martes, 18 de diciembre de 2012

La tierra colombiana en manos de pocos: "La fantasía feudal de Lafaurie"

Son seis millones de campesinos desplazados por personajes como el jefe de Fedegan.
En la foto una familia campesina en el Valle de Cimitarra que luchan con la vida como
couta contra la sed de más tierra y sangre de los terratenientes y ganaderos.



Por Horacio Duque
José Feliz Lafaurie, es la voz cantante de los hacendados ganaderos colombianos. Una minoría de propietarios que dispone de casi 100 millones de cabezas de bovinos y la media bobada de 40 millones de hectáreas de pastos en extensas propiedades de las mejores tierras de Colombia.
José Feliz Lafaurie
Su patria chica está en el Departamento del Cesar, asiento de los más agresivos terratenientes del ganado, artífices, protectores y financiadores de los sanguinarios grupos paramilitares de Jorge 40, autores de masacres, desapariciones, homicidios y exterminios de líderes agrarios y sindicales.
Lafaurie tiene varios procesos en la Fiscalía y otras oficinas penales por sus vínculos estrechos con Mancuso, a quien le prestó asesoría en la época de su apogeo en el departamento de Córdoba, cuando tenían la más sólida alianza con el señor Uribe Vélez, para gobernar con la Seguridad Democrática, que fue una dictadura fascista de casi 10 años, desde el 2002 hasta el 2012, en que su heredero empezó a tomar distancia para salir del enredo político que ponía en riesgo la estabilidad del sistema de poder de la oligarquía colombiana, sobre todo por su hostilidad contra los gobiernos progresistas de las naciones vecinas.
A propósito del proceso de paz de La Habana, Lafaurie y la casta que representa, ha emprendido una campaña de ataques y descrédito contra la Mesa de Conversaciones y el Acuerdo general que le da soporte. 
En el tema agrario y la solución de los problemas rurales, el Presidente de Fedegan encarna un discurso obsoleto, lleno de una fantasía feudal absurda y risible. 
Para este señor, en Colombia no hay latifundio, ni pobreza rural, ni 15 millones de campesinos pobres, ni 6 millones de campesinos desplazados, ni Agroingreso seguro, ni terratenientes, ni latifundistas, ni un Víctor Carranza acaparando 1 millón de las mejores tierras, ni paramilitares, ni más de 500 mil muertos por la violencia latifundista en los últimos años, ni 5000 victimas de la UP. El campo colombiano es un paraíso adornado por millones de vacas, terneros y toretes de semental.
El jefe paramillitar acusó directamente a los ganaderos en fedegan de ser los financiadores del
paramilitarismo que se pusieron al servicio a estos.
Según Lafaurie, esas lacras de nuestro campo son un invento de la retórica marxista, una estrategia izquierdista para desprestigiar nuestra agricultura, una forma más de la lucha de clase de leninistas empecinados.
Pero los hechos son tozudos frente a la ceguera de este encumbrado y soberbio terrateniente del ganado, que se niega a debatir en el Foro agrario que se realiza en Bogotá los días 17, 18 y 19 de diciembre, las estrategias para resolver los problemas rurales que apalanquen una Colombia en paz y sin violencia latifundista.
Fernando Carrillo, el Ministro del Interior, lo ha reconvenido para decirle que no se atraviese como “una vaca muerta” en el actual proceso de paz que se adelanta en La Habana. Lo que esta muy bien y habla bien de la mentalidad abierta del funcionario.
Veo difícil que este fanático de la ultraderecha se aproxime a términos de civilización. Es un enfermizo ultramontano con mucho apego a la violencia y a los privilegios feudales. Es de los que se siente bien con los ataques del Ministro de Defensa y la cúpula militar a la Mesa de Conversaciones de La Habana, que quieren ver fracasada porque el triunfo de la paz es su sepultura.