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Allende La Paz,
Revista Cambio Total.
No por lo conocido
debemos dejar de puntualizar los crímenes de Lesa Humanidad cometidos por la
oligarquía en la « Casa de Nari », es decir, por los dos últimos
presidentes colombianos. Sus crímenes, al ser herederos unos de otros y otros
de los anteriores otros, no pueden seguir en la impunidad en un mundo que se ha
ido sensibiklizando contra los crímenes cometidos desde los Estados, así
todavía sólo juzguen a los « dictadores » aplastados por la
maquinaria de guerra imperial.
La oligarquía ha
ejercido de manera violenta el poder en Colombia, a fin de procurar su
enriquecimiento. Es lo que llaman la acumulación capitalista, que siempre es
violenta aunque en unos países la violencia es estructural y en otros la
violencia es mucho más visible, es física y de eliminación del proletariado, de
los trabajdores, del pueblo. En la base de todo el conflicto interno colombiano
está entonces la tenencia de la tierra. Tierra que es expoliada a sus legítimos
dueños « A LA BRAVA », para que pasen a ser propiedad de manos
« legales –militares-, o ilegales –narcoparamilitares- ».
Por la tierra, la
oligarquía ha cometido sus crímenes, producto entre otras cosas por la
necesidad insatisfecha de una Reforma Agraria verdadera. La reforma agraria
propuesta por el Estado es la reforma de los poderosos, quienes roban la
« parcelita » al campesino que invirtió muchas horas de trabajo para
« civilizar » la tierra y ponerla a producir.
Por la tierra, la
oligarquía adelantó la llamada « Violencia » de los años 50, la cual
tomó la forma de « violencia bi-partidista » entre liberales y
conservadores del pueblo, mientras las élites oligárquicas tomaban juntos
« guiski » en sus clubes sociales. El resultado fueron 300.000
víctimas y un millón de desplazados forzados, quienes perdieron todas su
poquitas « riquezas ».
A partir de 1964
comienza la Segunda Fase de la Violencia, matizada con el anticomunismo
heredado de la confrontación este-oeste. Comienzan a utilizar las viejas
figuras siniestras de los violentadores que adelantaban masacres, violaciones
de mujeres y desapariciones. Los « Pájaros », « Cóndores »,
etc, de esa época son revividos de la mano –no de Jesús- sino de los militares,
los cuales actúan a nombre del Estado. Hoy son los « sicarios en moto »,
los « descuartizadores, los « Mochacabezas » y demás figuras
demoníacas de los narco-paramilitares, llamados así por el pueblo en acertada
calificación.
Cientos de miles de
víctimas, en una orgía interminable y un reguero de sangre en los campos y
ciudades colombianas. Asesinan a todo el que se oponga a su proyecto de
expansión capitalista. Especialmente a los líderes de izquierda, sindicalistas,
maestros, etc. Algunos investigadores calculan en 500.000 víctimas de la orgía
de sangre oligárquica. Entre ellos, sbresalnes algunos crímenes.
Los 5.000 mártires de
la U.P., es apenas una muestra de la forma de « hacer política » de
la oligarquía colombiana. El asesinato de Jaime Pardo Leal y de Bernardo
Jaramillo Ossa su sumum máximo. Seguirían otros candidatos presidenciales
« incómodos » al establecimiento, sin importar que hicieran parte de
él. Ya en los últimos tiempos sobresalen tres hechos principales. Los
asesinatos de Raúl Reyes, el « Mono Jojoy » y de Alfonso Cano.
Espeluznante la forma de adelantar sus asesinatos, a pesar de que ya los
« determinadores de la guerra » sabían de la determinación de las
FARC de adelantar conversaciones de Paz, la cual siempre han buscado. Frialdad
máxima del asesino que sabiendo el sentimiento de paz de Cano, ordena su
persecución y ejecución –reconocido por el propio JMSantos-. Ejecución sumaria,
ejecución extrajudicial, ya que los asesinos materiales ya habían prácticamente
reducido al Comandante de las FARC. Necesitaban las « bestias » que
la sangre generosa del Comandante de las FARC rubricara sus deseos de Paz. Era
imprescindible la firma de los Acuerdos que ya se tramitaban en La Habana
(Cuba) con tinta-sangre de Alfonso Cano. Y así fue.
Los crímenes de Lesa
Humanidad cometidos por JMSantos, como un pesado fardo, se han convertido en
« la Jiba » que eternamente tendrá que cargar. Y si es valiente,
tendrá que encarar los juicios por su responsabilidad en estos crímenes ante un
juzgado civil internacional. Esa es su enorme « Jiba ». ¡Las víctimas
selevantan de sus tumbas y exigen justicia verdadera!
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Publicado por cambio total en CambioTotalRevista el 9/29/2012 12:17:00 a.m.
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