No le salió muy bien la visita en Bogota, solo la extrema derecha guerrerista la abrazó. |
Por Tony López Rodríguez. (*)
En una
delirante declaración a la prensa colombiana, la diputada opositora venezolana Maria
Corina Machado pidió solidaridad a los presidentes de la Unión de Naciones
Suramericanas y que expresen su apoyo al pueblo venezolano y particularmente al
presidente Juan Manuel Santos Calderón. No es una acción política inocente de
la oposición venezolana solicitar al mandatario neogradino su acompañamiento en
una cruzada tan aviesa como tan provocadora e intencionada.
Los diseñadores
de la campaña antichavista no dejan nada al azar, todo está debidamente calculado.
De antemano sabían que el presidente Santos no recibiría en el Palacio de
Nariño a la delegación que viajó a Bogotá encabezada por la vocera de la ultraderecha
venezolana la legisladora Machado. Su atrevida solicitud y la negativa
respuesta era lógica y así lo esperaban los ideólogos del plan desestabilizador
Roger Noriega, Otto Reich, JJ Rendon y Álvaro Uribe Vélez.
El objetivo era
dejar claro ante la opinión pública colombiana la definición política del
presidente Santos y en su imaginario poner a la defensiva al mandatario
colombiano. Esa negativa presidencial es de hecho un respaldo a los resultados
electorales venezolanos y deslegitima a la oposición antichavista, esa correcta
posición del presidente Santos será utilizada por sus enemigos, los del
presidente Nicolás Maduro y obviamente contra el proceso de Paz que adelantan
guerrilla y gobierno en la Habana.
También llevaba
la maquiavélica intención de provocar la división en el seno de UNASUR, un
objetivo importante que desde hace muchos años forma parte de la agenda del
gobierno estadounidense. La digna actitud del inquilino del Palacio de Nariño,
ha dado de narices contra estos intentos, respaldado por el acuerdo que acaba
de formalizar el Parlamento Latinoamericano y los mandatarios latinos y
caribeños que forma parten parte de Petrocaribe reunidos el pasado 4 de mayo en
Caracas, Venezuela.
Este insensato
intento de la ultraderecha venezolana de procurar la ilegitimación del evento
electoral del pasado 14 abril donde resultó ganador el candidato chavista Nicolás
Maduro es la demostración palpable de que sectores de la derecha y la
ultraderecha latinoamericana no se acostumbran a ser derrotadas en las urnas.
Cerrarle la puerta a los sectores democráticos, progresistas y de izquierda de
alcanzar el poder por la vía electoral y poner en practica programas sociales, contrario
a los modelos neoliberales y de democracias tuteladas y representativas que ha
sembrado de miseria y pobreza a nuestros países, abre la compuertas a los
pueblos y no le dejaran otra opción que empuñar nuevamente la espada liberadora
de Simón Bolívar.
María Corina y
su combo se retiraron de Colombia con sus fracasas intenciones, sólo recibieron
el apoyo de la cuestionada bancada de legisladores uribista, algunos de ellos,
bajo la sospecha de sus vínculos con los narcoparamilitares, aliados
estratégicos del ex presidente Álvaro Uribe Vélez, hoy convertido en el
contrincante más feroz de los diálogos de paz que se desarrollan en La Habana,
el señor de la guerra no cesa en sus ataques a los gobiernos santista y
venezolano, no esconde sus apetencias de poder, cuyo objetivo fundamental es
lograrlo y continuar recibiendo el apoyo de los segmentos mas reaccionarios del
Partido Republicano y estos le ayuden a evitar en algún momento su extradición
a Estados Unidos o impidan sea juzgado por crímenes de guerra, cometidos
durante su Gobierno y seguir gozando de impunidad.
Hay un dicho
que dice, dios los cría y el diablo los junta, la unión de Uribe Vélez con María
Corina, presentada en la prensa colombiana como una dulce y amorosa victima del
chavismo, no es más que la loba que se disfraza como la abuelita de caperucita,
pero debajo de ese ropaje está la loba feroz que financiada por la USAID, y
quien fuera dueña de una oscura Fundación para niños pobres, donde según
nuestras fuentes escondía el grueso financiamiento de la oposición y dineros
cuyos orígenes son desconocidos. Esa es en esencia los principios políticos y
filantrópicos que defienden Uribe y la vocera del cuestionado dirigente
fascista Henríque Capriles.
(*) Politólogo,
Periodista cubano y Analista Temas Internacionales)