Los
permanentes reclamos de la población colombiana al gobierno nacional para abrir
la Mesa de conversaciones a las organizaciones sociales y populares que no se
sienten representadas allí con sus negociadores, hacen que la participación y
las ideas de las gentes del común cobren mayor vigencia para darle legitimidad
a la salida política en curso en La Habana.
Hernán
Camacho / Viernes 8 de febrero de 2013
El
Encuentro de Comunidades Campesinas, Indígenas y Afrodescendientes por la
Tierra y la Paz, El Diálogo es la Ruta, realizado en Barrancabermeja en 2011
dejó un mandato expreso: la realización en todo el país de constituyentes
regionales por la paz, que aglutinen la mayor cantidad de gentes del común que
debatan cuál es la paz necesaria para Colombia.
En
departamentos, capitales, municipios, localidades de toda la geografía
nacional, las organizaciones sociales, populares, partidos políticos y
personalidades democráticas que participaron en el encuentro de paz retoman la
ruta y echan a andar los escenarios de participación ciudadana, amplia,
representativa y sectorial capaces de entregar un diagnóstico de las reales
necesidades en las regiones, todas atravesadas por el conflicto armado y
proponer soluciones a las problemáticas.
Poder
constituyente
La
paz es una arquitectura colectiva. El poder constituyente responde a una
concepción de nación y una decisión de gobierno democrático y participativo. En
esencia las constituyentes permiten a los ciudadanos ser partícipes desde sus
propias realidades, sus propios pensamientos y perspectivas, revestirse de
poder soberano y popular, trasformar las inequidades sociales, darle solución a
sus problemas y constituirse en garantes de los cambios. Un verdadero ejercicio
democrático. “Las constituyentes son una nueva forma de hacer política” dice el
vocero de Marcha Patriótica y dirigente agrario, Andrés Gil. El objetivo es
politizar la paz en el pueblo colombiano y relacionarla con todos las
problemáticas que afectan al común de las personas, “es imponer la paz”. Y es
que las problemáticas sociales se han venido conociendo a mayor profundidad a
partir de la apertura de la Mesa de diálogo en La Habana y el ejercicio que hizo
el Congreso de la República con las mesas de participación regional. Las
constituyentes regionales serán más amplias, explican los voceros de la
Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra, ACVC, una de las
organizaciones convocantes del encuentro en Barrancabermeja.
Las
experiencias
Son
al menos 300 constituyentes que se aspira a realizar en el año, de ellas 32
departamentales y otro tanto sectoriales que conduzcan a una gran asamblea
constituyente nacional. El Peñón, sur de Santander fue la primera experiencia
de constituyente. Allí se reunieron organizaciones sociales y campesinas y la
comunidad en general para debatir las soluciones a los problemas cotidianos que
los aquejan y compartir esas soluciones incluso con la institucionalidad que también
participó. Asistieron al menos 300 personas incluyendo a delegados de todas las
veredas circundantes al municipio y elaboraron un documento que sirve de
mandato y de ejemplo a otras 13 constituyentes veredales que se alistan a
realizarse. “El entusiasmo popular que despierten las constituyentes será sobre
la base de soluciones reales con mucho alcance para el campo popular. El
colombiano, trabajador, campesino, desempleado […] que llegue es porque lo ha
tocado el conflicto o el modelo económico y porque es consciente de la paz del
país” sostuvo Gil.
Mandatos
Ocaña,
Norte Santander, fue el pasado mes de septiembre sede de la constituyente
municipal por la paz. Allí, con la presencia de dos centenares de ocañeros se
discutió el contexto social, económico y político de la provincia. La
problemática agraria, la megaminería, la soberanía alimentaria, la protección
de las reservas campesinas y la presencia de multinacionales fueron los temas
abordados por la comunidad. El mandato producido en aquella constituyente
dictó: “Las mujeres y hombres que venimos desde los diferentes municipios que
conformamos esta provincia, llegamos a este espacio motivados y empujados por
la necesidad de buscar el fin de un conflicto que ha arrebatado la vida de
nuestros padres, nuestros hermanos y nuestros hijos, que ha violado a nuestras
esposas y mujeres, que ha destrozado los lazos de solidaridad y hermandad de
nuestros vecinos; llegamos acá con la firme convicción de que el derecho a
vivir en paz no puede ser sueño inalcanzable y tiene que convertirse en un
hecho del que podamos ser parte”.
En
una zona de agudo conflicto atravesado por el plan militar de consolidación,
los pobladores se atrevieron rechazar la presencia militar y denunciar las
agresiones de las que son víctimas por parte de las fuerzas militares. La
constituyente fue acompañada por la alcaldía de vecino municipio se Hacarí
junto al defensor del pueblo de la provincia de Ocaña. “Exigimos la no
criminalización, estigmatización y persecución a las organizaciones y comunidades
que nos manifestamos como constituyente primario en búsqueda de paz con
justicia social y se detengan las actuales detenciones que se están llevando a
cabo hoy en diferentes partes del país. Exigimos que los mandatos que surgen
como expresión soberana del pueblo colombiano y en este caso del pueblo de la
provincia de Ocaña, sean tenidos en cuenta de forma seria en un eventual
proceso de diálogos entre la insurgencia y el gobierno” concluyó el mandato.
Por último, los constituyentes de Ocaña reclamaron participación popular y
directa en las conversaciones de La Habana, pues se sienten con pleno derecho a
exigir parar la guerra en sus campos y veredas.
Paz:
participación popular
Los
permanentes reclamos de la población colombiana al gobierno nacional para abrir
la Mesa de conversaciones a las organizaciones sociales y populares que no se
sienten representadas allí con sus negociadores, hacen que la participación y
las ideas de las gentes del común cobren mayor vigencia para darle legitimidad
a la salida política en curso en La Habana.
Los
insumos de las constituyentes servirán como catalizador para los
plenipotenciarios de la Mesa de conversaciones entre la insurgencia de las FARC
y el gobierno Santos. Su importancia es el respaldo popular contenido en las
propuestas e iniciativas de paz nacidas del seno de las comunidades que pasan
por la solución de los problemas de empleo, salud, educación, vivienda,
tierras, acueductos, vías de comunicación. Temas no menores para un nuevo país.
A juicio de expertos juristas, la soberanía popular reside en el pueblo
encomendado con poder constituyente y sus decisiones son mandatos ineludibles e
insoslayables.
Agencia Prensa Rural