sábado, 6 de octubre de 2012

El traidor, como el ladrón, juzga por su condición o la parábola del fisicoculturista. Por José María Carbonell


En la intrincada zoología de la politiquería colombiana sobresalen dos especímenes muy especiales. El traidor y el ladrón. Los traidores se dan espacio todos los días, así como los ladrones de cuello blanco que se creen ”intocables”.
El primer especímen nunca mira pa’dentro, siempre pa’fuera. O como se dice en el decálogo proverbial popular, ”juzga por su condición”. Los ves afirmando sin desparpajo que él es ”fiel”, ”leal”. Y a las primeras de cambio los ves cambiando de bando como se quitan las panties las muchachas de vida triste de la 10a de Bogotá. Tan es así que los colombianos se inventaron eso del ”transfuguismo”, que significa que van cambiando de partido como van cambiando los intereses y los que ofrecen la partija burocrática.
Son tan especiales esos especímenes que en éstos días el muchachito fisiculturista, es decir, el muchachito pura dinamita en los músculos, pero de aquello es pólvora mojada, dizque con voz en cuello le dice a las FARC que "se cuiden de traicionar a los colombianos”. Habráse visto semejante desfachatez! Ellos, sus amigitos y amigotes de la oligarquía son los que por siempre y desde siempre han traicionado al pueblo colombiano.
Son ellos los ”hacedores de la guerra” -la diseñan en los centros de poder en Washington-, una guerra que tiene como ”enemigo interno” al propio pueblo colombiano, a quien someten las fuerzas militares del régimen Terrorista de Estado al más inhumano escarnio. No hay nada más aberrante que una persona culpable tratando de pasar limpio cuando la culpa de la guerra es precisamente de ellos que aplican gustosos las doctrinas que les ordenan los gringos. Precisamente la guerra que ha dejado más de 500.000 víctmas en todos estos años de ejercicio violento del poder.
El muchachito que practica el fisicoculturismo mirándose en un espejo -hasta desarrollar un narcisismo increíble-, y de ahí pa’lante ya sabemos que viene, el mismo que fue criado en los ”cuarteles y brigadas” en los cuales estaba asignado su ”papito” y que nunca, nunca jamás, vió los muertos que los soldaditos, suboficiales y oficiales causaban cuando iban a cazar ”comunistas”, ”subversivos”, ”delincuentes”, etc, ahora viene a tirárselas de bravo, de ”jodido”.
Evidentemente que el tipito fisicoculturista no es ”traidor” a su clase. El pueblo, afortunadamente, no es su ”clase”, no pertenece a él. El muchachito pertenece al raro especímen de los adoradores de la fuerza física, de la violencia, y lo pusieron en donde puede matar sin contemplaciones para satisfacer sus falencias varoniles con la sangre de los pobres colombianos.
Mas como entre carroñeros se espera nada más que se maten entre sí por la carroña, se espera que el ministrico algún día traicione a sus jefes. En tanto, el pueblo colombiano que no vive de certezas sino de la incertidumbre del día a día, sabe que lo único cierto que tiene es que las FARC-EP en la Mesa de Conversaciones dará todo de sí para favorecer al pueblo colombiano, porque ellos son del mismo material, pueblo puro, pueblo jodido, pueblo que siempre lucha contra las adversidades.
Ahí seguiremos, así seguiremos, si las FARC -junto con el pueblo- no logra imponer la solución de los ingentes problemas que dieron origen al conflicto interno colombiano en sus dimensiones económicas, políticas, sociales. Ahí seguiremos, también, viendo a los traidores y a los ladrones juzgando por su condición.
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Publicado por cambio total en CambioTotalRevista el 06/10/2012