Gaitán: un pedacito de pueblo que no ha podido arrancar la muerte |
Horacio Duque.
El próximo 9 de abril se
hará una gigantesca movilización popular para recordar el liderazgo del
caudillo popular Jorge Eliecer Gaitan, acribillado en el centro de Bogotá, ese
día del año 48.
Millares de campesinos,
obreros, estudiantes, mujeres, indígenas, afrodescendientes y otros
sectores del pueblo colombiano estarán presentes en las calles de Bogotá, para
exigir la terminación de la violencia, la eliminación del neoliberalismo y rechazar
la reelección del actual presidente de Colombia, continuador de la gestión de
Uribe Velez.
El actual ciclo de
violencia que padece la nación se inició con la masacre de Gaitan por la
oligarquía dominante, cuyo representante es Juan Manuel Santos. La familia
santos es parte central de esta historia de sangre y dolor de millones de
colombianos. Son parte de la oligarquía que controla el Estado y sus
instituciones mediante la violencia, el despojo, el despotismo y la represión
del pueblo con sus organizaciones.
Santos, el actual jefe de
la Casa de Nariño, quiere utilizar esta fecha para ganar legitimidad y aparecer
como el gran pacificador del país. Me recuerda la manera como los
representantes del virreinato destruyeron al movimiento de los Comuneros del Socorro
al finalizar el siglo XVIII. Se comportaron como nansas palomas con los lideres
de la insurgencia artesanal en Zipaquira, pero cuando dispusieron de la
oportunidad masacraron a Galan y los otros dirigentes, cortandoles las cabezas
para colgarlas en sitios públicos como una manera de sembrar el terror entre
los rebeldes.
Es exactamente lo que
planean hoy con la resistencia campesina revolucionara. Es lo que hace ser
cautelosos con los simulacros burgueses de condescendencia.
Pretender que el 9 de abril
sea la multitud volcada en pos de la reelección de Santos es absurdo. Es firmar
un cheque en blanco para el neoliberalismo, por la continuación de las
políticas contra el pueblo, respaldar la pax romana y la paz que no toca el
modelo del capitalismo salvaje.
El 9 de abril es
gaitanista, rebelde, revolucionario, popular, antimperialista. Tambien
chavista. El 9 de abril es insurreccional, es una batalla para acorralar a la
clase dominante del bipartidismo disfrazado de unidad nacional.
El 9 de abril no es
santista. No es otro escenario para perfumar el poder de la oligarquía.