“Parece más bien como
el inicio de una insurrección popular que se está tomando las calles y
carreteras de Colombia”
Por Alberto Pinzón Sánchez
“¡Si las Farc no derrotan
(literalmente) al Imperialismo colectivo hegemonizado por EEUU, no son
revolucionarias ni socialistas!” clama un reconocido Trotskista. Enfrente, en
la otra orilla de la estrecha brecha ideológica que separa los extremismos; un
reconocido neoliberal militarista grita: “¡El objetivo estratégico de las Farc
es imponer una revolución socialista estatista por decreto!”
Y así, ante la nueva situación
política y social generada por la apertura de los diálogos entre el Estado
colombiano y las Farc en la Habana, para finalizar el llamado conflicto social
y armado interno; trascurre en Colombia una discusión desapacible y metafísica,
calurosa pero sin luz, con el objetivo ideo-político de inducir en la
mentalidad de los colombianos, tan dominada por el escolasticismo y la
metafísica, la posición de la “Justa Mitad” de San Agustín: La tercera vía de
JMSantos.
Carlos Nasi |
UN EJEMPLO: CARLOS NASI (sin zeta), uno de esos violentólogos de la
Universidad de los Andes, escribe en el portal Razón Publica, un articulo
contrariando la experiencia universal o mundial y lo que es peor la lógica
racional, para tratar inútilmente de justificar “teóricamente” la absurda y
repelente tesis de adelantar “negociaciones de paz en medio del fuego”; basado
en dos argumentos extrapolados tan imaginarios como aparentes sobre el aspecto
militar del conflicto:
. . . ” 1- Las
FARC están menguadas y replegadas, con lo que uno anticiparía que su violencia
será menos perturbadora que en tiempos de Pastrana.
2- La amenaza
paramilitar también está relativamente controlada por cuenta del desmonte
parcial de las AUC durante el gobierno de Uribe y la extradición de sus
principales cabecillas a Estados Unidos. Aunque los rezagos del paramilitarismo
todavía pueden causar mucho daño, probablemente sería en proporciones menores a
los de las AUC en los tiempos del Caguán”...
Esteban, llorón opositor |
ES COMO EL NIÑO VENEZOLANO que se resiste a aceptar la realidad y cuyo
video circula en internet, que le hace un berrinche a la mamá porque no ganó
Capriles. Es obvio que no estamos en 1997 (cuando se inició el Plan Colombia y
la War Drugs) ni en el Caguán donde se tenía clara la estrategia oligárquica de
López Michelsen, de primero derrotar a la guerrilla para luego obligarla a
negociar su desmovilización. Estrategia que no funcionó después de una década
de la más grande ofensiva militar, tecnológica, ideológica y política de
satanización, experimentada en toda la historia latinoamericana y adelantada por
parte de la alianza militarista de los EEUU con la Oligarquía colombiana, y que
finalmente le hace decir a Clara López (también de la casa López) en una
entrevista que le hace al reconocido lopista Horacio Serpa, la siguiente
contundencia: “HS: ¿Considera que la
guerrilla está derrotada? CL: Si fuese posible la derrota de la guerrilla, el
gobierno no estaría negociando”.
También es obvio que en la
situación de Crisis prolongada y profunda en el centro de la Troika
Imperialista (USA, Europa y Japón) y las nuevas realidades democráticas y
procesos anti imperialistas y anti-hegemónicos que se están desarrollando en
diversos países de “Nuestramérica” por ejemplo la gran e importante victoria
electoral de Chávez en Venezuela; le ha dado una particular relevancia al “factor
exterior o internacional” sobre el factor interior del desfonde de 50 años de
guerra de despojo para imponer el Neoliberalismo oligárquico y militarista, que
estamos presenciando con la gran movilización social de la gente del común en
Colombia. Esto es lo nuevo y prometedor que los violentólogos no ven o no
quieren ver. De ahí sus análisis absurdos justificando la inhumanidad militarista
oligárquico de adelantar un proceso de paz en medio de la guerra.
PERO ADEMÁS HAY NUEVAS REALIDADES determinantes gestadas a partir
de la War Drugs de 1997:
1- La colombianización de México (para
eso está el general Naranjo).
2- El sumergimiento de innumerables
mini-carteles de narcotraficantes colombianos asociados con mejicanos llamados
bacrim, muy a pesar de que todos los días la prensa adicta al régimen anuncia
la captura del “ultimo gran capo” y,
3- contrario a lo dicho por el
violentólogo de apellido Nasi, el narco-paramilitarismo oficial sigue en
expansión imponiendo el despojo y el terror del Estado, y cobrando victimas en
los movimientos populares, en su intento desesperado de detener la imparable
movilización social y el desfonde del Neoliberalismo militarista y oligárquico.
No es sino ver en la televisión a Hulk dando los partes de sus bombardeos.