El jefe del Estado y su Mindefensa, Juan Carlos Pinzón. |
Por Horacio Duque
CALI, 2 de DICIEMBRE de 2012. / En términos de credibilidad y legitimidad, el fallo de la Corte
Internacional de Justicia acerca del contencioso de Colombia con Nicaragua por
las áreas marinas que rodean el archipielago de San Andres y
Providencia ha sido un golpe político demoledor para J.M.Santos. Así lo señalan
las encuestas realizadas para la revista Semana.
Casi 70 de cada 100 colombianos no le creen al Jefe de la Casa de
Nariño. 65 de cada 100 no votarían su reelección para un
nuevo periodo de 4 años. Esta fractura del Presidente no es la
primera. En sus casi 30 meses de gestión, de 48, en varios momentos se ha
registrado el declive. La última vez, hace 5 meses, el anunció de las
conversaciones de paz con las Farc y la promesa de construir 100 mil viviendas
gratis derivó en una leve mejoría de los niveles de aceptación popular.
Al revisar los detalles del sondeo se encuentra que hay otros factores
incidiendo en la severa caída de Santos. La mayoría de los ciudadanos están
descontentos con los magros resultados de la Ley de restitución de tierras, con
el curso de la economía, con el desempleo, con la crisis de la salud, con la
situación de millones de colombianos víctimas de la violencia, con los daños
ambientales de la Locomotora Minera, con la impunidad en los “falsos positivos”,
con el fraude de la reelección del Procurador y con la violencia neoparamilitar
autora de una seguidilla de masacres y homicidios en Medellin, Armenia, Cali y
el Centro del Valle del Caúca. El veredicto ciudadano es demoledor y desmiente
la propaganda oficial de la “prosperidad democrática”.
Pero la tendencia a la baja política incluye otros nombres e
instituciones. El patriotero neofascista del Uberrimo queda muy mal parado.
Igual ocurre con Andrés Pastrana, de ingrata recordación por ser el autor del
infame Plan Patriota que desangró aún más a Colombia en los últimos 10 años.
Las Fuerzas Armadas de 500 mil unidades amplían su imagen negativa y
los medios masivos de comunicación dominantes pierden crédito por su descarada
manipulación de conciencias.
El proceso de paz de La Habana, después de alcanzar un nivel de
aceptación superior al 72% se ve contaminado por los indices adversos del
gobierno. Cae un preocupante porcentaje. Afirmaciones como aquella de que el “modelo
económico, político, militar y la inversión extranjera no se discuten”, lanzada
por De La Calle, afectaron el optimismo popular con las conversaciones de La
Habana. Las frecuentes descalificaciones y ataques del Ministro Pinzón, dice él
que en acuerdo con Santos, y de los altos jerarcas militares han diezmado el
ambiente favorable para los diálogos que permitan superar el conflicto social y
armado. La hostilidad de los funcionarios del Ministerio de Defensa contra el proceso
de paz ha hecho un tremendo daño.
El camino apropiado para fortalecer la Mesa de Conversaciones de La
Habana es aquel que consiste en ampliar los espacios de participación popular
para que toda la sociedad aporte con sus iniciativas en la construcción de los
proyectos y estrategias propias de los 6 temas de la Agenda trazada en el
Acuerdo General.
Para los días 17, 18 y 19 de diciembre se ha previsto un Foro Nacional
sobre el desarrollo rural en Bogotá, organizado por la Universidad Nacional y las
Naciones Unidas. Los potenciales democráticos de un evento como este son
evidentes. Sin querer decir que sea la formula mágica, su aporte es a todas
luces plausible, no obstante que el Jefe de Fedegan, Jose Felix Lafaurie, el
representante de latifundistas, terratenientes y paramilitares en reposo, se
haya ido lanza en ristre contra el mismo para ridiculizarlo. Para este
caballero de la hacienda rural es preferible el cenáculo oscuro de los gremios
al aporte plural de la multitud del campo colombiano.
El jefe paramilitar involucra al presidente de los ganaderos colombianos con el paramilitarismo. |
No quiero decir que sus planteamientos deban ser obstruidos con
descalificaciones personales, pero el tono insolente de su retórica no es
precisamente el del demócrata liberal que dice ser, por muchos lados
se escurre la naturaleza autoritaria de su mundo interior, que me parece es lo
que indujo la indagación penal por sus vínculos con el
paramilitarismo de Montería, en cabeza de Mancuso.
El diálogo de Santos con el Presidente Daniel Ortega de Nicaragua
en México está indicando que el matoneo y la prepotencia no son las
conductas adecuadas para resolver los problemas políticos y diplomáticos. Esa
debería ser la fórmula para las previsibles dificultades en las conversaciones
con la insurgencia revolucionaria para concretar la paz.
En todo caso, ante eventuales convulsiones y pataleos oficialistas,
las Farc han solicitado al CICR el registro, en calidad de documento especial,
del Acuerdo General para la superación de la violencia y la construcción de una
paz estable y duradera, suscrito en La Habana, lo que implica elevarlo a la
condición de un instrumento complementario del Derecho Internacional
Humanitario cuyas normas regulan los conflictos civiles internos. No son meras
formalidades al estilo del santanderismo liberal de
la élite dominante. Mas bien esa medida debe interpretarse dentro de
los códigos de lo que hoy se conoce como el pensamiento estratégico. El bloque
de constitucionalidad con los pactos internacionales incorporados al texto
superior debería reforzar la previsión hecha. Amanecerá y veremos. Es
la precaución que tanta falta hizo en La Haya y concluyó con la amputación de
100 mil kilómetros de Mar Caribe. Fracaso por el que desde hace rato
deberían haber caído cabezas. Pero, que le hacemos, así es
todo aquí. Todos estos burócratas siempre caen parados.