Las
Farc e Israel: la razón y la sin razón – uno por la vida, otro por la muerte y
la ambición–
Javier
Del Valle Monagas Maita
Los conflictos humanos están signados por
los intereses y las características de las conciencias e inconsciencias de los
hombres. Los signos negativos como la envidia, la maldad, la ambición, la gula,
complejos, Etc. sirven de caldo de cultivo a las guerras y los conflictos de
toda índole. Lamentablemente las minorías en el poder, han podido reventar la
unidad de las mayorías y han logrado imponer sus egoísmos en base a engaños
mentiras, insignificantes privilegios que conceden a sus serviles, para
hacerles creer y sentir que alguna vez podrán ser parte de esa élite.
Dos hechos resaltan
hoy en el mundo (entre otros asuntos importantes). Uno: el bestial
ataque de la nación paria e ilegal del Sión, contra de los territorios y
pueblos mas agredidos, burlados y engañados del planeta (Palestina). Apadrinado
por el país mas poderoso militarmente y que nutre el vientre sanguinario del
estado judío con las mas modernas y mortales tecnologías de armas e
instrumentos mediáticos para desangrar y despojar a una nación histórica como
lo es el estado - nación Palestino, de sus territorios y de la vida de sus
hijos niños, jóvenes adultos y viejos. Pese a ser desarmada, aislada por el
cerco terrorista, por La ambición de unos locos dogmáticos, enfermos de poder y
riquezas como son los Sionistas judíos. Mismos que no les importa agredir,
perseguir y vejar a otros judíos que se oponen a las barbaries de una secta.
Esa misma secta que hizo alianza con HITLER para entregar en bandeja de plata a
los judíos en pleno apogeo del nazi – fascismo Alemán Una sin razón existencial
que deja como resultados, sangre, dolor y lagrimas en un pueblo y una región
abusada por el colonialismo eterno.
El otro: Hijos de un país
cuya población es atacada mortalmente por una oligarquía cuya una razón de ser
es mantener unos obscenos privilegios y que derivan como resultado en permanentes
y vulgares carnicerías persecuciones contra seres humildes, cuyo único delito
es ser trabajadores, y vivir en el mismo territorio que las alimañas,
burguesías colombianas. Donde de paso también está la mano criminal del
sionismo Israelí
Ese pueblo que
lucha, que posee armas para defenderse de los inclementes ataques a sus
hermanos de clases, está y tiene capacidad para negociar, para pactar una paz
digna que favorezca a las mayorías del pueblo. Ese pueblo armado ha regado los
campos de Colombia con la noble sangre de honor y gloria de sus lideres y
tropas guerrilleras, pero al ser poseedora de una gran convicción y anhelos de
libertad insiste en anteponer el interés de las mayorías populares a los
intereses de grupo y personales. Son ellos, digno ejemplo de amor por un
pueblo.
Mientras la
Palestina desangrada por por unos egoístas ambiciosos locos que se creen
predestinados por un dios-invento, enfermizo. Se ve obligada a vivir su
cotidianidad con la amenaza de las bombas de racimo, de fósforo blanco,
expansivas o re explosivas que matan sin piedad a mujeres y niños, hombres y
ancianos, fuente de mal que ve hasta en los centenarios Olivos un enemigo a
destruir. Ese sionismo, que demuelen hospitales, escuelas, viviendas humildes.
Obliga a la nación Palestina, a bregar sola, contra un monstruo criminal, que
utiliza el lobby de la farsa riqueza material Sión judío en USA para obtener
armas y comprar libertades para matar.
En la Colombia de
Marulanda, de Camilo Torres, de Raúl Reyes, Mono Jojoy, del campesino
desplazado, del indígena perseguido, del obrero explotado, Etc. y esa parte del
pueblo en armas para la auto defensa, como las FARC, el ELN, imponen al poder
criminal oligarca, que casualmente es aliado del criminal sionismo judío la
fuerza de la dignidad popular para intentar establecer la paz.
En ambos casos –
Palestina, Colombia-La razón y la lucha, dan a los pueblos su legitimidad y
derechos a una vida y existencia digna y de respeto. Así mismo en los otros casos, Israel y
oligarquía colombiana, imperio Sión yanqui, la sin razón del egoísmo la gula,
la avaricia y la locura enfermiza de tenerlo todo para el derroche y la
satisfacción de egos dislocados, hacen el derecho a la legítima defensa, galope
en los brazos, hombros y consciencias del pueblo colombiano, Palestino y,
podría decir de todos los pueblos del mundo.