Por Daniel Coronell
Revista Semana
A la
exalcaldesa nuevamente nadie le prestó atención. En agosto del año pasado la
mataron de ocho balazos, disparados en ráfaga desde una moto en Valledupar.
Una seguidilla
de crímenes ha azotado a La Guajira. Familiares de los asesinados –y algunas de
las víctimas que alcanzaron a hacerlo– han señalado la presunta responsabilidad
en estos hechos del señor gobernador Juan Francisco Gómez Cerchar, conocido
como Kiko Gómez o KG. Nada ha pasado con las denuncias. Están ganando polvo en
los anaqueles de La Guajira donde la palabra del gobernador es la ley.
Denunciar no le
sirvió de nada a la anciana wayú Francisca Sierra. Ella advirtió a las
autoridades que iban a matar a su hija Martha Dinora Hernández. A pesar de
haber puesto las amenazas en conocimiento de la Fiscalía –mencionando con
nombre propio al gobernador– nadie investigó esa pista. Martha Dinora fue
acribillada a 50 metros de una estación de Policía sin que nadie pudiera ver
nada. Un tiempo atrás habían matado a Víctor Ojeda, esposo de la asesinada y
yerno de la denunciante.
La historia de
Yandra Cecilia Brito es aún peor. Ella fue alcaldesa de Barrancas, La Guajira,
y en 2008 mataron a tiros a su esposo Ustariz Guerra y a Wilfrido Fonseca, que
lo acompañaba. Ella aseguró que detrás del crimen estuvo Kiko Gómez e hizo su
denuncia tan pública como pudo.
Le envió una
carta al entonces fiscal Mario Iguarán, al procurador Alejandro Ordóñez y al
entonces presidente Álvaro Uribe en la que les pedía protección y aseguraba:
“Tal como lo señalé en la denuncia mis hermanos Saúl Javier, Saúl Rafael Brito
Castillo y mi persona; hemos venido siendo amenazados telefónicamente por
secuaces del señor Juan Francisco Gómez Cerchar, Kiko Gómez. Amenazas que
empezaron dos meses después de la muerte de mi difunto esposo, originadas en el
hecho de que estábamos investigando los motivos de su asesinato…”.
Las
investigaciones nuevamente se quedaron engavetadas. A la exalcaldesa nadie le
prestó atención. En agosto del año pasado la mataron de ocho balazos,
disparados en ráfaga desde una moto en el barrio Guatapurí de Valledupar.
La Justicia no
se imagina quién pudo haber ordenado ese homicidio, pero su desconsolada madre,
Nedda Carrillo, ha denunciado –también infructuosamente– que quien está detrás
es Kiko Gómez. Asegura además que la están amenazando desde el sepelio de su
hija para que no siga averiguando por las muertes de sus parientes.
Ninguna
investigación avanza contra el poderoso gobernador Kiko Gómez.
Tampoco le ha
sucedido nada en el risible Consejo Nacional Electoral que terminó avalando su
cuestionada elección en el cargo, ni en el Consejo de Estado cuya sección
quinta produjo hace unos días un fallo favoreciéndolo. (Dicho sea de paso: ¿alguien
sabe qué pasó con la investigación por el tráfico de fallos en el Consejo de
Estado que implica por cierto a un célebre personaje guajiro?)
Hace unos meses
el periodista Gonzalo Guillén fue a La Guajira para indagar por los homicidios,
por las investigaciones paradójicamente congeladas en el desierto y por otros
fenómenos de corrupción.
Guillén,
veterano reportero de investigación con 36 años de experiencia, empezó pronto a
encontrar las huellas de una alianza entre autoridades locales y miembros del
hampa binacional que trafica combustibles, drogas y precursores químicos desde
el Cesar en Colombia hasta Maracaibo en Venezuela.
La
investigación aún no ha sido publicada, pero la semana pasada fue descubierto
un plan para asesinar al investigador.
Andrés
Villamizar, director de la Unidad Nacional de Protección, del Ministerio del
Interior, alertó sobre un atentado en marcha para matar al periodista Gonzalo
Guillén y a los investigadores sociales León Valencia y Ariel Ávila, quienes
desde la Fundación Arco Iris en el año 2011, habían mostrado las prácticas
torcidas de la política en La Guajira, incluyendo las alianzas con grupos
delincuenciales.
Según la
Policía, a cargo de la ejecución del crimen está un hombre conocido con el
alias de 'Morroncho' que –casualmente– viene de La Guajira.
Las
autoridades, en su sabiduría, han podido determinar después de las exhaustivas
pesquisas de rigor que detrás de la preparación del triple homicidio están, sin
duda, “las bandas criminales” y “los enemigos de la paz”.