Horacio Duque
El departamento del Tolima, localizado en el centro del territorio
nacional, donde viven casi dos millones de colombianos, con una destacada
población indígena de tradición Pijao/Caribe, localizada en resguardos, está
protagonizando una vibrante movilización popular y ciudadana exigiendo sus
derechos, entre los que cobra especial relieve el de la paz y la convivencia.
En los últimos meses los pobladores de Ibagué y otros municipios, como
Cajamarca, han protagonizado multitudinarias manifestaciones para denunciar el
proyecto minero a cielo abierto de La Colosa, en la Cordillera Central, dado
sus demoledores impactos sociales y ambientales; también para
demandar solución a un conjunto diverso de asuntos económicos, sociales,
políticos y culturales.
Fruto de la acción consciente popular, en la que los comunistas
tolimenses cumplen un papel trascendental, al lado de otras expresiones de
izquierda y democráticas, se firmó recientemente con el Gobernador liberal del
departamento, doctor Luis Carlos Delgado, un pliego de compromisos que cubre
diversos campos de la problemática regional, tales como los siguientes:
- Realización de Audiencias públicas populares, convocadas por la
Corporación Autónoma Regional, Cortolima, para estudiar las implicaciones de
megaproyectos como las hidroeléctricas en los ríos Cucuana,
Amoya y Ambeima; y la vigencia de las licencias ambientales a los proyectos hidroeléctricos
en el río Chilí, Ríoblanco y Planadas;
- Compromiso del Ministerio de Agricultura y el INCODER, para
organizar varias Zonas de Reserva Campesina en los municipios de Planadas, Ríoblanco,
Rovira, Roncesvalles, Chaparral, Dolores, San Antonio, Ibagué, Coyaima,
Natagaima, Ortega, Ataco y Cajamarca. Zonas en las que estarán con prioridad
los resguardos y cabildos indígenas, liderados por los compañeros de
la Asociación de Cabildos Indígenas del Tolima/ACIT.
- Organización y ejecución de planes de electrificación rural, de
mejoramiento de vías secundarias, de planes de vivienda campesina y
construcción de acueductos comunitarios, por parte del gobierno departamental.
- Apoyo efectivo a los Resguardos indígenas para resolver sus más
graves problemas sociales, económicos y de violencia.
- Defensa de la educación pública por parte del Gobernador Delgado,
particularmente en aquellos municipios de la periferia departamental. Apoyo con
infraestructuras, material pedagógico y nuevos educadores. Protección de los
maestros frente a la violencia de los grupos paramilitares.
- Respaldo del gobierno departamental a las demandas para resolver la
grave crisis que afecta la salud de los tolimenses, lo que implica derogar la
ley 100, defender la Acción de tutela del derecho fundamental a la salud, ampliar
la cobertura y calidad de la salud, con ambulancias y nuevos centros
hospitalarios en las áreas campesinas e indígenas.
- Funcionamiento de la Mesa Departamental de los Derechos Humanos con
compromisos puntuales del Gobernador Luis Carlos Delgado para que el Derecho
Internacional Humanitario sea de aplicación inmediata en todo el territorio
departamental con miras a lograr un Acuerdo Humanitario que fortalezca un
eventual Cese al Fuego en el marco de las conversaciones entre el Gobierno
Nacional y las Farc en La Habana. Este compromiso conlleva la ejecución de
estrategias concretas contra las bandas neoparamilitares de los Urabeños y
Rastrojos que actúan en complicidad con la fuerza pública del Estado,
localizada en cuarteles y comandos distritales.
- Organización y deliberación de 48 constituyentes municipales por la
paz, con sendas constituyentes provinciales, para confluir en una gran
Constituyente departamental el 11 de abril del 2013, que tendrá la presencia de
varios gobernadores de otros departamentos de Colombia como el Quindío, Huila,
Valle, Risaralda, Cundinamarca y Antioquia.
Acompañemos esta movilización de los tolimenses por la paz y la
justicia social, pues el Gobernador Delgado, en un acto politiquero que
repugna, no quiere dar cumplimiento a lo pactado. Es la manera de dar forma a
un nuevo sujeto y una subjetividad por la paz que empuje la transición democrática
haca una nueva Colombia en la que coexistan las nuevas institucionalidades de
las partes que adelantan las conversaciones en La Habana, Cuba, que no implican
ni la rendición, ni la liquidación de la heroica insurgencia
campesina revolucionaria.