miércoles, 26 de diciembre de 2012

Secret freedom




Secret freedom

Darío Botero Pérez

Lo que les interesa a los monstruos que manejan a USA, es promover el individualismo hirsuto propio de los colonos aislados y huraños que la pueblan, y que tienden a conformar clanes entre semejantes cuando socializan.
Difícilmente pueden desarrollar sentimientos de solidaridad que los integren a la sociedad y les permitan compartir valores identitarios de ámbito nacional, auténticos y respetables por los demás pueblos autónomos y sin origen artificial.
Lo único que los une es su juramento a la Constitución, con su consecuente patrioterismo torpe, elemental y genocida, garantizado por la segunda enmienda constitucional que a todos les permite convertirse en sujetos armados y potencialmente asesinos, dispuestos a defender su propiedad privada por encima de la Vida misma. De hecho, tal gabela criminal les exige dar la Vida para defender los intereses de los wasp y los sionistas, sobre todo matando inocentes desconocidos cuyos territorios albergan riquezas que obnubilan y desatan la codicia de los potentados inescrupulosos.
Incidentalmente se ha tratado de campesinos elementales provenientes de todo el Mundo en busca del ilusorio “sueño americano”.
Los manipulan y envenenan otros zorros de la peor calaña y la mayor astucia, quienes suelen convertirles a las mayorías su sueño en pesadilla.
Para lograr entender las dinámicas suicidas y mortales que dirigen al Mundo y sus contenidos, conviene tener en cuenta que los masones cultos saben que la inmigración de los desgraciados abandonados y desamparados -incapaces de hallar en su patria maneras de sobrevivir, como los españoles en la actualidad-, les permite contar con una base social de ignorantes, y hasta de graduados universitarios desempleados y desperdiciados, resueltos a progresar, ávidos de supervivencia y capaces de hacer mundos pisoteando a quien sea. ¡Qué peligro!
También saben que esos miserables ambiciosos, decididos a sobrevivir como seres libres, adinerados y dignos, en una irónica expresión de eugenismo resultan ser genéticamente mejores que los bostonianos y otras lacras con ínfulas aristocráticas, que conservan su pureza racial y se niegan a mezclarse, lo cual los hace víctimas fáciles de la despreciada diversidad, propicios a enfermedades genéticas e infecciosas mucho más que sus despreciadas víctimas sociales.
Por eso temen desatar ampliamente la guerra bacteriológica, pues terminaría exterminándolos antes que a los despreciados supervivientes, que destinan para siervos tanto como para sacrificios propiciatorios que calmen a sus dioses asesinos, cuya complacencia con el olor a carne asada es vergonzosa y demostrativa de su falaz divinidad.
Pero los antiguos colonos de Texas y California, tanto como los llegados de todos los orígenes latinoamericanos –que, en su mayoría, eran discriminados porque olían a “mexicano”hasta que tuvieron que aceptar el uso de esos desodorantes ofrecidos por el consumismo, al entender que no se trataba de un asunto de orgullo nacionalista sino de aseo e higiene- han impedido, en este 2012, volver a elegir en USA alguna bestia republicana que profundice las políticas repugnantes de los Bush y demás integrantes de la Continuity of Govermment. Se han resignado a reelegir al conocido y ágil pusilánime, Barak Obama, mediocre demagogo ya conocido y, también, una ficha de esas pestes, aunque menos evidente.
No obstante, siguen siendo víctimas de los criminales que integran ese partido de rubios de preclara moral, exclusivista y evidentemente superior, según los inducen a creer sus conviccioncitas de potentados poderosos descendientes de extraterrestres o, al menos, de notables enemigos de la Humanidad; pero sin ética ni respeto hacia quien les parezca distinto y, por ende, inferior, como los palestinos ante los esclavos liberados por Moisés.
A los enemigos comunes, su deplorable y elemental egoísmo los induce a oponerse al progreso de las mayorías, tan plausible y asequible ahora cuando la productividad industrial está en condiciones de satisfacer las necesidades de consumo de todos los habitantes si se supera el absurdo individualismo capitalista que sacrifica pueblos y biosfera para mantener los privilegios de los decrépitos, mientras derrocha trabajo, insumos y energía que terminan convirtiendo el Mundo en un basurero pero que, racionalmente usados, permitirían satisfacer las necesidades de todos y de muchos más, aunque los potentados neoliberales afirmen e inculquen lo contrario a los ingenuos que les creen sus mentiras letales.
Tales bestias retrógradas prefieren apoyar la discriminación y el crimen como recursos normales para afirmar su presunta superioridad, ahora tan cuestionada debido a los asesinatos de usanos inocentes, protagonizados por sus simpatizantes, armados hasta los dientes y alienados por una cultura despreciable que le rinde culto a la violencia y la impiedad de los híper egoístas “preppers”, mientras los aleja de los valores humanos de solidaridad que habrán de liberarnos a todos en la Sociedad Democrática Global que remplace la desastrosa Historia.
La misma duda racional sobre el propósito deliberado de imponer su Apocalipsis contra los intereses de la biosfera y de la Vida, surge de la rutinaria e insoportable exterminación de palestinos, que ya no podrán seguir ejecutando impunemente las lacras que le robaron a Esaú su legítima progenitura y que pretenden ser los únicos semitas, cuando no son más que unos degenerados parásitos invasores y asesinos obsesos, presuntamente dueños de las conciencias ajenas porque insisten en considerarse los voceros de dios a quienes todos debemos someternos.
¡Así son de primitivos, ridículos y peligrosos, pues, sin lugar a ninguna duda, se consideran perfectos y modelos para los demás seres humanos!
Por fortuna, su desmesura es tan patética y sus métodos tan inhumanos, que ellos mismos están cayendo en la cuenta de que no pasan de ser unos criminales arrogantes y desatinados que apenan y descalifican como digna de sobrevivir a la especie humana. Entienden que ésta los repudia crecientemente en la medida en que insisten en su mesianismo homicida y ecocida.
Pero no podemos esperar que se suiciden o renuncien a sus privilegios.
Derrotarlos nos corresponde a todos y cada uno de quienes tenemos amor propio y conciencia de dignidad personal y social. Es indispensable y urgente si aspiramos a preservar la Vida en medio de un futuro decente y generoso que tenemos que construir entre todos los habitantes de la Aldea Global.
¡Ahí es donde y cuando cobra sentido la disposición de cada uno! Tu derecho a intervenir es incuestionable e inherente a tu existencia individual. Pero ejercerlo debe ser tu decisión, no la de quienes te manipulan, engañan y estafan.
Según la simbología maya, estamos ingresando a un nuevo período antropológico en el cual todos deberemos vivir dignamente. Para lograrlo basta repudiar la violencia y reivindicar la verdadera democracia.
Y lo estamos haciendo, abriendo y abonando las flores de la Primavera Árabe, ahora amenazada por los teocráticos pero capaz de dar todas las luchas necesarias para crear las bases de esa Sociedad Democrática Global. Ésta a todos nos involucra al ofrecernos un espacio político y social donde podemos conquistar una Vida digna desde el momento en que nos deshagamos de los potentados, ojalá por métodos incruentos.
De eso se trata el reto mundial actual para la Humanidad decente, que es la mayoritaria y, cada vez, más lúcida, informada y resuelta.
En estas circunstancias, las probabilidades para la Vida son cada vez mayores, mientras la decadencia de los potentados se vuelve inocultable y creciente, de modo que pronto hemos de vencerlos para evitar que cumplan sus planes juiciofinalistas, tanto como para alcanzar la justicia social que a todos nos reconozca el derecho a existir en las mejores condiciones posibles, disfrutando las conquistas de la ciencia y la técnica y reivindicando las conquistas de los sabios y persistentes pueblos milenarios, tan despreciadas por el Capitalismo y su expresión agónica, el Neoliberalismo, pero cuya capacidad para sobrevivir es innegable y evidente.