Gloria Gaitan, culpa al estado colombiano como el causante tanto del asesinato de su padre como el mismo conflicto social y armado colombiano. |
Gloria Gaitán
Bogotá, octubre 18 de 2012
Señor Presidente
JUAN MANUEL SANTOS
República de
Colombia
Bogotá
Señor Comandante
RODRIGO LONDOÑO ECHEVERRI (Timoleón Jiménez)
Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo (FARC-EP)
A.D.S
Copia:
Señor Comandante
NICOLAS RODRÍGUEZ BAUTISTA (Gabino)
Ejército de Liberación Nacional (ELN)
A.D.S
Ref.: DIÁLOGOS
DE PAZ: el Estado ha de pedir perdón
Señor Presidente
Santos, Señor Comandante Londoño Echeverri,
He visto con
preocupación la insistente afirmación por parte de diferentes sectores, tanto
nacionales como internacionales, según la cual, como resultado de un posible
acuerdo de paz, los comandantes de las
FARC-EP deben ser judicializados negándoseles una amnistía integral. Se
pretende así que, después de su potencial desmovilización, les sea vedado
incorporarse de inmediato y plenamente a la vida política por vías legales y
cívicas.
A mi entender, de
imponerse esa tesis, será imposible lograr un acuerdo de paz, ya que la
guerrilla – pienso yo – no va a dejar las armas con las que ahora busca la toma
del poder para lograr una transformación del actual sistema, a cambio de una
pena de cárcel que le daría fin a su parábola de lucha.
Como en derecho las
cosas se deshacen como se hacen, pienso que en las mesas de diálogo el gobierno
colombiano ha de reconocer que el
conflicto que vivimos lo inició el Estado colombiano en 1946,[1] al haber desatado en aquel
preciso momento el genocidio premeditado, sistemático y generalizado a las
huestes gaitanistas, que avanzaban victoriosas hacia la conquista del poder
bajo el liderazgo de mi padre Jorge Eliécer Gaitán.
Tengo toda la documentación probatoria, original y extensa, que hace de ese genocidio al Movimiento Gaitanista un delito de lesa humanidad que está al origen del conflicto.
Pongo a disposición
del Gobierno Nacional, de las FARC-EP, del ELN y de los gobiernos que, como
garantes, colaboran en el proceso, el siguiente material probatorio:
-
1º.- Los varios memoriales de agravios que, a
partir de 1947, mi padre le envió al
Presidente Ospina Pérez detallando los nombres de las víctimas a manos del
Estado, con los lugares, las fechas y los delitos cometidos por las
autoridades.
-
2º.- Las
denuncias puntuales, con nombre de las víctimas, los lugares, las fechas y
delitos cometidos por las autoridades, publicadas en el periódico Jornada,
vocero del Movimiento Gaitanista, publicación que desapareció de la Biblioteca
Nacional pero que, afortunadamente, mi familia conserva.
-
3º.- El
archivo Gaitán, en el que mi familia guarda miles de cartas originales de
denuncia, que a mi padre le enviaban sus partidarios indicando los nombres de
las víctimas, los lugares, las fechas y el o los delitos cometidos por las
autoridades.
-
4º.- Las
pruebas de que el Jefe de la Policía de aquel entonces, el Coronel Virgilio
Barco, contrató sicarios en la vereda de Chulavita para generar el conflicto;
coronel cuyas fechorías también figuran en el expediente del asesinato de mi
padre, desaparecido de los archivos oficiales, pero del cual mi familia
conserva copia integral autenticada.
Premeditadamente a esos sicarios los enviaban
a las veredas y municipios liberales y,
al grito de “Viva el Partido Conservador”, sacrificaban liberales
indefensos. Luego, los mismos sujetos, viajaban
a las veredas y municipios conservadores para, al grito de “Viva el
Partido Liberal”, arremeter contra la vida y los bienes de inocentes ciudadanos
conservadores.
Mi padre recorrió el territorio nacional
denunciando este maquiavélico montaje oficial, que buscaba encender la hoguera del odio entre
compatriotas. En la colección del periódico Jornada, que mi familia guarda
celosamente, se lee en el ejemplar del día 13 de abril de 1947: “Pueblo de
todos los partidos: ¡os están engañando las oligarquías! Ellas crean
deliberadamente el odio y el rencor a través de sus agentes, asesinando y
persiguiendo a los humildes, mientras la sangre del pueblo les facilita la
repartición de los beneficios económicos y políticos que genera tan monstruosa
política”.
No
habla mi padre, como han pretendido quienes quieren responsabilizar al pueblo
de la Violencia de la mitad del siglo XX, que se trató de una guerra
partidista. ¡No! En todas sus intervenciones, que pongo a su disposición,
insistirá en que es una violencia oficial,
desatada en forma premeditada, sistemática y generalizada por el Estado
colombiano.
-
5º.- La
lectura analítica de la Oración por la Paz, pronunciada por mi padre el 7 de
febrero de 1948 en una Plaza de Bolívar desbordada por la multitud, con gentes
que llegaron de toda Colombia, no deja duda de que mi padre señala a las
autoridades como culpables de la persecución y asesinato de sus seguidores.
Nadie puede negar que, en esa intervención,
mi padre sindica al Estado colombiano y al Gobierno presidido por Ospina Pérez,
como responsables del derramamiento de sangre que, como bola de nieve, desembocó en el conflicto armado que hoy
vivimos. Allí señaló con precisión, entre muchas otras acusaciones, lo
siguiente:
“Señor Presidente Mariano Ospina
Pérez: os pedimos que cese la persecución
de las autoridades, así os lo pide esta inmensa muchedumbre. Os pedimos
una pequeña y grande cosa: que las luchas políticas se desarrollen por los
cauces de la constitucionalidad”.
-
5º.- Mi
familia pone igualmente a disposición del Señor Presidente de la República y de
los comandantes de las FARC-EP y del ELN, las centenares de horas de grabación
en video y audio que hizo mi hija María Valencia Gaitán, recorriendo en toda su
extensión el territorio nacional, donde multitud de víctimas atestiguan que,
después del asesinato de mi padre, la persecución violenta contra ellos, por
ser sus partidarios, arreció y fue
entonces cuando el pueblo se vio obligado a internarse en el monte para salvar
sus vidas, armándose inicialmente de machetes y pistolas de fisto, siendo ésta
persecución oficial el germen de las futuras guerrillas.
-
6º.-
Inicialmente se organizaron guerrillas liberales que, traicionadas por la
dirección ahora oligárquica del Partido Liberal - que pactó la desmovilización
de la guerrilla para luego asesinar a sus comandantes – hizo que algunos de
ellos acudieran al apoyo del Partido Comunista, que les mostró un nuevo camino
diferente al de los partidos tradicionales.
-
7º.- El doctor Jorge Leyva es testigo de mi
reunión en Casa Verde con los máximos líderes históricos de las FARC-EP. Allí,
el líder paradigmático de esa guerrilla, el Comandante Manuel Marulanda
Vélez, me contó cómo, al origen de su
lucha guerrillera, estuvo el haberse visto obligado, junto con su familia y
siendo aún adolescente, a internarse en
el monte para proteger su vida, porque sus familiares eran gaitanistas. Es
asunto que no se exhibe frecuentemente, por el rechazo que se le tiene, y es comprensible, al hecho de haber tenido como origen político
al partido liberal que, una vez asesinado mi padre, los traicionó.
-
8º.- De
igual manera el máximo dirigente del ELN, el comandante Gabino, a quien estoy
enviando copia de esta carta, me contó personalmente en el campamento del
Coce, que sus orígenes guerrilleros se
remontan a la época en que tuvo que huir al monte con su familia, que era
gaitanista, para salvarse de la
persecución de las autoridades.
Pongo este cuantioso acervo documental al servicio de los diálogos de
paz, a fin de que se reconozca que fue el Estado el que desató el conflicto que
se prolonga hasta nuestros días, como detalladamente - con pruebas irrefutables
al canto - puedo demostrarlo, a fin de que el Estado pida perdón por este
genocidio que ha quedado en la impunidad y que a los comandantes guerrilleros
se les otorgue una amnistía integral, por ser la guerrilla consecuencia de la
violencia y no su origen.
Mi padre no creía que a él lo asesinarían en el marco de ese genocidio. Al respecto decía: “La oligarquía colombiana no me mata, porque sabe que, si lo hace, el país se vuelca y pasarán muchos años antes de que las aguas regresen a su nivel normal”.
En
1998 traje a cuento esta frase de mi padre diciendo que, ya que en ese año se
cumplían 50 años de su magnicidio, era tiempo de que las aguas regresaran a su
nivel normal. Los periodistas mezclaron ambas frases y divulgaron una
afirmación nunca hecha por mi padre, según la cual las aguas regresarían a su
nivel normal pasados 50 años.
Hoy,
pasados 65 años, todos los colombianos esperamos que ese regreso a la
normalidad pueda alcanzarse ahora. El Estado, mediante genocidio, rompió el
normal proceso democrático. Será necesario que la opinión pública comprenda que
el conflicto se inició cuando el Estado pretendió abortar el triunfo popular,
que ya era inevitable, con la elección de
mi padre como Presidente de Colombia para las siguientes elecciones
presidenciales de 1950, lo que representaba la llegada del pueblo al poder.
Estoy
dispuesta, en el momento en que me lo indiquen, a aportar el extenso material
probatorio ofrecido, que desde hace años mi familia guarda sigilosamente por haber
sido perseguido por el Estado para su destrucción, como puedo demostrarlo,
pruebas al canto. Primero fue por acción
del entonces Ministro de Educación Rodrigo Lloreda, que logró que un agente
suyo incinerara la mitad del Archivo Gaitán. Luego, por conjura protagonizada
por el propio doctor Andrés Pastrana, en ese entonces Presidente de la
República, por sentirse afectado directamente con las pruebas sobre el
genocidio que contiene dicho archivo, ya que su padre, el doctor Misael
Pastrana, fungía entonces como Secretario Privado del Presidente Mariano Ospina
Pérez, bajo cuyo gobierno se dio inicio al genocidio. Por último, bajo la
presidencia del doctor Álvaro Uribe, cuando las autoridades allanaron un
depósito privado esperando encontrar el Archivo, logrando posteriormente
confiscarme decenas de cartas que culpan
al Estado del genocidio al Movimiento Gaitanista y que hoy están en manos del
Ministerio de Educación.
La
marcha victoriosa que adelantaba el pueblo en 1948, bajo la conducción de mi
padre, debe retomarse por las vías cívicas en manos de los descendientes de los
héroes que cayeron en aquella batalla por una Colombia equitativa y justa,
proceso civilista que el Estado truncó y que generó, a la fuerza, el
surgimiento de la lucha guerrillera. Es por ello que los comandantes
guerrilleros no pueden ser judicializados, sino que deben ser acreedores a una
amnistía general.
Quedo,
entonces, a la espera de cualquier manifestación que se me haga, por cualquiera
de las partes, para aportar las pruebas
relacionadas. Atentamente,
GLORIA
GAITÁN JARAMILLO
c.c.
20’144.757 de Bogotá
Correo-e: gaitanjaramillogloria@yahoo.es
Bogotá,
D.C.
COLOMBIA
[1]
Algunos cronistas señalan el 9 de abril de 1948 como la fecha de inicio de la
Violencia. Están mal informados. El genocidio gestado por el Estado se originó
en forma premeditada, sistemática y generalizada desde el año de 1946.