Horacio Duque.
Hay varios aspectos del
Acuerdo especial de La Habana sobre la paz vinculados con la organización del
Estado y sus instituciones. De manera explícita se hace alusión a la necesidad
de que "el gobierno nacional revise y haga las reformas y los ajustes
institucionales necesarios para hacer frente a los retos de la construcción de
la paz". De igual manera, se establece que "se esclarecerá, entre
otros, el fenómeno del paramilitarismo".
Son puntos que obligan a
una reflexión analítica sobre la maquina del Estado, su origen, formación, su
historia y competencias.
La organización del mismo
partió desde el momento de la Independencia en 1810 y ha transitado por tres
fases específicas.
En la primera fase de
formación del Estad (desde la Independencia hasta fines de la década de 1850),
fuerzas anticentralistas se levantaron en 1826 y 1828 en contra de la Gran
Colombia y el proyecto centralizador de Bolívar. En 1830 y 1831, otras dos
rebeliones surgieron en oposición a la centralización del poder, la segunda de
las cuales culminó en la revuelta con base en Pasto, La Guerra de los Supremos
(1839-1842), que marcó una división en la formación de los partidos y la
construcción del Estado.
La segunda fase de
construcción del Estado comenzó con las reformas liberales de la década de
1850, que dieron forma a una revolución anticolonial protagonizada por los
artesanos, seguidas inmediatamente por la insurrección conservadora de 1851 y
la revuelta en contra del General Jose María Obando. Esta revuelta provocó una
contrarrevolución que modeló el diseño de las instituciones estatales hasta
principios del siglo XX. La guerra volvió a sacudir el país entre 1859 y 1862
con la muy importante revolución liberal del General bolivariano Tomas Cipriano
de Mosquera, que finalmente fue depuesto en un golpe por un grupo de liberales
insatisfechos con su propio partido.
Un tercer período de
formación del Estado comenzó con la Regeneración conservadora de 1886, que
trabó frecuentes luchas y más rebeliones liberales. La Regeneración tardó tres
años de guerras para establecer su supremacía, de las cuales la más devastadora
e intensa fue la Guerra de los Mil días, que terminó con la derrota de los
liberales al iniciarse el Siglo XX.
La Regeneración
conservadora (1886-1930), que supuso el triunfo de poderosos latifundistas
conservadores asociados con la Iglesia católica y los comerciantes
internacionales, selló la estructuración centralizada del Estado.
Puede afirmarse,
entonces, que la formación del Estado colombiano es fruto de un largo proceso
contrarevolucionario llevado adelante por una "configuración social
reaccionaria". Las contrarrevoluciones suelen considerarse como procesos
rápidos que apuntan a debilitar a otra situación de cambios radicales y
rápidos. Sin embargo, una contrarrevolución puede extenderse por un período más
prolongado, como ocurrió en Colombia.
La organización del
aparato estatal en Colombia, durante 200 años, se ha llevado a cabo mediante 43
constituciones, incluida la de 1991.
El punto central de su
estructuración definitiva, mediante la centralización del poder, es la llamada
República Conservadora que duró desde 1886 hasta 1930. Cobrando forma, de esa
manera, el Estado oligárquico.
Las reformas liberales de
1936, adelantadas por Alfonso López Pumarejo, propiciaron el salto hacia el
Estado- nacional desarrollista, con la etapa de militarización y violencia
política/social, como ocurrió durante la dictadura del General Gustavo Rojas
Pinilla en 1954, superada con la implantación del régimen consociacional del
Frente Nacional que duró entre 1960 y 1982, con notables rasgos de un Estado
burocrático-autoritario clientelar.
El Estado neoliberal dio
sus primeros pasos con la preponderancia del capital financiero al organizarse
el sistema UPAC, en el gobierno de Misael Pastrana (1974). No obstante que la
Constitución de 1991 alude a la democracia participativa, sus normas
facilitaron el sistema neoliberal que, mediante sucesivas reformas promovidas
por el Banco Mundial y el BID, implantaron el Estado neoliberal respectivo, con
liberalización del comercio internacional, privatizaciones, flexibilización
laboral, mercantilización de la salud y los recientes Tratados de Libre
Comercio/TLC, que han dejado a disposición de las multinacionales nuestra débil
industria y agricultura.
El régimen político de
ese Estado, es un conjunto de instituciones (partidos, sistema electoral,
sistema judicial, régimen presidencial, organización municipal/departamental/ regional
y medios comunicacionales) que favorecen una democracia instrumentalizada por
la clase política con absoluto desconocimiento del pueblo. Lo que tenemos hoy
es una democracia de los políticos y no del pueblo y para el pueblo.
La fase de las
conversaciones de La Habana que se ocupara, en los próximos días, de la
participación política deberá considerar todos estos fenómenos si es que quiere
sentar las bases de una paz estable y duradera con reformas a fondo de la
sociedad política vigente, factor evidente de violencia dada su naturaleza
excluyente y arbitraria.
@PazXXI.