domingo, 10 de marzo de 2013

Entrevista para Clodovaldo Hernández, Ciudad Caracas CCS


Por Luis Britto García



Entrevista para Clodovaldo Hernández, CIUDAD CARACAS CCS
En una conversación, me dijo Hugo Chávez Frías: “Yo no soy humorista. Lo que soy es jodedor”. Vale decir, provocador, zumbón, polémico. La verdad de la afirmación la testimonian algunos dichos memorables. Tras la abrumadora derrota de la rebelión militar del 4-F, reconoce ante los medios que no se han logrado los objetivos, y añade “por ahora”. La paradoja resultó profecía. En un organismo internacional donde acaba de hablar Bush afirma que “aquí huele a azufre”, y todos saben por qué. Recordemos también la perdurabilidad de los apodos o calificativos que endilgaba. Con motivo de una manifestación rala que no llegaba al centenar de integrantes, llamó a los opositores “escuálidos”, y así se quedaron. Pero también cursó Hugo Rafael el camino del humor en la infinidad de anécdotas que terminaron formando Los cuentos del arañero. Hay historias sobre romances contrariados, sobre sus frustrados sueños de convertirse en estrella beisbolística como “el látigo Chávez”, sobre los castigos en la Academia Militar por sus reflejos de zurdo. En esta capacidad de convertir contratiempos en añoranzas se revela el humorista, la víctima de su propia lucidez. Atrevámonos a la irreverencia de sospechar que si Hugo llega a ver sus propias exequias, las hubiera tachonado de chistes. Con razón afirmó alguna vez: "Revolución es amor y humor". A quien vive por la alegría ni la muerte lo rinde.