Narciso Isa Conde
Las corporaciones
transnacionales son explotadoras, expoliadoras y, además, soberbias.
La GILDAN, empresa canadiense beneficiaria del ominoso
régimen de “Zonas Francas”, ubicada en el Municipio de Guerra del Gran Santo
Domingo, no es una excepción.
Explota a sus
trabajadores/as, tiñe tela de camisetas a como de lugar y envenena ríos sin
contemplaciones.
Mata peces y camarones,
usa la nefasta “biomasa” como combustible, contamina y depreda la naturaleza,
incluyendo árboles centenarios de la zona.
Pero no se queda ahí la
terrible Gildona.
- La tipa es despótica, no cree en la libertad de expresión.
Cuando periodistas
responsables denuncian sus desafueros, entonces decide presionarlos,
intimidarlos y agredirlos de múltiples maneras.
Acontece así frente al
diario digital Ciudad Oriental
dirigido por el insobornable Robert Vargas, que ha reportado los
daños ocasionados por la Gildan Activeviewer Domincan Republic Textile Company
INC (mejor conocida como la GILDAN) en ese municipio.
Y ha hecho extensiva su
peligrosa hostilidad al periodista Genris
García, director de otro medio digital, por su similar y valiente actitud.
Especial encono ha
evidenciado contra el reportero de Ciudad Oriental, Diego Torres, conocido dirigente comunitario en Guerra y San Luis.
Diego ha sido el canal
de varias denuncias contra la GILDAN formuladas por los/as moradores/as de esos
municipios y ha ejercido su función con entereza.
Después de publicadas
esas denuncias, curiosamente la pequeña parcela que le entregó a su padre el
gobierno de Juan Bosch en 1963 fue violentada por empresas concesionarias de
esa transnacional, al punto de derribar subrepticiamente y robarse robustos
árboles centenarios propiedad de la familia Torres.
Pero no solo: su humilde
casita, fue curiosamente tiroteada justamente en un punto donde Diego
acostumbra a sentarse a trabajar de noche. Por suerte para él y su familia en
ese momento no estaba en esa habitación.
Las sospechas mas
serias, claro está, apuntan hacia la GILDAN. Y con razón eso salió a relucir en ambos diarios digitales.
Entonces, la transnacional
especializada en teñir tela a bajo costo y en venderla a alto precio –descontada
su prepotencia y su vocación depredadora y matona- para ponerse mas en evidencia,
decidió demandar a Robert y Genris por “difamación
e injuria”, exigiéndole una fortuna a periodistas de escasos recursos.
- Si no recula, le irá muy mal.
Atemorizar no puede, por
que los blancos de ataques escogido por ella ni se rinden ni se doblan. Ni
Robert, ni Genris, ni Diego se van a apendejar.
Sobornar jueces, quizás
pueda. Pero ni eso habrá de darle buenos resultados porque el juez o la jueza
que lo haga se desprestigiará de tal manera que tendrá que irse a vivir a la Luna
o a un satélite que tiene la Gildona en
Canadá, su tierra natal.
Robert, Diego, Genris
tienen además mucha gente que lo respetan y lo defienden. Gallos, gallinas,
pollos y pollitos de calidad, capaces de pelear en cualquier escenario.
A la GILDAN -si no
quiere pasarla peor- mejor le cuesta recular o, al menos, moderar su soberbia
proverbial.
Un consejo sano, mucho
mas sano que las tintas que tira al río y que la biomasa que usa como
energético.
Y que no se atreva a ir
mas lejos en sus perversos ataques a comunicadores apreciados por este pueblo.
¡Mejor que recule a tiempo! Es, repito,
un buen consejo.
8-11-2012