jueves, 13 de diciembre de 2012

Bogotá esta secuestrada por Macrocartel de la corrupción



Por Horacio Duque
Varios hechos, ocurridos en los últimos 30 meses, han puesto en evidencia la gravedad de la situación de Bogotá y de la integridad de los intereses comunales de casi 10 millones de ciudadanos que la habitan.
Desde mediados del 2010, varios núcleos de ciudadanos y líderes muy reconocidos de la Capital identificaron focos y cadenas de corrupción que, a la vista de todos, despojaban los patrimonios colectivos.
Paulatinamente la comunidad fue colocada delante de una monstruosa empresa de múltiples complicidades, empeñada en la apropiación de los presupuestos y las infraestructuras institucionales y sociales que la ciudad ha construido a lo largo de 500 años.
Todo estallo a propósito de la construcción de un sistema de transporte masivo por la calle 26 y la Carrera 10, vías metropolitanas centrales por donde se movilizan millones de personas hacia sus sitios de trabajo, de estudio y de realización de otras actividades cotidianas.
Las obras simuladas generaron un caos descomunal y el trauma propicio un desorden sin antecedentes. No había por donde transitar y la desesperación se propagó.
Mafia como mafia, unos con cuello blanco y otros con. . . .

CON LOS DÍAS SE FUE destapando el misterio. Las denuncias aparecían una tras otra y nos dimos cuenta que el gobierno del Polo Democrático en cabeza de Samuel Moreno, había conformado una red satánica para el asalto y saqueo de la ciudad. Increíble pero cierto. Lo que era obvio no lo habíamos captado oportunamente, eso que en Bogota esta lo más calificado del ciudadano colombiano, por sus niveles de educación, cultura y conciencia política. La delincuencia de cuello blanco hacia de las suyas, se feriaba la ciudad y nadie reaccionaba. En este inventario. Desde luego, hay que anotar que el gobierno anterior, el del sindicalista L. Garzón (2004-2008), había colocado su cuota inicial. Unos desmovilizados de cierta guerrilla que recibió dineros del gobierno samperista, bien colocados en sitios privilegiados de la administración, orquestaron cuantiosos negocios con los contratos oficiales en el Acueducto y los sistemas centrales de gobierno. Me refiero a D. E. Ruiz y R.A. Sanguino, dos matones periféricos adictos al chantaje y a la sangre.
La elección del nuevo alcalde para el periodo 2012/2016 destapó el descalabro en que se encontraba Bogotá. El candidato triunfante, el doctor Gustavo Petro, puso toda su energía e inteligencia en este tema y la sorpresa fue mayúscula. 
El alcalde Gustavo Petro tiene una dura y complicada tarea.

Las denuncias obligaron la intervención del taimado sistema judicial y hoy están en la cárcel, pagando largas condenas, el ex alcalde Samuel Moreno, su hermano el ex senador Iván Moreno, varios concejales, los encopetados contratistas Nule Amin, Jaime Gómez, R. Dávila, E. Tapias Arrazola y quedan pendientes varios ediles (12) del Concejo Distrital, metidos hasta el cuello en varios frentes del asalto a la ciudad. Prada, el expolicía samperista, por decir un caso, es uno de ellos, pues dispuso del multimillonario Fondo de Seguridad de la Secretaría de Gobierno como si se tratara de una cuenta personal, manejada desde lujosas oficinas en el Centro Internacional. La pesquisa de policía judicial indica, igualmente, que un personaje de nombre R. Sanguidno, habituado al matoneo semántico, convirtió el Hospital de la Localidad de Usme, en un pantanero de la indignación moral y comunal.
Aún falta mucho por conocer y profundizar sobre este infame capitulo de la historia de la capital. Por ejemplo, sobre las andanzas del Polo Democrático, su ex senador Y. Dusan y algunos de sus concejales, en los campos de la salud y la educación, en los que las denuncias de Oscar Sánchez, Secretario de Educación y Guillermo A. Jaramillo, Secretario de Salud, han visibilizado el fraude en hospitales, colegios, pensiones, cesantías y contratos con establecimientos escolares chatarra, por donde Argot/e incrementó notablemente su riqueza familiar. Una investigación más sesuda deberá aclarar en un futuro cercano el origen de la riqueza de Dusan, el poderoso cacique de la salud de los docentes de Fecode.
Sin embargo, este asunto no para allí. Con la ejecución del Plan de Desarrollo de la ciudad del Alcalde Petro, Bogotá Humana Ya, han estallado otros problemas muy graves para la comunidad bogotana.
La implementación de un nuevo modelo de aseo que implica la incorporación de miles de recicladores en el manejo de las basuras, en cumplimiento de un Auto judicial de la Corte Constitucional, el cual permite adecuarse a las políticas para hacer frente a los problemas del calentamiento global, ha suscitado un desproporcionado impase administrativo con cuatro empresas que desde hace más de una década organizaron un campo privado de gestión, ajeno al interés público, no obstante que su base financiera son los pagos ciudadanos del servicio de acueducto y alcantarillado. Aseo Capital, Lime, Ciudad Limpia y Atesa, son las marcas de las actuales recolectoras de basuras en 6 zonas estratégicas, en un esquema operativo con 6 macrorutas y 618 microrutas. Es un negocio multimillonario por el que la ciudad debe pagar unos desmesurados sobrecostos, que el Alcalde ha dispuesto suspender de manera soberana y en defensa del interés público, mediante el Decreto 564 del 10 de diciembre del año en curso.
Quien dijo miedo. Los potentes dueños del negocio anunciaron guerra y obstrucción. Han orquestado una campaña de revocatoria del mandato de Petro e impulsan un despliegue mediático para infundir temor y pánico entre la ciudadanía para obligarla, de tal manera, a colocarse a su favor. 
Dos “Paisas”, ciudadanos del departamento de Antioquia con Medellín como capital,
sindicados de ser integrantes del Cartel de Medellín de Pablo Escobar, Álvaro Uribe Vélez
y William Vélez, éste último “otro primo (de Uribe), amigo personal de Pablo Escobar”
como escribía Allende de Paz en una crónica sobre los tentáculos familiares de Uribe.

PERO LA REACCIÓN NO SE ha hecho esperar. La ciudadanía se ha movilizado para desenmascarar la conspiración de William Vélez, acusado de ser un narcoempresario uribista, con múltiples tentáculos en la ciudad y con abundantes contratos de limpieza por muchas urbes; de Alberto Ríos, el socio de German Vargas Lleras, el Ministro de Vivienda, inmerso en un proceso judicial en la Corte Penal por sus estrechos vínculos con paramilitares sanguinarios del Casanare y Arauca, cuyos nombres son Martín Llanos y Julio Acosta, bien encarcelados en La Picota para que respondan por sus delitos y aclaren los apoyos del Ministro, desde sus prominentes posiciones políticas y gubernamentales durante más de 20 años, donde ha figurado como un delfín estridente de los escuadrones ultraderechistas; y de Gina Parody, una seudo empresaria pesquera, muy activa en la movilización del tinglado de superintendencias para impedir que el Alcalde Petro ejecute sus proyectos progresistas. Parody es el fétido relleno sanitario de toda esta basura politiquera.
EL REPUDIO DE LOS BOGOTANOS a la mano negra de las basuras y su apoyo al nuevo plan de aseo ha puesto al descubierto como la ciudad está secuestrada por un Macrocartel de poderosos caballeros del capitalismo mafioso. Por donde quiere que Usted mire están estos “tipos”, como lo ha dicho la flor de la inteligencia edilicia. Todo lo manipulan en función de su riqueza y ambiciones políticas reaccionarias.
German Vargas Lleras, por ejemplo, es el amo entre los constructores de vivienda y el desarrollo urbano. Es lo que explica su recurrente desinformación con los índices de construcción y de los precios de la vivienda para favorecer a las 3 o 4 constructoras más poderosas, verdaderos casatenientes citadinos.
El carrusel de la corrupción en Bogota

Los otros tipos/pulpos (Vélez, Ríos Parody) están entre los 12 operadores de Transmilenio que se han embolsillado en 120 meses la friolera de 2 mil millones de dólares en un negocio redondo que azota a los usuarios. Los cuales se niegan a revisar los actuales contratos, temas que, a no dudarlo, será ocasión de próximo conflicto. De igual manera están en el negocio de la salud, de los seguros, de los restaurantes, de los colegios, de los hospitales, de la seguridad, de la policía. Todo lo controlan. La gran mayoría de los concejales corresponden a su discreción.
No me cabe la menor duda. Bogotá esta secuestrada por una siniestra gavilla de hampones que la despoja sin clemencia. 
Son los mismos que han anunciado la revocatoria del Alcalde Gustavo Petro, lo quieren aniquilar para poder conservar su campo inmoral de poder.
Los bogotanos tenemos que reaccionar. Hay que defender los bienes comunales y la vida democrática de la ciudad.