Los
«enemigos de la Paz» desesperados porque cada vez quedan más
aislados frente al proceso de Paz están «pelando la cara». Se van
haciendo «visibles». Y los hay desde diferentes frentes, los cuales
van trazando toda una estrategia para torpedear los posibles logros que la Mesa
de Conversaciones de La Habana alcance.
Al interior del
gobierno es claro la presencia de éstos sectores. El minDefensa Pinzón
–« el pesista »-, el minAgricultura Restrepo –que ya se va,
afortunadamente-, son dos de esos enemigos que se decidieron a mostrar su
nauseabundo rostro. Hay más, naturalmente. Pero esos todavía tienen la cabeza
escondida como los morrocoyos.
En lo político,
el sector fascista –que llaman de « extrema derecha »- encabezado por
Uribhitler y « Sancho » o « Facho » Santos no desaprovecha
oportunidad para lanzar sus asquerosas propuestas. Ellos quieren más guerra.
Claro, sus hijos no van a la guerra y cobardemente se esconden detrás de las
faldas de sus madres. Como se escondía –y esconde- « Facho » Santos
detrás de Carlos Castaño y Salvatore Mancuso –hombres « duros » que
él ama ardorosamente-, para asesinar sus contradictores políticos, es decir,
hijos del pueblo.
La jerarquía de
las fuerzas militares siempre han utilizado los hijos del pueblo para adelantar
la guerra. La tropa –soldados y policías- provienen todos de los sectores más
humildes, son hijos de pueblos que van de buena gana o forzados a
« pagar » un servicio poruqe sin libreta militar ningún empleador les
da trabajo. Por su parte los narco-paramilitares, a excepción de « Jorge
40 » -usado y desechado hijo de la clase alta de Valledupar-, todos los
narco-paramilitares son hijos de pueblo convertidos en asesinos por las
oligarquías centrales y regionales.
Los señores
generales y oficiales en uso del retiro todavía quieren seguir la guerra.
Claro, para ellos es un negocio redondo. Ellos se jubilan con la mitad del
tiempo, tienen prebendas económicas por « orden público », tienen sus
grandes centros vacacionales y hoteles, para su disfrute y para la componenda
de las más sórdidas formas de corrupción. Además que se han convertido en los
« determinadores » del Terrorismo de Estado que adelantan mediante
las violaciones de derechos humanos en forma de las desapariciones, ejecuciones
extrajudiciales, masacres, torturas y desplazamiento forzoso.
En la
« justicia » siempre hemos visualizado a los más encarnizados
« enemigos de la Paz » toda vez que son ellos los defensores a
ultranza de la legalidad burguesa y cuando no les favorece la interpretación de
sus propias leyes es amañada. Por ello, el pueblo sabe que la « ley es
para los de ruana ».
Es así que no
banalizar el proceso de Paz equivale a señalar con nombre propio a los asesinos
del pueblo colombiano quienes desde la sombra adelantan la más sanguinaria
orgía. El pueblo, conocedor de éstos bandidos, sabe que sólo su movilización es
garantía para que los Acuerdos –si se llegan a ellos- sean cumplidos por el
Estado, incluyendo a sus « enemigos » ; incluso, aún después de
firmados e implementados debe seguir en la lucha para evitar que sigan
asesinandos los hijos del pueblo, guerrilleros y no guerrilleros.