Horacio Duque.
Dice Lenin, -como si lo
tuviésemos entre nosotros- en su clásico texto el Estado y la Revolución,
escrito entre agosto y octubre de 1917, en plena revolución soviética, que el
Estado es la concentración de la violencia de la clase dominante contra el
pueblo. Es el uso de la maquinaria represiva de militares y policias para
aplastar con las armas y el ultraje cualquier tipo de revuelta social que
amenace la dominación burguesa liberal.
Es exactamente lo que
estamos presenciando con la acción del Estado oligarquico neoliberal colombiano
frente al paro cívico de los caficultores que han salido a las carreteras y
ciudades a demandar soluciones efectivas a sus graves problemas para lo cual
han debido recurrir al bloqueo de vías, a marchas, a la organización de
campamentos y manifestaciones multitudinarias que han colapsado
prácticamente todo el territorio nacional y las instituciones civiles.
El gobierno del señor
Santos, que dice querer la paz con la insurgencia revolucionaria a través de
diálogos en La Habana, se ha desenmascarado con los campesinos y la población
en general.
Su principal argumento
para destruir la justa protesta es el de la violencia de sus cuerpos armados.
El Escuadrón Mobil Antidisturbios/ESMAD
de la policía nacional es la punta de lanza de la acción brutal con tecnologías
de punta que reunen gases, bombas, dispositivos eléctricos helicópteros y
empleo de herramientas contundentes para invalidar la potencia de la manifestación
y la protesta popular. Ya son varias las personas muertas y mutiladas, como el
quindiano que perdió su mano derecha.
Lo que hemos podido
presenciar en estos días en Ibague, Neiva, Armenia, Cauca y Nariño, es el
rostro tipo ESMAD de la democracia neoliberal autoritaria imperante en el
Estado colombiano.
Es tal el grado de
atropello de la maquina estatal que la demagogia oficial ha quedado al desnudo,
llevando a la iglesia y otros sectores de la sociedad civil a sumarse a la
revuelta cafetera.
Esa es la democracia que
el señor Humberto de la Calle ofrece en La Habana dizque para hacer hacer la
paz. Según este señor, en Colombia existen todas las garantías para hacer
política civilizadamente. Que cinismo el del doctor.