miércoles, 7 de noviembre de 2012

A 95 años de la Revolución Bolchevique



A 95 años de la Revolución Bolchevique
Gustavo Robles
Hace 95 años, el puño unido y organizado de todo un pueblo emergió de las profundidades más oscuras de la sociedad humana para reclamar que el mundo es de todos y no de unos pocos. Un pueblo humillado por la monarquía zarista durante siglos, y en aquellos años ya lo era por la burguesía incipientemente imperialista de Europa. Cuentan que la desigualdad era tan grande que a la opulencia de los poderosos se le oponía la miseria obscena de millones de explotados y marginados. Que el zar salía en su carruaje con cartón pintado en sus ventanas, para no ver el panorama desolador que su casta había provocado. Y no era porque le dolía tanto dolor en su pueblo, sino porque le resultaba desagradable a su "solemne" vista.

A la miseria de siglos se le sumó la atrocidad de la Guerra, y el pueblo ya no soportó tanto oprobio. Surgió entonces una voz entre todas las voces, porque las interpretaba y las organizaba contra las causas de sus males: Lenin
Lenin y el Partido Bolchevique fueron el cerebro que
encausó la bronca y el dolor de millones de seres humanos que clamaban por romper todas las cadenas que los humillaban. Con el humanismo como disparador y el marxismo como ideología, señalaron al monstruo opresor que había que destruir: la monarquía y el Capitalismo.

En medio de un mundo que se derrumbaba, supieron sembrar la semilla de un mundo infinitamente mejor, sin patrones, sin explotación, sin desigualdad, sin miseria.
La experiencia más importante de la Humanidad desbarrancó después, por causas que tienen que ver con la cultura de la que todos venimos, la impuesta por la burguesía, es decir, el Capitalismo: siempre que haya quienes se crean con más derechos que los demás, los sueños de libertad corren peligro.

Pero la gesta del pueblo ruso con su vanguardia a la cabeza, es un ejemplo que seguramente reverdecerá en el futuro de la especie humana si quiere sobrevivir a la barbarie capitalista

Por eso, hoy más que nunca,
¡Socialismo o barbarie!
¡Viva la Revolución Bolchevique!