Puntos de vista de un desterrado colombiano
No.018 – Marzo 4 de 2013
Por: Valmen – Vozcol
Micronota:
Las desastrosas políticas del gobierno de turno, como
las de los gobiernos anteriores, han venido generando importantes
movilizaciones y acciones de masas en todo el país, lo que a su vez fortalece
la lucha por una Colombia de todos y para todos; con justicia social,
democracia real y soberanía plena. Es evidente que la unidad, la organización y
la movilización de las fuerzas sociales que entran en conflicto con las
multinacionales, el gobierno y la patronal, en general, constituyen motor que
impulsa las importantes acciones de masas, que intensamente se desarrollan hoy y
que así mismo se desarrollarán mañana.
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Los
victimarios pretendiendo ser víctimas...
Quienes ostentan el poder, con los grandes medios
de comunicación como plataformas de lanzamiento de venenosos dardos contra el
futuro de la patria, diariamente están montando inamovibles y fraguando
historias sobre el desarrollo de la mesa de diálogos, a la vez, que
pretendiendo endosarle a definidos luchadores por la paz, la justicia social,
la democracia y la soberanía real, responsabilidades que no pueden ser
demostradas ni ante el país, ni ante los organismos internacionales.
Los métodos y los objetivos siguen siendo
prácticamente los mismos de siempre, intentar engañar al movimiento social, a
las grandes masas populares y a la comunidad internacional progresista,
respecto a las responsabilidades en las causas del conflicto interno.
Según la clase dominante, los responsables de los
monumentales y violentos despojos de tierra son las propias víctimas, es decir,
los propios indígenas, los propios campesinos…, todos los pobres del campo.
Según la ultraderecha, la responsabilidad por la
violencia, desatada desde hace ya varios años por los de arriba contra los de
abajo, es del propio pueblo, es de quienes persistente y valerosamente luchan
por los derechos de los trabajadores, de los campesinos, de los jóvenes, de las
mujeres, de los defensores de los derechos humanos, de las víctimas de la
violencia, de los luchadores por la soberanía de la patria y por una verdadera
democracia.
Según el pensar y actuar de la ultraderecha
guerrerista, es el mismo pueblo el responsable de los crímenes y abusos
cometidos por el narco-paramilitarismo, la narco-parapolítica, la
narco-economía y la enorme corrupción que están carcomiendo al país y
desvalijando el erario público.
Así las cosas y ante las manipulaciones orquestadas
con la participación de los grandes medios, se hace más urgente que nunca el
desarrollo de crecientes y fortalecidos niveles de unidad, de organización y
esencialmente de movilización, fuerzas fundamentales y decisivas para responder
eficazmente a las campañas de mentira y engaño de los poderosos.
Es necesario seguir utilizando la llave maestra
para abrirle puertas y ventanas a la lucha por la paz con justicia social,
impidiendo que el imperio, la clase dominante y el gobierno de turno puedan
seguirle torciendo el cuello a la verdad.
En los aguerridos campos de la lucha social, de las
grandes, activas y movilizadas masas populares, es esencial seguir
alimentándose de la experiencia acumulada de muchos años de lucha, a la vez,
que del dinamismo, combatividad y fuerza de los nuevos contingentes dentro del
crecido batallar del hoy. La política de unidad de acción, por ejemplo, puede
hacer posible que se avance en estos campos, pese a eventuales y entendibles
posiciones o consideraciones de transitorios desencuentros.
La experiencia enseña que unir es una tarea muy
difícil, pero también enseña que es mucho más difícil la responsabilidad de
consolidarla, de implementarla y de ampliar su desarrollo en el campo de la
permanente movilización, en torno a banderas político sociales y en torno a
banderas reivindicativas, cuya capacidad movilizadora es muy importante.
Los procesos de diálogo son conquistas de todo un
pueblo y resultado de duros años de lucha. Alcanzar la paz con justicia social
y enterrar la llamada “paz” de los sepulcros, debe ser objetivo fundamental del
actual proceso. Si el gobierno de Santos, al menos, diera el paso de un cese
bilateral del fuego, estaría demostrando que su gobierno, de verdad, intenta
dialogar, ahorrándole vidas y muchas desgracias al país.
Inquietud de Paquito:
¿Será consciente el gobierno de lo que realmente
significa la paz por la que se está luchando?
(Hasta la próxima)