martes, 12 de marzo de 2013

País para muy pocos



Por Eduardo Muñoz Serpa

Vanguardia.com


Eduardo Muñoz Serpa


Los superficiales y fatuos periodistas bogotanos pregonan que nuestra democracia es ejemplar, para todos. ¿Será verdad? Repasemos, fragmentariamente, los altos cargos del gobierno Santos Calderón:

Mauricio Cárdenas, ministro de Hacienda, hijo del exgerente de la Federación de Cafeteros Jorge Cárdenas.

Rafael Pardo, ministro del Trabajo, nieto de Tomás Rueda Vargas, bisnieto de Miguel Antonio Caro.

Germán Vargas, ministro de Vivienda, nieto del expresidente Carlos Lleras.

Federico Rengifo, ministro de Minas, hijo del exministro Marino Rengifo Salcedo.

Alejandro Gaviria, ministro de Salud, hijo del exministro Juan Felipe Gaviria y esposo de Carolina Soto, viceministra de Hacienda.

Sergio Díaz Granados, ministro de Comercio, hijo del exministro José Ignacio Díaz Granados.

Juan Mesa Zuleta, secretario general de la Presidencia, nieto de Eduardo Zuleta.

Miguel Samper, viceministro de Justicia, hijo del expresidente Ernesto Samper.

Cristina Plazas Michelsen, consejera presidencial para la mujer, nieta de Jaime Michelsen.

Aurelio Iragorri Valencia, consejero presidencial para asuntos políticos, hijo del senador Aurelio Iragorri Hormaza, nieto del expresidente Guillermo León Valencia.

Alejandro Char, consejero presidencial para las regiones, hijo del exministro Fuad Char.

Francisco José Lloreda, Consejero presidencial para la Convivencia, hijo de Rodrigo Lloreda, exministro y excandidato presidencial.

Paula Gaviria Betancur, directora de la Unidad Administrativa para la Reparación de Víctimas, nieta del expresidente Belisario Betancur.

Esta lista es fragmentaria. No incluye el escandaloso caso del servicio exterior de la cancillería, ni el Congreso donde las curules pasan a esposas, hijos, nietos.

¿Democracia? Mamola. Nuestra alta burocracia es heredad de los hijos de los dueños del gran capital y de una casta señorial que excluye al resto de la comunidad y le quita su iniciativa histórica.

Por eso el resto de profesionales dura años pasando hojas de vida para lograr puesticos de sexto o séptimo nivel.
Este artículo obedece a la opinión del columnista. Vanguardia Liberal no responde por los puntos de vista que allí se expresen.