Por José María Carbonell, Cambio Total.
Algunos “analistas”, con disimulada alegría, han “descubierto”
que la “violencia” no se acabará con la firma de un Acuerdo de Paz entre las
FARC-EP y el Gobierno colombiano. Quizá piensan que la Paz se logra por
decreto, solución “mágica” a la cual están acostumbrados.
En Cambio Total
hemos dicho que la Paz, su consecución, es un proceso. Como tal, implica puntos
de partida –inicio de conversaciones, discusión de los puntos de una Agenda,
concreción de los Acuerdos, implementación de éstos, verificación de ellos,
etc-, y puntos de llegada –fortalecimiento de las nuevas organizaciones
populares, modernización de la forma de hacer política, justicia, justicia
social, equidad, etc-.
En éste “proceso”,
el Estado y su gobierno deberán accionar todos los mecanismos en su poder para
llevar a feliz concreción los Acuerdos. Ejemplo, distribución de tierras y
formas de propiedad (colectiva vs “privada”), ayudas monetarias a los
campesinos e indígenas, modernización de las labores del campo, etc, etc. Las
FARC-EP, como una consecuencia de la acción estatal de adelantar la guerra
contra el pueblo, se irá involucrando en la vida “legal” que brinda la Nueva
Constitución elaborada por todos los sectores de la sociedad colombiana e irá
desarrolando su acción “política” a fin de modernizar el Estado, sus formas de
propiedad, su estructura y superestructuras, a fin de inscribirnos en el siglo
21 como la Nueva Colombia en paz con justicia social.
Evidentemente
que los “enemigos de la Paz” no se van a estar quietos. De hecho no están
quietos. Están desarrollando lo único que saben hacer y recurren a su único
argumento : la guerra. “Guerra sucia” entre otras cosas, que recurre al
asesinato a mansalva de los líderes populares que adelantan la lucha por una
mejor Colombia, ahora y siempre, la cual utiliza también las modalidades
criminales de la desaparición forzada, las masacres, las ejecuciones
extrajudiciales, etc.
Por ello, en
éstos momentos de discusión y Acuerdos, esos “enemigos de la Paz”, los
Uribhitler, los Francisco Santos, los Ordóñez, algunos militares en servicio
activo y uso de buen retiro, los narcotraficantes ahora llamados
neo-narcoparamilitares o BACRIM, seguirán soterradamente impulsando y acolitando
la política de Terrorismo de Estado entre esos sectores “enemigos de la
solución política”, política que todavía se mueven las fuerzas estatales
–militares y políticas-.
Ya la Marcha
Patriótica denunció el asesinato de 8 de sus líderes en 2013. Ya el CICR en su
último “informe —conocido justo en momentos en los que Colombia pasa al
banquillo de los derechos humanos al presentar su Examen Periódico Universal en
Ginebra, Suiza — la Cruz Roja señala que en 2012 registró 880 presuntas
violaciones al Derecho Internacional Humanitario por parte de todos los actores
del conflicto y ocurridas tanto en los campos como en las grandes ciudades.
...Esa entidad
refiere que en 2012 hubo un deterioro de la situación de derechos humanos en
regiones como Cauca, Norte de Santander, Caquetá, Arauca, Putumayo y Nariño y
en ciudades como Medellín, Buenaventura y Tumaco. Asimismo, el desplazamiento
forzado se mantuvo en niveles preocupantes, de acuerdo con el CICR, que citando
cifras oficiales, indicó que desde 1997 se han registrado cerca de 3 millones
900 mil desplazados.
...De acuerdo
con el CICR, que citando cifras oficiales, indicó que desde 1997 se han
registrado cerca de 3 millones 900 mil desplazados”.
Igualmente, “durante
2012 el CICR conoció de 161 casos de desaparición forzada y entregó los restos
de 13 personas cuyos cuerpos se encontraban en fosas comunes. Hasta el año
pasado se habían reportado cerca de 78.000 casos de desaparición en el Sistema
de Información Red de Desaparecidos y Cadáveres de l Instituto Nacional de
Medicina Legal” Además, “la violencia sexual, esa institución atendió en 2012
cerca de 117 casos”.
Lo que
demuestra que desde el Estado se sigue aplicando el Terrorismo de Estado y no
se entiende cómo desde el Estado y los medios de comunicación en poder de la
oligarquía les siguen exigiendo el “desarme de las FARC”, mientras el Estado
sigue aplicando su política de Terrorismo de Estado, es decir, de guerra contra
el pueblo.
Hemos también
señalado que el Estado tiene la capacidad de desmontar sus grupos
neo-narcoparamilitares ya que éstos dependen de los sectores guerreristas al
interior de las fuerzas militares y estatales. Quizá por el miedo a que “muerto
el perro, se acaba la sarna”, los sectores guerreristas al interior del estado
y fuera de él temen quedarse sin el último argumento propagandístico que
justifica su política de exterminio, cuya principal motivación es económica,
desde luego, y es política en segundo lugar.
Lograr unos
Acuerdos de Paz con las FARC-EP tendrá que producir el desmonte de las bandas
neo-narcoparamilitares, que actúan impúdicamente con las fuerzas militares y
políticas tradicionales en Colombia, es decir, “muerto el perro”, la Guerra, se
“acaba la sarna”, las bandas de los “enemigos de la Paz”.
No quisiéramos
creer que el gobierno y el estado colombianos seguirían aplicando su política
de exterminio de líderes guerrilleros que pactaron Acuerdos de Paz con ellos,
como sucedió con Guadalupe Salcedo, Carlos Pizarro-LeónGómez, y otros. Eso
sería re-editar las causas que originaron el actual conflicto interno
colombiano.
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Publicado por
Blogger en CambioTotalRevista el 4/25/2013