“El Congreso le tiene miedo a los militares”: senadora Moreno Piraquive
Por: Édgar Artunduaga
Fuente del portal Kienyke
Fuente del portal Kienyke
La senadora
Alexandra Moreno Piraquive, presidenta del partido MIRA, lleva una década en el
Congreso y se confiesa sorprendida por el temor que siguen inspirando los
militares.
La congresista se
retiró de las deliberaciones que terminaron con la autorización del ascenso a
33 altos oficiales, algunos investigados por “falsos positivos”.
Moreno Piraquive
considera que hay graves vicios en este proceso:
-Hay
muchas hojas de vida, muy buenas, sin ninguna tacha, sin manchas, que no son
escogidas por la Junta de Generales. Tendremos que llegar a exigir que los
altos oficiales presenten al Congreso sus declaraciones de renta, información
sobre sus bienes y propiedades. Un informe de contrainteligencia que resulte
más confiable. El caso Santoyo es la mejor demostración de que no hay
transparencia.
¿Hay mucha
laxitud con el asunto del de los ascensos?
Sí, claro. Como
el caso Santoyo hay otros. El Ministerio de Defensa informa que hay unos
filtros tan exigentes, que saben hasta los movimientos mínimos de cada oficial.
Saben si estuvieron o no en una discoteca, saben si tuvieron o no novias, cosas
tan personales. Cómo es posible, entonces, que nadie se dio cuenta del
prontuario de narcotráfico del señor Santoyo. Si ellos no van a ser los filtros
o si están tapando información, pues el Congreso tiene la obligación de hacer
una Ley y exigirles esos informes de contrainteligencia.
¿No es
confiable para usted el informe que entrega la Junta de Generales?
Los generales se
guardan la información para ellos. No la entregan al Congreso. En el Senado
nunca hemos recibido información precisa.
¿Los generales
se tapan entre ellos?
Sí. Realmente eso
es lo que yo creo, a mi modo de ver, de manera personal.
Senadora,
¿tenemos los generales o la cúpula militar y policial que nos merecemos?
Es una institución muy cerrada que tiene un
absoluto respeto y sumisión por las jerarquías. Entonces allí, claro, se forman
las roscas, los intereses particulares, lo que impide conocer la verdad.
Algunos de ellos a riesgo de perder lo que tienen en la institución han
hablado, se han quejado de los manejos irregulares, de manejos no transparentes
que tiene la Institución Militar. Es necesario que haya filtros, pero en el
Congreso, no entre los mismos militares.
Por lo que
acaba de pasar, primero con Santoyo y después con otros oficiales, parece que
el Congreso no aprende….
Yo no sé qué pasa
con el Congreso. También hay una reverencia absurda por toda la Institución
Militar, que es respetable por lo que hace, pero permeados incluso por el
narcotráfico.
¿Quién no esté
en la rosca no sube?
Es difícil, es
una queja de ellos mismos. Personas que debieron ser ascendidas son
sacrificadas por esa rosca, con la disculpa de la discrecionalidad. De manera
inexplicable sí pasan algunos investigados por graves delitos.
¿El gobierno,
el ejecutivo es suficientemente independiente frente al poder de los militares?
No. Inclusive se
lo manifestamos al señor Ministro de Defensa. Él también tiene muchas
limitaciones. Él hace las veces de notario de lo que quieren las juntas
militares. Creo que allá hay un poder absurdo, que hay que romper.
¿Si el
Ejecutivo no es independiente, y el legislativo tampoco, estamos en manos de
una Junta de Militares?
Pues
infortunadamente el Congreso no sé por qué se abstiene de hacer lo que tiene
que hacer. Ser contundente, más fuerte. El Congreso colombiano siempre ha
tenido esa convicción de ser convidado de piedra. Y eso es lo que hemos
criticado de las posiciones lánguidas frente a casos como el de los ascensos
militares.
¿Usted ve con
preocupación o con temor lo que está sucediendo, que conoce perfectamente?
Lo hemos
manifestado en público, si no actuamos con leyes más severas, el caso Santoyo
se seguirá repitiendo.
Me sorprende
que senadores como Galán, que había mostrado fuerte independencia sobre el
tema, se hayan plegado al pupitrazo…
Yo me sorprendí
también. No sé por qué cambió de posición. Con él estuvimos en la comisión
Segunda cuando se hizo el ascenso de Santoyo. Y los dos nos opusimos a ese
ascenso porque había una investigación sobre las chuzadas. Y eso era más que
suficiente para negar el ascenso. Entonces no entendemos qué motivos tuvo para
cambiar de posición.
Un periodista
avezado le recomendó a un reportero principiante: Métase con todo el mundo,
menos con los curas y los militares. ¿Usted piensa que eso es válido?
Sí, eso es muy
válido. A mí me han hecho advertencias, que no me meta con los militares porque
me puede ir mal. Entonces yo espero que Dios me guarde de cualquier cosa. Pero
tengo un deber con Colombia y he hablado, lo he hecho. Espero que esto sirva
para que cambien las cosas en el Congreso. No es por el bien mío, es por el
bien del país.
¿Y en resumen,
qué tanto es lo que le preocupa de las Fuerzas Militares?
Es una
institución que debe sumisión total a la jerarquía militar. La regla es,
entonces, obedecer y callar. El poder absoluto es de la Junta Militar, que le
entrega informes a un ministro que pasa dos o tres años en el cargo, mientras
los militares lo hacen toda la vida.
Si los filtros
están en manos exclusivas de los militares, no hay total transparencia. El
Congreso es convidado de piedra. Se impone el “tape-tape”, “no diga eso”,
‘esperemos o callemos’. Eso es normal que suceda entre los militares, pero el
Congreso está en la obligación de conocer información secreta del Estado,
privilegiada y necesaria para tomar decisiones más justas y convenientes.
¿Si Estados
Unidos no se lleva a Santoyo, si Santoyo no se entrega a las autoridades
americanas, hubiera seguido siendo el respetado general colombiano?
Claro, ese es uno
de los cuestionamientos. Aquí todos son respetados, respetables, son los
mejores policías del mundo, hasta cuando explotan situaciones graves como la
sucedida. Sin profundizar en la doble moral de Estados Unidos en el asunto.
¿En síntesis,
el Senado de la República y la Comisión Segunda que debe tramitar esos ascensos
militares, prácticamente procede de manera ligera en cada caso. ¿O en todos los
casos? ¿O a través de la vida ha sucedido lo mismo?
Sí, es normal.
Siempre ha sido un trámite notarial. Damos fe de lo que dicen las Juntas Militares.
¿Falta más
valor civil?
Claro. Hacer la
Ley es lo de menos. Es voluntad política y sobre todo valor. Abandonar ese
temor reverencial que hoy le tenemos a los militares.
¿Se siente
hablando sola, senadora?
Sí. Me siento
hablando sola en muchos temas. Pero yo creo que el Congreso empieza a
despertar. Con el traspié que tuvimos con Nicaragua… el Congreso empieza a
entender que a los temas internacionales hay que ponerles cuidado…
Se ha dicho
que el Congreso de la República es un apéndice del Ejecutivo. ¿Se confirma en
el caso de Nicaragua y se confirma en el caso de los ascensos militares?
Sí,
definitivamente. A veces somos simples notarios.