nueva “carrera armamentista”, ya que “cualquiera de las otras partes tratará de garantizar su capacidad
defensiva”.
Para
resolver el problema del escudo antimisiles “hay que aceptar y admitir que somos socios y aliados fiables”, afirmó el presidente. De manera que
ambos países tendrán que “solucionar
juntos los problemas concernientes a la amenaza de los misiles y aceptar que
ambas partes tengan un acceso equitativo al manejo de este sistema”. Y es un tipo de colaboración para la
que EE.UU., posiblemente, no está preparado.
Asimismo
Putin mencionó la existencia de un fuerte lobby militar en EE.UU. que podría
jugar su papel en la implementación de dicho sistema, al igual que el
Departamento de Estado “con su
maquinaria bastante conservadora”.
El jefe
del Estado apuntó que Rusia continuará el diálogo con EE.UU., aunque, por otra
parte, también aseguró que “vamos a
pensar en cómo defendernos y mantener el equilibrio estratégico”.
Santos no
da tregua porque no es tan santo
Por:
Eligio Damas | Sábado, 08/09/2012 10:46 AM
“A Dios
rogando y con el mazo dando”.
Así, con
la prudencia y parquedad de los hombres de la sierra, pensó Juan Manuel Santos,
antes de llegar a ciertos acuerdos que, pese todo, uno cree muy positivos, con
la insurgencia colombiana. Lo son tanto, que el señor Uribe anda que echa
chispas por los ojos y espuma por la boca y los denuncia como negativos, aún
contra lo que han dicho hasta los gringos. Claro, es bueno advertir que la
palabra del gobierno de EEUU es una moneda devaluada. Como que lo pensado y
dicho por el ex presidente colombiano, en lista de la DEA, generalmente es malo
y hasta perverso.
La oración
inicial viene a cuento porque Santos, advirtió a las Farc y a su propio
ejército, que el acuerdo de La Habana no significa que el gobierno suyo parará
las acciones ofensivas sin llegar a un acuerdo definitivo. Es decir, por ahora,
tendremos que esperar esa matanza termine. Seguirá el plomo parejo, mortandad y
desasosiego entre los vecinos.
Piensa Santos,
supone uno, que una tregua, un cese al fuego, que debió acordarse si hubiese un
poco más de buena fe, podría en primer término dar argumento a Uribe para que
continúe su campaña infernal. También, impedir que dentro de las fuerzas
armadas de su país, metidas en ese conflicto por largos años y, lo más
probable, con una visión muy prejuiciada o reconcomiada, tome cuerpo una
actitud en contrario que el ex presidente se encargaría de avivar.
Pero,
estando desde hace algún tiempo a la ofensiva y habiendo producido algunas
importantes bajas al contrario, según lo que cotidianamente dice la prensa, aún
leída al revés, cree ventajoso continuar para llegar al cierre de las
conversaciones en la mejor ventaja o posición posible. De paso, significa no
darle oportunidad a los insurgentes para reorganizarse, acomodar sus espacios y
hasta curar sus heridas.
Son
célebres muchas campañas militares, previas a un acuerdo anunciado, que las
partes tratan de ocupar el mayor espacio posible o dejar la sensación de más fortaleza,
para negociar en las mejores condiciones.
Por eso
Santos, se ha extremado al decir que no habrá cese al fuego hasta tanto no se
cierre el diálogo. Es la misma estrategia del turco o árabe, gustoso del
regateo, que comienza por pedir lo máximo para llegar por encima aún de la
cifra que esperaba al inicio. Pero también para intentar cerrarle el pico a
Uribe y aminorar la inquietud que podría haber causado el acuerdo de La Habana
en ciertas cúpulas militares.
Por
cierto, que la gente de Capriles, quienes anunciaron con bombos y platillos que
importarían los métodos de Uribe para enfrentar la delincuencia en Venezuela,
acaban de anunciar “su alegría” por el acuerdo Farc-Santos, dejando a
su aliado colombiana en la estaca. ¿Quién les entiende? Aunque es la misma
táctica asumida frente a las misiones y todo lo bueno y exitoso que Chávez ha
hecho, para engañar a quien puedan. Como eso de decir que harán mejor lo que
Chávez ha hecho, mientras ocultan el plan que habrían de aplicar que no es otra
cosa que quebrar a Venezuela y los venezolanos.
Claro, “una cosa piensa el burro y otra quien
le va a montar”. Lo importante es el
acuerdo Santos-Farc y se inicien las discusiones en Octubre; la dinámica de
ellas, indicará lo que haya que hacer.
Pese a la
estrategia de Santos, bien conocida por sus futuros interlocutores, “en el camino se emparejan las cargas” o “hablando se entiende la gente”.
damas.eligio@gmail.com