El Foro sobre la participación política realizado
recientemente por la Mesa de Conversaciones de La Habana, entre el gobierno del
Presidente Juan Manuel Santos y las Farc, fue un verdadero laboratorio de la
democracia que necesita Colombia para vivir en paz.
Casi 1700
personas, de todas las regiones y procedencias sociales e ideológicas,
realizaron una deliberación ordenada y respetuosa* sobre los tópicos indicados
en el Acuerdo Especial en materia de derechos a la oposición, garantías para
los movimientos que surjan con la paz, mecanismos eficaces de participación,
cambios electorales y acceso a los medios de comunicación.
El trabajo de
los expertos de Naciones Unidas y Universidad Nacional permitió recoger con
destreza la multitud de iniciativas y propuestas que surgieron de los
asistentes.
Fueron cerca de
400 proposiciones a cual más pertinente e innovadora. Personalmente nunca he
visto tanta creatividad e imaginación en este campo complejo de la vida
política de la sociedad. Prueba de que la democracia propicia una nueva
epistemologia y capacidad de análisis de los sujetos que participan
en la superación de la larga crisis originada por la violencia y la guerra.
Las cuatro
centenas de ideas planteadas aluden a temas prioritarios para construir un
nuevo tipo de democracia para la nación en condiciones de paz.
Hay un extenso
paquete de reformas electorales que sugieren la creación de la Circunscripción
electoral campesina; las acciones afirmativas para dar representación
parlamentaria excepcional a nuevos movimientos políticos; el voto electrónico;
la representación en el Consejo Electoral de las comunidades afrodescendientes;
el bipartidismo de genero en las instancias electorales; la actualización del
censo electoral; y la reducción del umbral electoral.
Se planteo,
igualmente, la organización de sistemas asamblearias comunales con
capacidad decisoria. La regionalizacion efectiva del Estado.
Se ordeno un
amplio repertorio de derechos y garantías para la oposición democrática, a fin
de eliminar su estigmatización y la violencia de grupos ilegales contra los
líderes de los partidos y movimientos que no intervienen en la gestión oficial
del Estado.
El acceso democrático
a los medios de comunicación incorporó muchas iniciativas que de ser aprobadas
y materializadas le darán un vuelco sustancial a la cultura política
neoliberal que predomina en la sociedad.
De no menor
importancia son las sugerencias para la construcción de un nuevo “régimen
ciudadano” armónico con la convivencia y la organización pacífica de la
sociedad.
La Mesa de La
Habana tiene a su disposición un amplio cumulo de insumos que facilitaran sus
conversaciones y acuerdos en el tema de la democracia participativa.
Excelente
trabajo. Mejor no podía ocurrir.
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* Con algunas
excepciones estridentes en la franquicia clientelar conocida como P. Ciudadano,
donde abunda una pestilente carga crematística y familiar para sujetar incautos
y alimentar agentes inveterados de los directorios tradicionales del Partido
Liberal. Los voceros de este tumulto servil intentaron meter ruido en las
comisiones pero recibieron la censura de la mayoría que con virtud cívica
objeto la digresión e inoportuna retórica.