lunes, 18 de febrero de 2013

Robo de las regalías mineras





Robo de las regalías mineras.

Horacio Duque.


Las regalías son recursos económicos que entregan las compañías que explotan el petróleo y otros renglones mineros al Estado que los distribuye entre departamentos y municipios, según lo establecido en una norma constitucional que fue reglamentada recientemente.

Se trata de cifras millonarias que deben ser invertidas en la solución de los principales problemas sociales de las comunidades.

En los últimos 20 años estos dineros se focalizaron en departamentos petroleros como Casanare, Santander, Arauca y Putumayo, pero el despilfarro y la corrupción esfumaron gran parte de los mismos.

En Arauca, con una modesta población, los gobernantes se enriquecieron construyendo obras innecesarios y suntuarias, mientras la pobreza se agudizaba entre la mayor parte de los pobladores.

Igual sucedió en el Casanare, donde buena parte de los gobernadores debieron ser destituidos y encarcelados, junto con varios Alcaldes municipales que compartieron con los grupos paramilitares de los "buitragueños", las tajadas obtenidas en el saqueo de los dineros públicos.

En el Putumayo, los jefes de los gobiernos en el departamento y municipios establecieron alianzas sangrientas con los narcoparamilitares para apropiarse de las regalías y lo lograron con creces, después de masacres, desapariciones y asesinatos de líderes populares.

Con el nuevo esquema de reparto vigente, hay otros departamentos y municipios que reciben nuevas partidas fiscales de regalías.

Con estos dineros en las tesorerías regionales de nuevo se disparó la danza de los millones que están parando en manos de actores estatales delincuenciales. Otra vez se activó la epidemia de la corrupción y el saqueo.

La Contraloria General de la República ha detectado casi 500 hallazgos fiscales por valor de 300 millones de dolares, que no son otra cosa que manifiestas irregularidades. En sus oficinas hay 200 denuncias ciudadanas originadas en 50 municipios receptores de regalías, donde las comunidades no pueden hacer nada frente al robo descarado de los funcionarios públicos debido a que proliferan las amenazas y actos violentos contra las voces que con valentía señalan las ilicitudes.

Veamos casos.

En el municipio de Paz de Ariporo(Casanare), donde es alcalde Edgar Bejarano Garcia, se gastaron 21 millones de dolares (40 mil millones de pesos) en la construcción de un sistema de de detención de aguas lluvias pero el mismo no funciona y se encuentra abandonado.

En Maní, otro municipio llanero, se gastaron 9 millones de dolares (16 mil millones de pesos) en un alcantarillado pluvial y tampoco está habilitado, lo que quiere decir que esos dineros se perdieron. La alcaldesa es Piedad Adriana Camacho Camacho, que es ficha del senador Juan Carlos Martinez, encarcelado en Bogota por ser organizador de grupos paramilitares y exportador neto de coca desde Buenaventura.

En ese departamento debieron destituir y encarcelar al Gobernador Nelson Mariño, de la cuerda de Germán Vargas Lleras, porque se apropio de 9 millones de dolares (17 mil millones de pesos) de un contrato de almuerzos para los niños de las escuelas públicas.

En la Jagua de Ibirico (Cesar), municipio que recibe regalías del Carbón, cuyo alcalde es Didier Lobo Chinchilla, ficha de la Gata magangueleña Emilse López, se ha detectado un fraude de 16 millones de dolares (30 mil millones de pesos) en la construcción y mejoras de varias instituciones educativas. Es criminal lo que hacen estos bandidos.

En Buenaventura, administrada por Bartolo Valencia, se han establecido daños patrimoniales en obras no terminadas en el acueducto municipal.

Igual sucede con el Plan Departamental de aguas de Boyacá. En el municipio de Guican, no se sabe donde están 3.5 millones de dolares (7 mil millones de pesos) que se apropiaron para ampliar la infraestructura escolar en un convenio con el Ministerio de Educación y la Federación de Cafeteros.

Estos episodios de corrupción son una epidemia en otros lugares. Me refiero a los municipios de Pinillos (Bolivar), Barrancas (Guajira), Concordia (Magdalena), Coveñas (Sucre), Mocoa (Putumayo), Agua Azul y Sabana Larga (Casanare).

En estos sitios la danza de los millones no para y la ciudadanía nada puede hacer, solo puede circular clandestinamente denuncias que no tienen eco en las entidades judiciales correspondientes.

Es por tal razón que hemos planteado la organización de una Veeduría ciudadana nacional y un Comite de control social para que, por lo menos, haga públicas esta denuncias y exija las acciones necesarias por parte de la Fiscalia y otras autoridades judiciales y de control que deben estar atentas a las situaciones de corrupción y robo de los dineros públicos que enriquecen a inescrupulosos agentes de la politiquería tradicional colombiana, ligada al santismo, el uribismo, los liberales y conservadores. Todo en perjuicio de los sectores más pobres y excluidos de la sociedad que no pueden acceder a la educación, a la salud, al agua y al empleo, por causa de tanta corrupción.