martes, 18 de diciembre de 2012

Derecha derrotada en elecciones regionales en Venezuela




Chávez ganó las elecciones y también le viene ganando al cáncer.
 
El domingo hubo elecciones regionales en Venezuela. Hugo Chávez había
sido operado por cuarta vez de un cáncer, en Cuba. Salió bien de su
operación y sus candidatos arrasaron a la derecha en las urnas. Un
domingo de celebraciones.

EMILIO MARÍN

Chávez hizo un dramático anuncio el sábado 8 de diciembre: debía
volver a La Habana para operarse por cuarta vez de cáncer. Esa
cirugía, muy complicada, fue hecha por especialistas cubanos en la
clínica Cimeq, el martes 11. Insumió seis horas y se complicó con una
hemorragia, oportunamente conjurada, confirmando que no era una
cuestión menor como quien se opera de apéndice.
El venezolano pudo resistir y los médicos cubanos, más toda la
tecnología disponible -según agradeció el ministro de Ciencia y
Tecnología venezolana, Jorge Arreaza- hicieron posible ese resultado
positivo.
El posoperatorio llevará su tiempo. No es cuestión de “levántate y
anda”. De todas maneras, aún en la unidad asistencial habanera, Chávez
comenzó a dar instrucciones  para orientar la marcha del gobierno,
según lo confirmó Arreaza, ministro y yerno suyo.
Al lado del convaleciente hay varios dirigentes, entre ellos el
titular de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, haciendo de enlace
con el Palacio de Miraflores. Allí funge Nicolás Maduro, al que Chávez
confirmó como vicepresidente a cargo del Ejecutivo, y más, lo designó
como el hombre que los venezolanos debían votar, en caso que su
enfermedad no le permitiera asumir el 10 de enero. En las
presidenciales del pasado 7 de octubre, el actual presidente ganó con
el 55 por ciento de los votos y obtuvo un nuevo mandato para
2013-2019.
Pero si no puede asumir por sus problemas graves de salud o si luego
de hacerlo debiera dejar el cargo por esa circunstancia, la
Constitución ordena convocar a nuevos comicios en 30 días. En tal
caso, que ojalá no ocurra, el Gran Polo Patriótico y el Partido
Socialista Unido de Venezuela (PSUV) ya tienen fórmula. Es Maduro. Se
cae de maduro.
La enfermedad del bolivariano ha preocupado a amplísimos sectores de
su pueblo que  valoran la obra de estos catorce años de gobierno.
También han expresado su preocupación y afecto mandatarios, comenzando
por los de siete países que junto a Venezuela componen la Alianza
Bolivariana de nuestra América (ALBA). El sábado 15 hubo un acto y
reunión de este espacio en Caracas conmemorando el octavo aniversario
de su creación, cuando en relativa soledad Chávez y Fidel Castro le
pusieron su piedra fundacional en la capital cubana. Evo Morales llegó
a Caracas y prometió que muy pronto estará visitando al operado en la
Cimeq. Rafael Correa ya lo hizo. La lista es larga.
Entre los pocos gobernantes que no expresaron sentimientos
humanitarios debe señalarse al Premio Nobel de la Paz, Barack Obama.
Cuando la vida del operado todavía corría peligro, en declaraciones a
la televisión, aquél manifestó: “he visto políticas de Chávez
autoritarias y de represión de la disidencia”. Añadió: “obviamente lo
más importante que debemos recordar es que el futuro de Venezuela
debería estar en manos de los venezolanos”. Es que cree que en la
patria de Bolívar no mandan los venezolanos. Le gustaría que estuviera
en sus manos, como en esas 48 horas del golpe de abril de 2002, cuando
Chávez  fue derrocado y casi es fusilado en la isla de Orchilla.
Obama debería saber que ese pasado no vuelve; esa vuelta de página es
el legado de Chávez, vivo o aún muerto, algo que no logró este cáncer
casi tan maligno como la Casa Blanca.

Una victoria dedicada
El domingo 16 había elecciones regionales, donde se elegían los
gobernadores de 23 estados y 237 legisladores de los Consejos
Legislativos. Aunque sin la fuerte atracción de las presidenciales de
octubre, también se jugaban mucho el gobierno y la oposición.
Es que además de las gobernaciones y legislaturas, cuya importancia no
se puede desconocer aunque viene creciendo la envergadura de las
comunas, impulsadas por el proyecto bolivariano, había otros valores
políticos en danza por la enfermedad presidencial.
La gravedad del diagnóstico y la cirugía anticiparon una seria
posibilidad de que pronto haya que votar otra vez para presidente. Las
urnas del domingo 16 funcionaban como una especie de preliminar para
ese match donde la oposición volvería a cargar con su eterna
pretensión de pulverizar el socialismo del siglo XXI.
Del padrón de 17.4 millones de votantes, lo hizo casi el 54 por
ciento, una buena marca en un país donde el voto no es obligatorio y
tratándose de comicios regionales, que no son los más convocantes. Ese
buen caudal amplió la posibilidad de victoria de los candidatos de
Chávez. De todos modos, esa marca queda atrás del 81 por ciento de
participación en octubre, que fue todo un récord.
El Gran Polo Patriótico fue indiscutible vencedor, pues venció en 20
de los 23 estados. Pero antes de entrar en detalles conviene subrayar
que la votación fue transparente, con el sistema electoral que muchos
observadores internacionales de 18 países calificaron como uno de los
mejores del mundo. Ya esa opinión habían emitido el Centro Carter y
otras entidades con motivo del comicio presidencial. Nuevamente hubo
un éxito notable en cuanto a la eficacia y limpieza de los
procedimientos, lo que contrasta con los problemas, demoras y algunos
fraudes que registra la historia electoral estadounidense.
La Misión de Acompañamiento Internacional informó: “comprobamos la
modernidad del sistema. Su velocidad es impresionante, así como la
inviolabilidad del secreto del voto, lo que pone al sistema electoral
venezolano entre los líderes en la materia. Hemos aprendido mucho con
el acto electoral en Venezuela”. Fin a las denuncias de “fraude”.
El gobierno quería mantener sus 16 estados y ganar en los regidos por
la MUD, como Amazonas, Carabobo, Lara, Miranda, Nueva Esparta, Táchira
y Zulia.
Los resultados dados a conocer oficialmente por Tibisay Lucena,
presidenta del Consejo Supremo Electoral, escrutado el 95 por ciento
de los votos, dio pie al festejo rojo, rojito. Los de Chávez habían
ganado en los estados propios y habían recuperado cinco adversos:
Carabobo, Monagas, Nueva Esparta, Táchira y Zulia. Este último era muy
valorado pues es un distrito petrolero y con un desarrollo industrial
y económico. Era gobernado por Pablo Pérez, quien disputó con Capriles
en la interna del MUD para la candidatura presidencial y alentaba esa
ilusión para la próxima. No podrá ser. Carabobo es el tercer estado
más poblado y cuenta con el polo industrial de Valencia y Puerto
Cabello. También allí ganó el chavismo.

Premio consuelo
Junto con esos 5 estados recuperados, del lado socialista quedaron
Anzoátegui, Apure, Aragua, Barinas, Bolívar, Cojedes, Delta Amacuro,
Trujillo, Vargas, Yaracuy, Falcón, Guárico, Mérida, Portuguesa y
Sucre.
La oposición retuvo sólo tres: Amazonas, Lara y Miranda, donde
Henrique Capriles se impuso con el 50,35 por ciento frente al 46,13
por ciento del socialista Elías Jaua, ex vicepresidente y nominado por
Chávez para dar batalla en ese distrito.
Lara también era un escenario de disputa, pero su mandatario y ex
chavista, Henry Falcón, logró un caudal de más del 54 por ciento de
los votos, sacándole doce puntos al bolivariano Luis Reyes.
Con gran valor simbólico, más que estratégico, en el estado natal del
presidente, Barinas, ganó Adán Chávez, su hermano mayor. Otros
dirigentes y ex ministros, como Aristóbulo Istúriz, que supo estar en
Educación; Tareck El Aissami, en Seguridad, y Henry Rangel Silva, en
Defensa, se convirtieron en los gobernadores en Anzoátegui, Aragua y
Trujillo, respectivamente.
Un dato que muestra la amplitud de las posiciones nacionales y
bolivarianas en las Fuerzas Armadas, es que el presidente propuso como
candidatos a doce ex militares, de los cuales once lograron la
victoria. Uno de los exitosos fue Francisco Arias Cárdenas, quien
estuvo con Chávez desde sus conspiraciones de febrero de 1992, y será
el gobernador de Zulia, estado con mucha riqueza y población.
Esa incidencia de ex militares en la estructura político, habla de la
incidencia de posturas diríase “sanmartinianas” en la Argentina, pero
es visto como una muestra más del sentido “dictatorial” que tendría el
gobierno venezolano, según la mentalidad de los dirigentes del MUD y
de la embajada de Estados Unidos en Caracas (sin embajador desde
2010).
El premio consuelo de la oposición fue la victoria de Capriles en
Miranda, con una población de 2.6 millones de personas. A su favor
podrá decir que debió “bailar con la más fea”, en el sentido que el
gobierno bolivariano le puso allí a un “peso pesado” como Jaua y éste
tuvo un amplio apoyo político, proselitista y publicitario.
De todas maneras, con Miranda y dos estados más, a la derecha no le
alcanza para levantar cabeza. Capriles no tiene asegurada su
candidatura, si es que hay votación otra vez por la enfermedad del
presidente. Esta fue la elección número 17 desde diciembre de 1998 y
Chávez sólo perdió una, en 2007 en el plebiscito por la reforma
constitucional. Ha sido el triunfo número 16 del presidente, mucho más
fácil y por margen más amplio que su cuarta victoria, muy complicada y
no definitiva, contra el cáncer.