Por José María Carbonell,
NotiColombia Press.
La condena del general Pauselino Latorre viene a rememorar la de otros
generales incursos en delitos de lesa humanidad y delitos comunes, lo cual a su
vez ponde de presente el estado de corrupción de las fuerzas militares-narcoparamilitares.
Y eso no es nuevo. Siempre los generales –y la “alta” oficialidad- han
mamado de la teta de la corrupción. Recordemos no más los sonados casos de
compras de botas que fueron pagadas con enorme sobreprecio a fin de que los
generales que en ese momento firmaban el contrato recibieran su “parte del
ponqué”.
Ni qué decir de los generales que en contubernio impúdico se han
aliado con el narcotráfico, sus bandas puestas al servicio del proyecto
contrainsurgente, y sus dineros iban a parar a los bolsillos de esos generales.
Entre estos mencionamos apenas los que nos acordamos. Farouk Yanini Díaz,
Samudio, Salcedo Lora, Gómez de la policía, y uno muy especial, Bonett Locarno
quien apareció en una foto de la Revista Semana al lado del conocido
narco-paramilitar con el alias de “car´e vieja”.
Y como si fuera poco algunos de esos generales recibían en pago por
sus asesinatos contratos de exploración petrolera en sus empresas fachadas
porque que yo sepa el salario de general no da para montar una empresa de ese
tipo, a menos que el enriquecimiento ilícito haya sido la fuente de la riqueza
de algunos generales.
Pauselino Latorre encarna el general asesino de las fuerzas militares
de hoy. Matón a sueldo de luchadores populares no tenía ningún empacho, es
decir, ningún rescoldo moral para servir de fachada al narcotráfico para lavar
los dineros provenientes de ese criminal negocio. Su cara nos recuerda la de
los asesinos de la época del Cóndor y por ella sabemos como es la “inteligenncia”
de algunos militares.
En igual relación tenemos que señalar al general Rito Alejo del Río,
al general Mario Montoya, al general Santoyo, quienes eran fieles alumnos de la
Escuela de las Américas –escuela de asesinos contrainsurgentes- y quizá allí
aprendieron a rodearse de “malas compañía.
Esta es apenas un botón de muestra que toca las cúpulas de las fuerzas
militares, la cual llega hasta los ministros de defensa. O es que no recuerdan
que el señor Silva, “el silvadorcito”, se embolsilló 800.000 euros por la
compra de una fragata a Alemania, la cual debe andar por ahí asesinando
campesinos y guerrilleros.
La profundidad de la corrupción es tal que de ella no se ha escapado
ni presidentes en ejercicio, ni expresidentes, ni magistrados de las altas
cortes, al igual que el más humilde de los empleados sucumbe ante la corrupción
reinante en el país.
Ese es el país que pretendemos los colombianos de bien, junto a la
guerrilla de las FARC-EP,
Publicado por cambio total en CambioTotalRevista el
12/05/2012