Las cifras de crecimiento económico del tercer trimestre del 2012
fueron mediocres. La economía creció 2,1%, pero comparado con el trimestre
anterior se contrajo 0,7%. Si Colombia continúa la trayectoria actual, entrará
una senda contractiva de 3%.
Todos los alegres pronósticos del Gobierno y del Banco de la República
se fueron al piso, pues “informaron” que creceríamos entre 4,5 y 5% este año y
como buenos brujos afirmaron que seguiríamos igual de prósperos en 2013. Con el
nuevo dato a septiembre, crecíamos 3,9% anual y los indicadores para el cuarto
trimestre de industria, comercio y construcción son entre malos y regulares,
pudiendo obtener un crecimiento de 3,7% al terminar el 2012.
La minería apenas creció; incluso, frente al trimestre anterior, se
contrajo 1,2%. El auge minero se ha frenado por la profunda crisis de Europa,
la lenta recuperación de Estados Unidos y el menor crecimiento de China. Para
empeorar el futuro minero del país, el avance de la tecnología para extraer gas
y petróleo de depósitos rocosos (esquistos) en los Estados Unidos hace prever
que en menos de dos décadas dejará de ser dependiente de las importaciones del
crudo, lo cual le pondrá un techo a su precio. El gas extraído de las rocas
compite con el carbón, siendo además más eficiente y menos contaminante,
explicando la caída del precio internacional de US$150 hace dos años a los
US$89 en noviembre de 2012. Con ello, se reciente mucho el ingreso del Gobierno
por impuestos y regalías.
La agricultura obtuvo un resultado aceptable, porque creció 4%, pero
la industria se contrajo, algo que en octubre y noviembre ha empeorado, según
las cifras de la ANDI y del DANE. Cuando los datos de la industria comenzaron a
salir mal a partir de agosto, el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas,
expresó que la industria sólo era una parte pequeña de la economía (12% del PIB
y decreciendo) y que no frenaría el auge que estábamos viviendo.
La construcción obtuvo una reducción notable y en particular las obras
civiles, mayormente públicas, cayó 10%. Las obras para la minería se
contrajeron un 28%, destacándose el abandono del proyecto de trasladar el río
Ranchería por El Cerrejón.
La falta de ejecución del Gobierno central en general y en obra
pública es muestra de que los pocos ministros técnicos que le quedan a Santos
levitan sobre policastros y contratistas, sin lograr ponerlos a trabajar de
manera eficiente y sin corrupción. Pero es también un resultado de estar
cambiando los ministros para darle participación al uribismo, y así
apaciguarlo.
Uno de los problemas de un crecimiento económico tan sesgado a favor
de un sector que ha sido volátil durante toda la historia moderna es que
también se torna inestable con cada variación de la demanda mundial por
materias primas o por el propio cambio tecnológico. Es por eso que muchos
economistas serios insisten en que se requieren políticas que incentiven el
crecimiento de la industria y de la agricultura y que también favorezcan el
desarrollo del mercado interior.
Un gobierno que buscara un desarrollo incluyente ejecutaría una
política de educación para eliminar el analfabetismo (7% de la población),
garantizar una educación secundaria y técnica universal y construir un sistema
universitario completo con doctorados en todas las ciencias. Esa sería una
buena inversión de la renta minera que hoy se la llevan las empresas en buena
parte y se la quedan los políticos.
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