Aquí yacen tres historias entre miles de historias... |
En
la oficina de la USO de Barrancabermeja tres lápidas cuentan parte de una
dolorosa historia
Unos
3.000 sindicalistas han sido asesinados en Colombia desde 1977 hasta la fecha
BBC
News / Jueves 2 de mayo de 2013
Ahí,
a pocos metros de la refinería de petróleo más grande de Colombia, reposan los
restos de dos de los casi 3.000 sindicalistas asesinados en el país desde 1977
hasta la fecha, junto a los de un compañero muerto cuando aún no se empezaba a
llevar la cuenta.
"Fermín
Amaya fue asesinado por el ejército en el marco de una huelga (en 1971). Manuel
Chacón fue asesinado por la armada (en 1988)", le explica a BBC Mundo
Edwin Palma, el presidente de la directiva local de la Unión Sindical Obrera
(USO), el sindicato que aglutina a los trabajadores de la industria petrolera.
Y
la lápida debajo del busto de bronce de Rafael Jaimes, el tercero de ellos,
informa que éste fue asesinado en marzo de 2002 por uno de los grupos
paramilitares que para entonces operaban en la región del Magdalena Medio.
"Esa
ha sido nuestra última pérdida", le dice Palma a BBC Mundo, pero está
claro que el directivo se refiere nada más a los miembros de la USO en
Barrancabermeja.
Después
de todo, el número de sindicalistas asesinados en Colombia desde 2002 a la fecha ya suma 791
muertos.
Y
todo parece indicar que la cifra seguirá creciendo.
Bajo
amenaza
Efectivamente,
según datos de la Escuela Nacional Sindical, en lo que va del año ya son 4 los
trabajadores sindicalizados que han sido asesinados. El año pasado los muertos
fueron 20.
Y
aunque las cifras indican una importante reducción en el número de muertes
anuales –los sindicalistas asesinados en 2010 fueron 51 y en 2011 30, muy por
debajo de los 282 asesinatos registrados en 1996– también dejan claro que, en
Colombia, el sindicalismo sigue siendo una ocupación de riesgo.
Para
probarlo están además las amenazas de muerte, como la que el mismo Edwin Palma
recibió vía mensaje de texto hace aproximadamente nueve meses.
"Me
decían que tenían que cuidarme. Me señalaban de guerrillero", dice el
joven de 29 años, que actualmente se desplaza en un auto blindado y acompañado
por tres escoltas de forma permanente.
Y
las cifras de la Escuela Sindical Nacional demuestran claramente que, al
contrario de lo que ha ocurrido con los asesinatos, el número de las amenazas
en contra de sindicalistas no ha disminuido significativamente.
"También
hemos ido observando que, en el tema de los asesinatos, antes había una
violencia un poco más generalizada, en la que los asesinatos de los dirigentes
sindicales representaban como el 30% de los asesinatos de los
sindicalistas", le dijo a BBC Mundo el director de la Escuela Nacional
Sindical, Guillermo Correa.
"Pero
la participación de los dirigentes sindicales en los asesinatos ha aumentado y
hoy está alrededor del 50%, 60%. Los asesinatos son mucho más selectivos, más
concentrados y en lugares más estratégicos", agregó.
Progresos,
pero...
Tal
vez es por eso que a la hora de referirse al problema de la violencia en contra
de los sindicalistas en el marco del Examen Periódico Universal del Consejo de
Derechos Humanos de Naciones Unidas, el gobierno colombiano recientemente
eligió destacar por sobre todo los esfuerzos que se están haciendo para
protegerlos.
"En
2011 se amplió el alcance de la protección brindada a activistas sindicales a
personas que se encuentren en gestiones para crear un sindicato y a ex
sindicalistas que continúen amenazados por su labor sindical", se lee en
el informe presentado por Colombia la semana pasada en Ginebra.
Y,
a renglón seguido, el reporte destaca que el 25% de la entidad de la Unidad
Nacional de Protección –la instancia del estado encargada de garantizar la
seguridad de funcionarios, políticos y otros grupos en riesgo– está destinada a
la protección de cada vez más sindicalistas: actualmente, unos 1.300 de ellos.
"Pero
el tema aquí no es de escolta ni de carros, que es a lo que se ha terminado
reduciendo el problema de seguridad", se queja Palma.
"El
tema aquí es que hay que crear condiciones para poder ejercer la actividad
sindical sin correr esos grandísimos riesgos", agrega.
El
sindicalista, sin embargo, no niega los importantes esfuerzos que con ese
propósito ha estado haciendo el gobierno.
Para
conseguir la aprobación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos,
Colombia tuvo que presentar un Plan de Acción Laboral (conocido popularmente
como el Plan Obama-Santos), que incluía medidas orientadas a mejorar las
condiciones para la práctica del sindicalismo.
Y
esa es también una condición necesaria para cualquier acuerdo comercial con la
Unión Europea. Según Guillermo Correa, esos procesos le han abierto al
sindicalismo colombiano valiosas oportunidades.
"Hoy
hay posibilidades importantes en el país para crear nuevos sindicatos, para
entusiasmar a los trabajadores con la posibilidad de crear nuevos
sindicatos", le dijo a BBC Mundo.
"Aunque
es cierto que también continúan dos situaciones adversas. Una, que el tema de
la violencia todavía sigue siendo una amenaza muy importante. Y lo otro es que
estamos todavía en la necesidad de educar y de promover el ejercicio sindical
en Colombia como un valor democrático y romper ese imaginario que vincula el
sindicalismo con guerrilla", agregó.
Estigma
De
hecho, para Edwin Palma, en el caso de Barrancabermeja y la región del
Magdalena Medio el problema de seguridad está vinculado sobre todo a la fallida
desmovilización de los grupos paramilitares de extrema derecha.
"Las
estructuras paramilitares siguen intactas, sólo han cambiado de nombre. Y
obviamente donde hay presencia de grupos paramilitares hay enemistad con las
organizaciones sociales, sindicales y populares", afirma.
Y
la situación se repite además en otras zonas del país, donde la situación de
violencia antisindical es mucho más grave que en Barrancabermeja.
Pero,
¿sigue siendo Colombia el país más peligroso del mundo para ser sindicalista?
Lori
Wallach, la directora del Observatorio de Comercio global de la ONG
estadounidense Public Citizen, no tiene ninguna duda: "Colombia es el país
más mortífero para los sindicalistas", afirmó en un artículo publicado
hace un par de semanas en el Hufftington Post.
Pero
Correa es un poco más cauteloso."No te lo podría garantizar porque no he
visto los últimos informes (de otros países)", le dice a BBC Mundo.
"Pero
en América Latina Colombia sigue siendo el más peligroso y, de todo el mundo,
América Latina siempre ha sido la región más antisindical. Las cifras han
disminuido pero creo que continúa teniendo liderazgo en ese tema".