Por César Jerez
Diálogo
con César Jerez, uno de los voceros de la Asociación Nacional de Zonas de
Reserva Campesina, rechaza que su agenda sea la misma de las Farc
Natalia
Herrera Durán / Sábado 16 de marzo de 2013
El
tema de las zonas de reserva campesina sigue en el centro del debate dentro del
proceso de paz que adelantan Gobierno y Farc en La Habana. Primero fue la
guerrilla la que demandó que se garantice el derecho a la tierra a estos
colectivos, así como su financiación, hablando de la necesidad de crear 59
zonas con independencia política y 9,5 millones de hectáreas. Sin embargo, para
el ministro de Agricultura, Juan Camilo Restrepo, el asunto no es tan sencillo,
pues no se puede patrocinar la creación de “una constelación de republiquetas
independientes”.
En
medio de la polémica, la voz de César Jerez, uno de los representantes de la
Asociación Nacional de Zonas de Reserva Campesina (Anzorc), es clave para
conocer la realidad de una figura surgida en la década de los 90, a partir de las marchas
de los campesinos cocaleros del sur del país, que —según dice— ha sido
estigmatizada y perseguida. En diálogo con El Espectador, denuncia un veto del
Ministerio de Defensa que tiene paralizada en el Incoder la constitución de
nuevas zonas, al tiempo que les exige a las Farc no pararse de la mesa de
diálogos hasta concretar acuerdos.
¿Cuál
es la postura de las zonas de reserva campesina, hoy en medio del debate de la
paz?
No
somos ‘republiquetas’. Las zonas de reserva campesina son el acumulado de una
lucha del campesinado por la tierra de muchas décadas y lo que buscamos es el
reconocimiento político, social, económico y territorial. La figura está en la
Ley 160, que creó su régimen normativo y constitucional. Las Farc hablan de 9,5
millones de hectáreas para ellas... Lo que hoy están considerando como una
pretensión exclusiva de las Farc corresponde a los 50 procesos que hay vigentes
de reconocimiento de zonas de reserva campesina en el país. Hay zonas que
tienen 500 mil hectáreas, otras 400 mil o 300 mil. Si a esos procesos les
ponemos un promedio de 200 mil hectáreas, estamos hablando de unos 10 millones
de hectáreas. Pero eso no es un planteamiento de las Farc, pues nosotros ya lo
hemos manifestado en diferentes escenarios.
¿Ante
quién se presentan esos procesos de constitución? Ante el Incoder, que es la
entidad encargada de constituirlas.
¿Cuántas
zonas existen hoy?
Seis
constituidas y seis en proceso de constitución, que ya formularon su plan de
desarrollo, llegaron a audiencias públicas —la última instancia— y están
esperando que el Consejo Directivo del Incoder las avale.
Y
si ya surtieron todo ese trámite, ¿por qué no las han avalado?
Porque
hay un veto ilegal del Ministerio de Defensa y de la cúpula militar.
¿Cómo
así que veto ilegal?
Porque
el Ministerio de Defensa no tiene competencia en el desarrollo rural ni en el
tema de reforma agraria. Lo que sabemos es que en el proceso de negociación de
paz, la constitución de las zonas de reserva se convirtió en un problema y el
Ministerio dijo que mientras no haya un acuerdo en Cuba se deben parar todos
los procesos de constitución.
¿Cuáles
son estas seis zonas que están por consolidarse?
Dos
en Montes de María, una en el Cesar, una en Lozada, Guayabero, en las cuencas
de los ríos en La Macarena y en Catatumbo.
¿Y
cómo se ejerce el veto por el Ministerio de Defensa?
Llaman
a altos funcionarios y les dan la orden de suspender los procesos, argumentando
problemas de seguridad nacional.
¿Funcionarios
del Incoder?
Sí,
allí hay una serie de funcionarios que entienden la importancia de las zonas de
reserva campesina, pero cuando llegó como directora Myriam Villegas, no se ha
constituido ni una zona, a pesar de que las de Catatumbo y La Macarena
surtieron el proceso.
Claro
que el Ministerio de Defensa habla de que esas zonas por constituir están en
regiones de fuerte presencia guerrillera...
En
todas las zonas de reserva campesina hay presencia de las Farc y en una gran
parte de ellas del Eln. Pero lo importante es que tenemos una oportunidad
reconocida por el Gobierno de sacar adelante un proceso del campesinado, que en
esta coyuntura puede ser un aporte fundamental para una reforma agraria.
¿Qué
tipo de reforma agraria?
Una
reforma agraria materializada en que se garanticen el acceso a la tierra, su
formalización, los derechos civiles del campesinado y, finalmente, hacer en
estos territorios lo que el campesino quiere, no las políticas impuestas desde
los intereses del poder económico y político.
¿Cuál
es la posición de la Asociación frente a las Farc?
Las
guerrillas en general tienen una relación con la base social, con las economías
campesinas y su modo de vivir, porque la mayoría de los guerrilleros vienen de
familias campesinas. Hay acuerdos en esas regiones que tienen carácter
humanitario, expreso y público. Y hay una lectura política de la guerrilla en
las organizaciones campesinas, pero también hay una exigencia y un reclamo para
terminar el conflicto, para que se sienten en la mesa y no se paren hasta
lograr un acuerdo.
¿Es
la agenda de las Farc la misma de ustedes?
No,
nosotros vamos a presentar nuestra propuesta en San Vicente del Caguán el
próximo 9 de abril (22 y 23 de Marzo, nota de APR), y apunta a construir un
sistema de zonas de reserva campesina, un programa que lo haga viable —con
financiamiento—, que articule una nueva institucionalidad para los territorios
campesinos y les dé verdadera autonomía. Estamos convencidos de que ese es el
camino para la paz.
¿Esta
autonomía no es de la que se quejan el ministro Restrepo y hasta José Félix
Lafaurie, de Fedegán?
La
autonomía ya existe, es de hecho. En la mayoría de zonas no hay presencia del
Estado más allá de la presencia militar. La gente ha tenido que solucionarse la
salud o la educación. Lo que se está buscando es que haya un reconocimiento
normativo e institucional que impida que mafiosos, agronegociantes de palma o
multinacionales vendan o exploten esos territorios. ¿Cuál es el miedo? ¿Cuál es
el problema? Que no quieren que el campesinado tenga derechos sobre su tierra.
El
presidente de Fedegán, José Félix Lafaurie, dice que las zonas de reserva son
un retroceso, que es volver a Marquetalia...
Eso
repite él como un loro, cuando no tiene moral para hablar de retrocesos. ¿Qué
más regresivo que la ganadería extensiva en Colombia? Tienen cerca de 30
millones de hectáreas a las que le hacen un mal uso y ejercen un latifundio
improductivo. Es precisamente esa aberrante concentración de la tierra la que
genera los problemas.
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Tomado de El Espectador:
http://www.elespectador.com/noticias/paz/articulo-410624-no-somos-republiquetas