[Cambio Total].
Entre los ”enemigos de la Paz” es imprescindible señalar como la más aberrante talanquera la posición del militarismo militar quien se opone a toda salida política al conflicto interno.
Los militares, los que tienen las armas, deciden sobre toda la vida del país. Y no de ahora, sino de toda la vida. Quién no recuerda el poder de Rojas Pinilla? Y de dónde venía ese poder? Naturalmente del estamento militar. Quién no recuerda que durante su gobierno hasta los caballos y mulos tenían que llevar una mochila en la cola para recoger la mierda porque, hay que decirlo, a los pobres animales si no se les puede educar en esos menesteres.
Y el ”poder civil”, los mandatarios de gobernaciones y alcaldías, van encogidos y modositos a los ”Consejos de Seguridad” con los comandantes de Policía y Militares. Y quién no recuerda que el generalato colombiano hace ”sonar los sables” cada vez que una decisión del poder civil los afecta?
Ah, es que Mao decía que ”el poder nace del fusil”. Máxima que en Colombia tiene su máxima aplicación. Muchos dicen que los militares son civilistas porque nunca dieron un golpe de estado cuando estuvieron de moda los golpes militares (ahora otras formas de golpes de estado son las que están a la orden del día). No. Es que en Colombia los militares no han necesitado estar sentados en los sillones de la Casa de Nari o del corrupto Parlamento para tener el poder en sus manos. Si todo el poder civil está a sus piés!
Hay que ver a cualquier ”civil”, gobernador, alcalde, ministros, y presidente, temblando cuando los llaman desde las Divisiones y Cuarteles militares. Hasta los presidentes tienen que aprender a marchar para coger el paso de la marcha entonada en las ceremonias militares. No es que los militares -que sí saben marchar- les cogen el paso al presidente, sino que es el presidente el que tiene que cogerle el paso a ellos. Esto de por sí ilustra quién es el que manda, y punto.
Así las cosas, el poder militar toca hasta las más ínfimas circunstancias de la vida. Ni qué decir de las cosas ”realmente importantes”. En política han incursionado pero con malos resultados dado el grado de aborrecimiento que tienen los colombianos por estos generales del ejército de invasión, triste papel que desempeñan por designio del imperio. Landazábal, Bedoya, y otros generales en uso del buen retiro -afortunadamente!- han querido llegar al Congreso y la Casa de Nari pero sus deseos son frenados por el sentir ciudadano que siente -con razón- que sería como ”poner a un marrano a cuidar un viaje de yucas”.
Incluso, cuando hacen uso del retiro, además de la jubilación que les significa millones de pesos, muchas veces el estado los ”premia” adjudicándoles contratos de exploración de petróleo como hemos denunciado en algunos artículos. A ello súmenle que los militares se jubilan con la mitad del tiempo, que reciben bonificaciones por ”servicios especiales”, por ”orden público”, lo cual hace que sus salarios sean apetecidos por ser la más estable empresa estatal, y es sabido que cuando hablamos de ”empresa” ya estamos hablando otras palabras con otros significados.
En lo que sí los militares no tienen ”músculo” es con el narcotráfico. Hemos conocido de primera mano casos en que los narcotraficantes se han dado el lujo de cachetear a ciertos corruptos comandantes porque estaban incumpliendo el ”pacto” entre ellos y el narcotráfico. Ahí el ”general dinero” los vuelve todo modositos. Y es que también los generales han sido comprados por el narcotráfico. Quién no recuerda al general Medina de la Policía? Quién no recuerda al general al que le incautaron 450 kilos de cocaína en México... Quién ha olvidado que el general Óscar Naranjo tiene un hermano que purgó condena en Alemania por el delito de narcotráfico? Alguien ha olvidado al general Santoyo, el jefe de seguridad de Uribhitler?
Incluso, los militares se arrogan el derecho de cuestionar las sentencias judiciales. Muchas veces hemos visto cómo hacen ”sonar sus sables” ante sentencias en que son condenados por sus violaciones de derechos humanos. Hoy día todavía están forcejeando contra la desaparición de los detenidos -civiles casi todos- del Palacio de Justicia, el cual pasará a la historia como una de las grandes manchas en la historia del país, tanto para los militares, como para la guerrilla del M-19, como para el estado representado por el gobierno de Belisario Betancour.
Incluso, se atreven a cuestonar sentencias de organismos internacionales como si ellos estuvieran por encima de la ley, cosa que es uno de los objetivos a lograr con el reciente ”fuero militar” que les hizo aprobar el ”cadete” JMSantos.
Entre los ”enemigos de la Paz” es imprescindible señalar como la más aberrante talanquera la posición del militarismo militar quien se opone a toda salida política al conflicto interno.
Los militares, los que tienen las armas, deciden sobre toda la vida del país. Y no de ahora, sino de toda la vida. Quién no recuerda el poder de Rojas Pinilla? Y de dónde venía ese poder? Naturalmente del estamento militar. Quién no recuerda que durante su gobierno hasta los caballos y mulos tenían que llevar una mochila en la cola para recoger la mierda porque, hay que decirlo, a los pobres animales si no se les puede educar en esos menesteres.
Y el ”poder civil”, los mandatarios de gobernaciones y alcaldías, van encogidos y modositos a los ”Consejos de Seguridad” con los comandantes de Policía y Militares. Y quién no recuerda que el generalato colombiano hace ”sonar los sables” cada vez que una decisión del poder civil los afecta?
Ah, es que Mao decía que ”el poder nace del fusil”. Máxima que en Colombia tiene su máxima aplicación. Muchos dicen que los militares son civilistas porque nunca dieron un golpe de estado cuando estuvieron de moda los golpes militares (ahora otras formas de golpes de estado son las que están a la orden del día). No. Es que en Colombia los militares no han necesitado estar sentados en los sillones de la Casa de Nari o del corrupto Parlamento para tener el poder en sus manos. Si todo el poder civil está a sus piés!
Hay que ver a cualquier ”civil”, gobernador, alcalde, ministros, y presidente, temblando cuando los llaman desde las Divisiones y Cuarteles militares. Hasta los presidentes tienen que aprender a marchar para coger el paso de la marcha entonada en las ceremonias militares. No es que los militares -que sí saben marchar- les cogen el paso al presidente, sino que es el presidente el que tiene que cogerle el paso a ellos. Esto de por sí ilustra quién es el que manda, y punto.
Así las cosas, el poder militar toca hasta las más ínfimas circunstancias de la vida. Ni qué decir de las cosas ”realmente importantes”. En política han incursionado pero con malos resultados dado el grado de aborrecimiento que tienen los colombianos por estos generales del ejército de invasión, triste papel que desempeñan por designio del imperio. Landazábal, Bedoya, y otros generales en uso del buen retiro -afortunadamente!- han querido llegar al Congreso y la Casa de Nari pero sus deseos son frenados por el sentir ciudadano que siente -con razón- que sería como ”poner a un marrano a cuidar un viaje de yucas”.
Incluso, cuando hacen uso del retiro, además de la jubilación que les significa millones de pesos, muchas veces el estado los ”premia” adjudicándoles contratos de exploración de petróleo como hemos denunciado en algunos artículos. A ello súmenle que los militares se jubilan con la mitad del tiempo, que reciben bonificaciones por ”servicios especiales”, por ”orden público”, lo cual hace que sus salarios sean apetecidos por ser la más estable empresa estatal, y es sabido que cuando hablamos de ”empresa” ya estamos hablando otras palabras con otros significados.
En lo que sí los militares no tienen ”músculo” es con el narcotráfico. Hemos conocido de primera mano casos en que los narcotraficantes se han dado el lujo de cachetear a ciertos corruptos comandantes porque estaban incumpliendo el ”pacto” entre ellos y el narcotráfico. Ahí el ”general dinero” los vuelve todo modositos. Y es que también los generales han sido comprados por el narcotráfico. Quién no recuerda al general Medina de la Policía? Quién no recuerda al general al que le incautaron 450 kilos de cocaína en México... Quién ha olvidado que el general Óscar Naranjo tiene un hermano que purgó condena en Alemania por el delito de narcotráfico? Alguien ha olvidado al general Santoyo, el jefe de seguridad de Uribhitler?
Incluso, los militares se arrogan el derecho de cuestionar las sentencias judiciales. Muchas veces hemos visto cómo hacen ”sonar sus sables” ante sentencias en que son condenados por sus violaciones de derechos humanos. Hoy día todavía están forcejeando contra la desaparición de los detenidos -civiles casi todos- del Palacio de Justicia, el cual pasará a la historia como una de las grandes manchas en la historia del país, tanto para los militares, como para la guerrilla del M-19, como para el estado representado por el gobierno de Belisario Betancour.
Incluso, se atreven a cuestonar sentencias de organismos internacionales como si ellos estuvieran por encima de la ley, cosa que es uno de los objetivos a lograr con el reciente ”fuero militar” que les hizo aprobar el ”cadete” JMSantos.